Las relaciones humanas son un sistema muy complejo, con muchos procesos, sentimientos y acontecimientos. A menudo ocurre que la confianza y la relación se diluyen a causa de peleas, ofensas y malentendidos. Es bueno que el culpable admita su contribución a tu dolor, que te pida perdón.
Entonces podrás hacer frente a la ofensa. Sobre todo, si no vuelve a ocurrir en el futuro. Pero ocurre que la ofensa aún permanece, o un residuo en el alma. Y entonces se hace más difícil perdonar. En algunos casos es un gran trabajo mental perdonar a una persona.
Después de todo, puedes sentirte muy herido. A menudo se trata de una traición dolorosa, y no sólo en una relación con su pareja, sino también en la amistad. En cualquier relación estrecha existe el riesgo de un gran dolor. Al fin y al cabo, la persona es muy valiosa. La gente puede vivir con este dolor durante años sin perdonar al agresor.
Con el paso del tiempo, cuando sonríes al recordar esa agresión, estás expresando tu gratitud interior.
Eso demuestra que has comprendido. Este es el proceso de curación. Así es como seguimos avanzando en nuestro camino.
Cuando piensas en lo que pasó y en las personas que estaban allí, sin ninguna herida en el corazón, es porque tú has perdonado, y cuando has perdonado, se acabó.
A lo largo de nuestra vida, acumulamos buenos momentos y malas experiencias. Los buenos momentos permanecen en nuestro corazón y los recordamos cuando los echamos de menos. Las malas experiencias, en cambio, parecen insistir en quedarse en nuestra mente y a veces nos persiguen.
Quizá sea porque necesitamos utilizar a nuestro favor lo que no funcionó, aprender de ello, reinterpretar nuestra visión del mundo y de las personas, cambiar nuestro comportamiento nocivo y alejarnos de todo lo que nos perjudica. Es casi como si nuestro instinto de supervivencia nos empujara a hacerlo.
Eso demuestra que has comprendido. Este es el proceso de curación. Así es como seguimos avanzando en nuestro camino.
Cuando piensas en lo que pasó y en las personas que estaban allí, sin ninguna herida en el corazón, es porque tú has perdonado, y cuando has perdonado, se acabó.
A lo largo de nuestra vida, acumulamos buenos momentos y malas experiencias. Los buenos momentos permanecen en nuestro corazón y los recordamos cuando los echamos de menos. Las malas experiencias, en cambio, parecen insistir en quedarse en nuestra mente y a veces nos persiguen.
Quizá sea porque necesitamos utilizar a nuestro favor lo que no funcionó, aprender de ello, reinterpretar nuestra visión del mundo y de las personas, cambiar nuestro comportamiento nocivo y alejarnos de todo lo que nos perjudica. Es casi como si nuestro instinto de supervivencia nos empujara a hacerlo.
Sin embargo, no siempre tenemos la fuerza necesaria para utilizar lo que nos duele como herramienta de aprendizaje y superación. El dolor no desaparece, tampoco no nos cambia ni nos transforma como debería.
Nadie quiere equivocarse, siempre esperamos lo mejor de las personas, de las relaciones, de la vida. Así cuando las cosas van en contra de nuestros planes y deseos, destrozando nuestros sueños por el camino, nos volvemos vulnerables y nos debilitamos. Nada parece tener sentido, nadie parece digno de confianza. Luchar contra todo esto requiere una gran fortaleza, que, sobre todo al principio de la oscuridad, somos incapaces de reunir.
Nadie quiere equivocarse, siempre esperamos lo mejor de las personas, de las relaciones, de la vida. Así cuando las cosas van en contra de nuestros planes y deseos, destrozando nuestros sueños por el camino, nos volvemos vulnerables y nos debilitamos. Nada parece tener sentido, nadie parece digno de confianza. Luchar contra todo esto requiere una gran fortaleza, que, sobre todo al principio de la oscuridad, somos incapaces de reunir.
Intentamos seguir adelante con nuestras vidas, poniendo buena cara, aunque por dentro nos estemos desmoronando. En momentos así, merece la pena tener a alguien en quien confiar, bien sea un familiar, un amigo o un profesional. Porque si sólo confiamos en lo que llevamos dentro, no conseguiremos gran cosa, salvo arrepentimiento, culpa e impotencia.
Las personas que ven nuestras tormentas desde fuera tienen una visión menos emocional de lo que nos ha pasado y seguramente analizarán todo con más coherencia y esperanza.
Lo importante es seguir adelante, no renunciar jamás a ser feliz. Tras dolorosas decepciones, pérdidas irreparables y situaciones devastadoras, nunca volveremos a ser los mismos.
Necesitamos vaciarnos por dentro para reconstruirnos y renovarnos poco a poco, lejos del dolor del ayer. Entonces cambiamos, sólo por dentro. Continuamos avanzando.
No hay otro camino. Cuando recuerdas lo que pasó y a las personas que estaban allí, sin ninguna herida en el corazón, es porque te has perdonado, y has perdonado. Ese es el final. Cuando sonríes al recordar algo, es la gratitud que hay dentro de ti la que se expresa. Demuestra que has comprendido. Ese es el proceso de curación. Así es como seguimos avanzando en nuestro camino.
Lo importante es seguir adelante, no renunciar jamás a ser feliz. Tras dolorosas decepciones, pérdidas irreparables y situaciones devastadoras, nunca volveremos a ser los mismos.
Necesitamos vaciarnos por dentro para reconstruirnos y renovarnos poco a poco, lejos del dolor del ayer. Entonces cambiamos, sólo por dentro. Continuamos avanzando.
No hay otro camino. Cuando recuerdas lo que pasó y a las personas que estaban allí, sin ninguna herida en el corazón, es porque te has perdonado, y has perdonado. Ese es el final. Cuando sonríes al recordar algo, es la gratitud que hay dentro de ti la que se expresa. Demuestra que has comprendido. Ese es el proceso de curación. Así es como seguimos avanzando en nuestro camino.
Palabras finales
- El perdón es un acto poderoso que puede liberarnos de la carga de la ira y el resentimiento.
- El perdón no consiste en olvidar lo ocurrido, sino en aprender de nuestras experiencias y utilizarlas para crear un futuro mejor.
- El perdón requiere ser fuerte y valiente.
- El perdón no está condicionado al arrepentimiento o las disculpas de la otra persona.
- Al perdonar, podemos liberarnos de la prisión de la ira y descubrir la libertad y la paz.
En conclusión, el perdón es un acto poderoso que puede traer paz y libertad a nuestras vidas.
Recuerda que perdonar no es olvidar, sino dejar atrás el dolor y seguir adelante para crear un futuro mejor.
Por Sandra V.
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⚠️Aviso Importante: ⚠️ Este contenido se proporciona solo con fines informativos y educativos. No debe interpretarse ni usarse como sustituto del diagnóstico, consejo o tratamiento profesional. Si tienes preocupaciones o dudas, consulta siempre a un especialista de confianza.