Nuestra verdadera riqueza reside en el amor, la paz mental y la preciosa compañía.
La tenemos cuando tenemos techo, comida y un lugar donde tranquilizar nuestra mente.
La verdadera riqueza se compone de cosas que el dinero no puede comprar.
Sería hipócrita negar la importancia del dinero para la felicidad.
Porque abre puertas y permite vivir experiencias que antes sólo se podían imaginar. Sin embargo, debemos reconocer que la verdadera esencia de la felicidad no reside en los bienes materiales, sino en los aspectos sencillos de la vida.
¿Puede el dinero comprar la felicidad?
La verdadera felicidad no puede medirse en términos monetarios.
No tiene precio. Ocurre cada tarde, cuando volvemos a casa del trabajo y nuestros hijos vienen a abrazarnos. Cada domingo, en las comidas familiares, recordamos los momentos alegres del pasado. También se encuentra en la risa inagotable que nos deja sin palabras cuando estamos rodeados de amigos.
Aunque la abundancia material es algo positivo, la verdadera riqueza sólo puede apreciarse plenamente cuando tenemos en nuestra vida todo lo que el dinero no puede comprar.
Nuestra verdadera riqueza reside en el amor, la tranquilidad y la valiosa compañía.
Nos sentimos realizados si tenemos una familia que nos quiere. Un trabajo que hace del mundo un lugar mejor y amigos que nos apoyan constantemente. Nuestra riqueza también se mide por tener un techo sobre nuestras cabezas. Comida en nuestros platos, y un lugar donde descansar cada noche.
Si buscamos en el dinero o la riqueza el sentido de nuestra existencia o la motivación para afrontar cada día, corremos el riesgo de no encontrar verdadera satisfacción en nuestra vida. Nos arriesgamos a no encontrar la verdadera satisfacción en nuestras propias existencias. Lo que tiene el poder de levantarnos y fortalecernos en tiempos difíciles no viene necesariamente de fuera. Viene de nuestro interior.
Porque lo que nos impulsa hacia adelante es el amor de quienes nos rodean. Las relaciones y la lealtad de nuestros amigos. Es lo que hace que la vida sea verdaderamente especial. Son los lazos que forjamos, los momentos que compartimos y los recuerdos que creamos.
La esencia que da sentido a nuestras vidas y nos transforma en personas verdaderamente realizadas no reside tanto en lo que tenemos, sino en nuestra esencia y en las personas que nos rodean. La esencia que da sentido a nuestra vida y nos transforma en personas realmente realizadas no reside tanto en lo que poseemos, sino en nuestra esencia y en la evolución diaria de nuestro Ser. Es esencial dar más valor a las cosas que el dinero no puede comprar. Porque es ahí donde reside la verdadera magia de la vida.
Quita las distracciones
Tómate un momento para dejar a un lado tu teléfono móvil. Tu auto o tu nueva casa, y dale un abrazo a la gente que aprecias. Entabla una conversación con una persona mayor. Pasa tiempo en la naturaleza para experimentar todo lo que la vida puede ofrecerte. Comprende que obsesionarse con detalles insignificantes es una enorme pérdida de tiempo.
La verdadera riqueza está hecha de cosas que el dinero no puede comprar. Lleva esta verdad a tu vida.
Por Julia L.
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