Tienes derecho a alejarte de cualquier situación en la que no te veas a ti mismo.
Tienes derecho a abandonar cualquier historia de vida en la que no te gustes a ti mismo.
Tienes derecho a abandonar una ciudad que ahoga tu luz en lugar de permitirte brillar con más intensidad.
Tienes derecho a hacer las maletas y empezar de nuevo en otro lugar, tienes derecho a cambiar de vida.
Tienes derecho a dejar un trabajo que aborreces, aunque todo el mundo te diga que no lo hagas.
Tienes derecho a buscar algo que te motive a levantarte de la cama cada día durante el resto de tu vida.
Tienes derecho a alejarte de alguien a quien quieres pero que te maltrata. Tienes derecho a ponerte a ti primero y alejarte si lo intentas una y otra vez y nada cambia.
Tienes derecho a alejarte de los malos amigos, tienes derecho a rodearte de amor, de gente que te apoye y te ayude. Tienes derecho a tomar la energía que necesitas en tu vida.
Tienes derecho a perdonarte los grandes y pequeños errores, tienes derecho a ser amable contigo mismo, a mirarte al espejo y gustarte.
Tienes derecho a liberarte de tus expectativas.
A veces pensamos que irse es malo, como si significara rendirse y abandonar. Pero a veces alejarse es lo mejor que puedes hacer por ti mismo.
Te permite cambiar el rumbo de tu vida, empezar de nuevo, descubrirte a ti mismo y al mundo. A veces marcharse significa salvarse de quedarse atrapado en el lugar equivocado con las personas erróneas.
Irse significa abrir la puerta al cambio, al crecimiento, a la oportunidad y a la liberación.
Siempre tienes la opción de marcharte hasta que encuentres tu lugar y lo que te hace feliz.
Incluso tienes derecho a dejar atrás el pasado y crear una nueva vida.
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