Nunca dejes de ser una buena persona por culpa de la gente mala


Hay mucha gente mala en el mundo. No se puede evitar encontrarse con ellas.

Podemos ser fuertes, rezar, meditar e intentar crear una "burbuja protectora" a nuestro alrededor, pero nada puede evitar ese encuentro.

Estas personas llegan a nuestras vidas de muy diversas formas, y no siempre es posible darse cuenta a tiempo. Pueden estar entre nuestros compañeros de trabajo, de clase, miembros de la iglesia e incluso familiares.

Evitar que la gente mala entre en nuestras vidas es casi imposible, pero nunca dejes de ser una buena persona sólo porque te encuentres con alguien así.

Nunca dejes de ser una buena persona por culpa de la gente mala

Los verdaderos cambios vienen de nuestro interior. Y los provocados por factores externos no son realmente verdaderos cambios. No son los que necesitas, y la mayoría de las veces no se consolidan.

Estás por encima de ceder a la influencia negativa de la gente malintencionada. La capacidad de resistir la influencia externa no deseada y seguir siendo tú mismo a pesar de lo que la gente negativa quiera o de los sentimientos que intenten evocar en ti, es un rasgo de las personas verdaderamente fuertes.

Sé una buena persona contigo mismo

Querer ser una buena persona por los demás puede denominarse falsa bondad. Las buenas acciones y la amabilidad deben estar motivadas por tu sentido de ti mismo, no por lo que los demás puedan pensar de ti. Sé una buena persona ante todo contigo mismo.

“Si eres amable con los demás, ellos también lo serán contigo”.

Todo el mundo se siente mejor cuando los demás se sienten bien. Si permites que la gente mala te robe tu virtud, demuestras que nunca has sido bueno contigo mismo.

De lo contrario, la gente negativa no podría privarte de este valor. Sé una buena persona por tus propios motivos, no por los de los demás.

Ojo por ojo...

Mahatma Gandhi  dijo, “Ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. Si dejas de ser una buena persona y empiezas a hacer cosas cuestionables sólo porque el mundo está lleno de gente mala, cegarás a todos los que te rodean, haciéndoles sufrir.

La gente mala no sólo hará daño a los que te rodean, sino también a ti. Si te haces de la vista gorda ante sus acciones y empiezas a comportarte de la misma manera, sólo conseguirás aumentar su influencia sobre ti.

Pero puedes librarte de su influencia apartándote de ellos y mostrándote amable con los demás. No necesitas fomentar el odio.

Cree en la bondad

La bondad es una elección personal que refleja la esencia de quién eres, independiente de cómo los demás puedan comportarse o reaccionar.

Ser una buena persona es una virtud que va más allá de las circunstancias externas y de la inmediatez con la que se pueda percibir gratitud o reconocimiento.

Actuar con bondad hace bien no solo a aquellos que están a nuestro alrededor, sino también contribuye a la propia paz y equilibrio interior.

Ser bondadoso, en efecto, es una forma de vida que ilumina el camino propio y ajeno, aunque en ocasiones pueda parecer que pasa desapercibida.

No obstante, es importante recordar que la bondad, frecuentemente, tiene un eco silencioso, cuya resonancia está en las acciones futuras y en la calidad del impacto que dejamos en el mundo.

Mantente fiel a tus valores y permite que tu bondad sea un faro constante, sin esperar aplausos como recompensa.

Así que, si te encuentras con una persona malvada, recuerda que en el mundo sigue habiendo bondad llevada por otros. No estás solo. Mantente fuerte ante las personalidades negativas. Al hacerlo, debilitarás su influencia, reforzarás la tuya y ayudarás a crear un mundo mejor.

Por Sandra Verástegui



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