Todos caemos en el engaño de creer en falsedades sobre nosotros mismos.
Historias que nos contamos que distorsionan la realidad de quiénes somos o de lo que podemos llegar a ser.
Estos engaños propiciados por uno mismo, a menudo se confunden con verdades inalterables y pueden crear barreras intangibles que impiden encontrar la felicidad.
A continuación, exponemos siete tipos de mentiras recurrentes con las que uno podría identificarse:
1. "Si sólo pudiera ___, sería feliz".
Adelante, rellena los espacios en blanco. ¿Qué te has dicho a ti que debes conseguir antes de poder ser feliz? ¿Es para casarte? ¿Conseguir un trabajo mejor?
Da igual lo que te digas que tienes que hacer, no te satisfará.
Esta es una creencia que supone que la felicidad está condicionada a una meta futura o posesión, y relega al individuo a un estado de espera perpetua, ignorando que la felicidad puede encontrarse en el presente.
2. "No me arrepiento de nada".
A pesar de que suena a fuerza y convicción, en negar los arrepentimientos también negamos las lecciones que nuestras experiencias pueden ofrecernos, obstaculizando el crecimiento personal.
Aunque seas orgulloso y digas que no te arrepientes de nada, por dentro sabes que no es verdad.
¿Sabes lo perjudicial de esta mentira? si nunca te arrepientes de nada, no puedes crecer a partir de tus errores. Desde el momento en que no te arrepientes de nada, te das permiso para que no te importe lo que haces o lo que dices.
3. "No tengo tiempo para nada".
Es una queja habitual que frecuentemente oculta una gestión del tiempo ineficiente o la dificultad para establecer prioridades en nuestra vida cotidiana.
Es una de las limitaciones más comunes que nos ponemos a nosotros mismos. Nunca tenemos tiempo para visitar a los amigos, nunca tenemos tiempo para trabajar en proyectos, y parece que tampoco tenemos tiempo para irnos de vacaciones.
Aunque puedes decirle a todo el mundo que no tienes tiempo, ésta es también una de las mentiras que la gente se dice a sí misma. Si quieres conseguir algo, encontrarás el tiempo.
Tus sueños no son inalcanzables, y cuando crees que lo son, definitivamente no eres feliz.
4. "Siempre tengo mala suerte".
Esta concepción victimista elimina cualquier responsabilidad personal en los acontecimientos de nuestra vida, lo que puede limitar el impulso para tomar medidas proactivas.
Es una de las mentiras más comunes que la gente se dice a sí misma.
En realidad, no tienes ni buena o mala suerte. Por ejemplo, en la lotería, los ganadores nacen por estadística y azar. Lo más probable es que, jugando a la lotería, no ganes. Si basas tu vida en la suerte que crees tener, la vida te decepcionará.
5. "Nunca he tenido una oportunidad en la vida".
Mira, esto sencillamente no es cierto. Si bien algunos pueden enfrentar más obstáculos que otros, esta generalización absoluta puede ser una excusa para no reconocer o aprovechar las oportunidades que sí se han presentado.
Aunque tu vida haya sido traumática, no ha sido del todo mala. Hubo alguien en tu camino que te dio la oportunidad de ser mejor, de conseguir más cosas y de curarte. Es cierto que no había mucha gente así, pero seguro que al menos había una.
Tuviste una oportunidad en la vida, y aún la tienes. Decirte esta mentira sólo exacerbará tu negatividad. Y si no tienes otra oportunidad, puede que sea culpa tuya.
6. "No puedo vivir sin ___".
Dependiendo de qué ocupe ese espacio en blanco, estas palabras pueden indicar una dependencia poco saludable hacia una persona, objeto, o situación que disminuye la propia autodeterminación.
Acá, de nuevo te pedimos que rellenes el espacio en blanco. ¿Sin qué o sin quién crees que no puedes vivir? Ahora responde, ¿de verdad crees que tu vida se acabaría si esa persona u objeto desapareciera? ¿¡Sabes!? No, no se acabaría.
¿Has puesto demasiada energía en los demás, hasta el punto de la obsesión y la dependencia mutua? Si llevas años haciéndolo, puede que sientas que morirías sin ellos.
Ésta es la verdad: no hay nada ni nadie que pueda controlar tu vida hasta ese punto.
Puedes superar cualquier cosa o a cualquier persona con el poder de una mentalidad sana.
7. "Yo soy quien soy".
Aunque es importante aceptarse, utilizar esta frase como justificación ante la posibilidad de cambiar aspectos negativos de uno mismo solo sirve para resistirse al crecimiento y a la mejora personal.
Al decir "Yo soy quien soy", estás demostrando que no estás dispuesto a cambiar ni a mejorar.
Significa decir sí a la procrastinación, a la impuntualidad y al mal carácter. Estas son sólo algunas de las excusas para el mal comportamiento.
Palabras Finales
Como puedes ver, las mentiras que la gente se cuenta a sí misma a veces pueden hacerse pasar por un rasgo de personalidad.Identificar y confrontar estas mentiras es un paso esencial para remover las barreras que uno mismo ha erigido en la búsqueda de una vida más feliz y realizada.
Por Sandra V.
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