Síguenos en nuestro canal de WhatsAppUna doctora, una señora mayor, daba una conferencia en la facultad de medicina militar. Había trabajado toda su vida en el hospital infantil. Una vez dijo algo muy interesante.
Sus hijos habían contraído todas las enfermedades infecciosas posibles, a pesar de que ella es médico y los cuidaba muy bien.
Eran niños muy activos, alegres y bien alimentados, y la doctora tomaba todas las medidas de seguridad que se le ocurrían y respetaba las normas sanitarias y de higiene, pero los niños continuaban contrayendo virus y bacterias.
Cuando llegaba a casa, se duchaba y se ponía ropa de casa casi estéril. Se lavaba constantemente las manos y utilizaba desinfectantes, pero los niños contraían exactamente las mismas enfermedades que los pacientes que ella trataba en el hospital. Enfermando inmediatamente si ella tenía un caso particularmente difícil y desagradable en el trabajo.
Sus hijos habían contraído todas las enfermedades infecciosas posibles, a pesar de que ella es médico y los cuidaba muy bien.
Eran niños muy activos, alegres y bien alimentados, y la doctora tomaba todas las medidas de seguridad que se le ocurrían y respetaba las normas sanitarias y de higiene, pero los niños continuaban contrayendo virus y bacterias.
Cuando llegaba a casa, se duchaba y se ponía ropa de casa casi estéril. Se lavaba constantemente las manos y utilizaba desinfectantes, pero los niños contraían exactamente las mismas enfermedades que los pacientes que ella trataba en el hospital. Enfermando inmediatamente si ella tenía un caso particularmente difícil y desagradable en el trabajo.
Ni las vitaminas ni el fortalecimiento del sistema inmunitario ayudaban, así que la doctora cayó en la desesperación. Incluso pensó en llevar a los niños a Moscú, que en aquella época era uno de los pocos lugares que contaba con laboratorios especiales equipados para realizar pruebas del sistema inmunitario.
Un día, la doctora tuvo un caso muy difícil en el trabajo y estaba agotada, pero temía irse directamente a casa porque pensaba que sus hijos volverían a enfermar. Así que decidió ir al cine y vio una película de aventuras con Indiana Jones. Después de la película, con un sentimiento de culpa y emoción al mismo tiempo, regresó a casa.
Un día, la doctora tuvo un caso muy difícil en el trabajo y estaba agotada, pero temía irse directamente a casa porque pensaba que sus hijos volverían a enfermar. Así que decidió ir al cine y vio una película de aventuras con Indiana Jones. Después de la película, con un sentimiento de culpa y emoción al mismo tiempo, regresó a casa.
Los niños no se pusieron enfermos. Siguieron saltando y riendo como deberían hacer todos los niños sanos. La siguiente vez que el médico tuvo un caso difícil, fue a visitar a su amiga, donde bebió té con galletas, charló y rió. Nuevamente los niños se mantuvieron sanos.
La doctora era muy inteligente y se dio cuenta de que debía ir a algún sitio bonito después del trabajo, en vez de irse directamente a casa, por muy cansada que se sintiera.
Empezó a pasear por los bonitos parques, donde había hermosas flores y fuentes. Luego daba una vuelta por la plaza, se sentaba en los bancos y sólo después volvía a casa.
Y los niños se quedaban bien. Era muy aguda y llegó a la conclusión de que no se trataba sólo de microbios, virus y bacterias.
En realidad, las enfermedades estaban infundidas en los pensamientos que llevaba a casa cada noche después del trabajo. Los pensamientos negativos afectaban mucho a sus hijos.
Y esta simple y primitiva, en el fondo, conclusión, era correcta - desde entonces no había enfermedades en la casa. Por lo tanto, no debes correr a casa con la gente que quieres después de haber tenido una pelea, o de haber estado en un lugar donde no pasan muchas cosas positivas.
Tú, sin querer, les traes algo malo; tristeza y estrés. Aunque no hables de lo que has pasado, tus pensamientos y sentimientos sí lo hacen.
Después de una escena desagradable, las cosas tienen que cambiar. Una vez que hayas sacado todo lo malo de tu sistema, podrás volver a casa, donde te sentirás relajado y seguro. ¿Cómo funciona? Los científicos están intentando averiguarlo, pero está claro que funciona.
Por Alma Consciente
La doctora era muy inteligente y se dio cuenta de que debía ir a algún sitio bonito después del trabajo, en vez de irse directamente a casa, por muy cansada que se sintiera.
Empezó a pasear por los bonitos parques, donde había hermosas flores y fuentes. Luego daba una vuelta por la plaza, se sentaba en los bancos y sólo después volvía a casa.
Y los niños se quedaban bien. Era muy aguda y llegó a la conclusión de que no se trataba sólo de microbios, virus y bacterias.
En realidad, las enfermedades estaban infundidas en los pensamientos que llevaba a casa cada noche después del trabajo. Los pensamientos negativos afectaban mucho a sus hijos.
Y esta simple y primitiva, en el fondo, conclusión, era correcta - desde entonces no había enfermedades en la casa. Por lo tanto, no debes correr a casa con la gente que quieres después de haber tenido una pelea, o de haber estado en un lugar donde no pasan muchas cosas positivas.
Tú, sin querer, les traes algo malo; tristeza y estrés. Aunque no hables de lo que has pasado, tus pensamientos y sentimientos sí lo hacen.
Después de una escena desagradable, las cosas tienen que cambiar. Una vez que hayas sacado todo lo malo de tu sistema, podrás volver a casa, donde te sentirás relajado y seguro. ¿Cómo funciona? Los científicos están intentando averiguarlo, pero está claro que funciona.
Por Alma Consciente
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