Los gatos: Reflejo del karma


La mayoría de las personas tienen una actitud positiva hacia los gatos.

Sin embargo, hay quienes sienten por ellos una antipatía inexplicable.

Los gatos les irritan, les ponen nerviosos, interfieren con ellos y provocan el deseo de ahuyentarlos inmediatamente.

A primera vista parece, ¿cuál es el problema? Bueno, a una persona no le gustan los gatos, ¡es su asunto personal! Puede que sí, pero yo digo: "¡Es un motivo para pensar seriamente!".

Los gatos: Reflejo del karma


Un gato doméstico, al igual que un perro, ha vivido cerca del hombre desde tiempos inmemoriales. Pero si la finalidad del perro era inicialmente específica y clara -caza, protección-, con los gatos todo resultó mucho más complicado.

La exterminación de pequeñas plagas, como ratas y ratones, puede considerarse un servicio colateral, pero la finalidad principal de un gato doméstico no está en esto. El gato tiene un sistema bioenergético único. Es capaz de sintonizarse con los biocampos circundantes e incluso entrar en resonancia con ellos, llevando a cabo así su rectificación y, si es necesario, su alimentación y, en casos excepcionales, incluso su recuperación total.

Las historias de los dueños de gatos domésticos sobre cómo, tras comunicarse con su gato favorito, desaparecieron sus dolores de cabeza, se normalizó su tensión arterial, no son en absoluto fábulas. Cualquier fallo en nuestro organismo se manifiesta invariablemente en forma de distorsión del aura energética, el gato lo siente y se apresura a ayudar.

Sin embargo, ahí no acaban los talentos de estas bellezas peludas. Un gato puede servir como una especie de indicador del bienestar humano. Cuando todo está en orden en nuestra vida, el gato que vive cerca de nosotros está tranquilo, duerme mucho, no descuida los procedimientos higiénicos y tiene buen apetito. Si tu gato se pone nervioso, deja de acicalarse y come mal, significa que algo va mal.

Normalmente, los gatos más sensibles reaccionan ante las peleas en la familia, y siempre se ponen de parte de los injustamente afectados en estos conflictos. Si, por ejemplo, has castigado inmerecidamente a tu hijo, el gato acudirá sin duda a él y, acariciándole y retumbándole, intentará calmarle, restablecer su equilibrio mental.

Y ahora quiero pasar, de hecho, a aquello por lo que empecé a escribir este artículo. Como cualquier conexión sutil, la relación entre un gato y un humano es bidireccional. Los gatos nos sienten, pero los humanos también sienten muy bien a los gatos. Por eso, prácticamente no hay personas indiferentes a ellos. Pueden sentir simpatía o antipatía.

Los gatos: Reflejo del karma

La simpatía es clara, pero la aversión....

Según mis observaciones, el noventa por ciento de los alcohólicos no soportaban a los gatos, la mayoría de las mujeres que conozco, cuya vida personal no destacaba precisamente por la prosperidad, declaraban con regularidad, y en el lugar y fuera de él, inequívocamente: "¡Odio a los gatos!".

Los niños que eran objeto de violencia en la familia o en la escuela trasladaban su resentimiento a los gatos callejeros o del vecindario. Hay muchos ejemplos de este tipo. Se puede afirmar que los gatos provocan emociones negativas en una persona cuyo karma no es lo suficientemente positivo.

Esas personas deberían pensar seriamente en cómo cambiar su vida, para hacerla más brillante y feliz. Y entonces estos pequeños y esponjosos gatitos no les causarán más que una sonrisa.

Por Olga D.



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