Síguenos en nuestro canal de WhatsAppQuien se queda sordo en el momento adecuado vive mejor y conserva su paz interior.
A lo largo del tiempo, se hace evidente la importancia de prestar atención.
Principalmente a quienes realmente caminan a nuestro lado y nos apoyan. El resto es innecesario.
Mi madre tenía un sentido del humor increíble y, siendo madre de cuatro hijos, vivió la adolescencia de cada uno sin perder nunca la alegría de vivir.
Cantaba constantemente e inventaba fiestas, comidas y celebraciones espontáneas. En la cocina, con música de fondo, encontraba su terapia diaria mientras cocinaba. Sacrificó mucho para sacarnos adelante, pero nunca dejó de sonreír.
Mi madre tenía una técnica que le salvaba la vida: sabía cuándo apagar el botón de "escuchar" en el momento oportuno. No retenía nada negativo, ni palabras hirientes ni recuerdos dolorosos.
Todo lo que compartía era dulce, delicioso y feliz. Además de su perseverancia, mi madre poseía una capacidad de adaptación excepcional.
Esto también se reflejaba en su forma de cocinar. No importaba cuándo llegáramos a su casa, siempre estaba lista para preparar una comida deliciosa con lo que tuviera a mano, sin necesidad de ir al mercado.
Una de las formas en que mi madre nos demostraba su amor era a través de la comida, un amor sencillo pero verdadero. Siempre intento activar mi pequeño botón de sordera cuando lo necesito, pero no siempre lo consigo. Ciertas actitudes, palabras y situaciones aún me alteran profundamente.
Me sacuden más de lo que deberían. Sé que, dependiendo de la fuente, el dolor no debería afectarnos, ni siquiera por un segundo, porque algunas personas no merecen ni un pensamiento nuestro.
Lamentablemente, no siempre controlamos nuestros corazones y sentimientos. Sin embargo, gracias al ejemplo de mi madre, intento salir de mi tristeza lo antes posible. Trato de no llevar conmigo la oscuridad que no he causado y hago oídos sordos a quienes no me apoyan.
A medida que envejecemos, queda claro que solo debemos tener en cuenta lo que proviene de quienes realmente nos han acompañado y apoyado. El resto es innecesario. Al final del viaje, solo debemos dar cuenta de nosotros mismos.
Palabras finales:
Recuerda que no todo merece tu atención. Aprender a seleccionar lo que escuchas y a lo que respondes puede ser la clave para una vida más serena y feliz.
Mantén cerca a quienes te apoyan y te nutren, y permite que el resto pase de largo. Así, no solo conservarás tu paz, sino que también cultivarás un entorno lleno de positividad y amor.
Por Clara C.
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Imagen generada por el modelo DALL·E de OpenAI para Díapordiamesupero