Sentía que era bastante mayor que los demás niños de la zona, aunque “madura” no fuera la palabra más adecuada.
Cuando intentaba explicárselo a la gente en aquella época, la analogía que mejor parecía funcionar era que era como si hubiera experimentado cientos de años de vida en sólo 16 años.
A lo largo de los años, he conectado con algunas almas viejas que me han escuchado hablar de mis experiencias. Les hablé de mis percepciones y les introduje en el concepto de Almas Viejas.
A lo largo de los años que he pasado guiando a las almas viejas y ayudándolas en su viaje hacia la iluminación espiritual, he notado una serie de desafíos.
Es esencial tener en cuenta que el solo hecho de tener un alma vieja no implica de por sí que uno sea “omnisciente” o impecable.
Más bien, es una indicación de la edad de la energía conocida como tu alma. Dicho esto, los siguientes son algunos de los problemas más significativos que he observado y encontrado de primera mano:
1. No sentirse realmente comprendido
Las personas con almas viejas pueden parecer extrañas debido al hecho de que a menudo tienen ideales y normas de vida poco convencionales.
No encuentran especialmente interesante la búsqueda de la riqueza, la abundancia de posesiones caras y otros aspectos de un estilo de vida materialista y como resultado, a menudo se sienten desconectados tanto de sí mismos como del llamado “mundo real”.
Esto puede parecer extraño a la mayoría de la gente, dado que vivimos en un mundo cada vez más dominado por el consumismo.
Puede ser un reto sentir que alguien te entiende de verdad y comprender qué es lo que te motiva en la vida cuando tú y esa persona tiene expectativas e ideas diferentes sobre la vida.
2. Eres la “oveja negra”
Las almas viejas tienen una capacidad penetrante para conectar con lo más profundo de las personas de su vida, lo que puede acarrearles muchos enemigos. También pueden formar muchas relaciones fuertes con los demás.
Las almas viejas tienen un deseo innato de ser sinceras, incluso si eso significa exponer verdades incómodas, como el hecho de que muchos problemas están causados por la inmadurez o la falta de responsabilidad.
Los que están abiertos a nuevas ideas te escucharán y te encontrarán atractivo, mientras que otros no lo harán. Por ello, las almas viejas suelen asumir el papel de “abogados del diablo” u “ovejas negras” entre su círculo de amigos o familiares.
3. Eres un marginado social
Las almas viejas, como cualquier otra persona que ve el mundo de forma diferente a la mayoría, son propensas a sentir una gran alienación del resto de la sociedad.
Dado que no se ajustan a los estándares que la sociedad admira y valora (carrera, materialismo, estatus, etcétera), la gente tiende a verlos como extraños, fuera de lo común y poco convencionales.
4. La gente a veces no entiende lo tolerante e indulgente que puedes llegar a ser.
Las personas con alma vieja son más propensas a ver la vida desde un punto de vista filosófico y a percibir un abanico más amplio de posibilidades.
¿Qué implica eso exactamente? Las almas viejas son las que se ven obligadas a superar grandes obstáculos. Tienen la sabiduría de reconocer que incluso las experiencias más duras de la vida representan una oportunidad para desarrollar nuestro carácter y hacernos más resistentes.
5. A menudo te etiquetan mal
Etiquetar a la gente es algo que a todos nos gusta hacer y se nos da muy bien. Al asignar una etiqueta a alguien, damos la impresión de que “conocemos” a esa persona.
Por otra parte, la complejidad de los seres humanos hace imposible clasificarlos en un único grupo fijo de individuos.
En este contexto, a menudo se hace referencia a las almas viejas con una amplia gama de nombres despectivos, como “beatniks” a “hippies”, “anarquistas” a “frikis de la nueva era”.
Aunque no se puede luchar contra las etiquetas, sí se puede intentar utilizarlas de forma positiva. Las etiquetas pueden servir como guías y señales para tomar conciencia de una cualidad que muchos de nosotros compartimos.
Estas cualidades variarán en intensidad y fuerza para cada uno de nosotros, pero al menos nos ayudarán a entendernos a nosotros mismos (y a la gente que nos rodea) un poco mejor.
6. Piensas mucho
Las personas que piensan mucho intentan descubrir la sabiduría de la vida. Sus pensamientos van mucho más allá de los confines de la existencia humana.
No son las ensoñaciones habituales, porque reflexionar sobre ellas conduce a una iluminación que va mucho más allá de la gente corriente.
Cuando la vida te da limones, ¿qué haces con ellos? Eres un excelente ejemplo del tipo de persona que reflexiona sobre estas cuestiones.
Una persona que piensa de verdad. Por eso, tiendes a pensar demasiado. Empiezas a cuestionarte el propósito de tu vida y las oportunidades que presenta.
Puedes perderte en ello. Porque, mientras que por un lado tienes esa increíble perspicacia y sabiduría, por el otro puede ser un auténtico caos.
Siempre va a haber dos lados de cada historia, y tratar de decidir cuál creer puede sentirse como un infierno.
7. Puede que te vean como un solitario
Las almas viejas buscan relaciones duraderas, productivas y significativas en todas las facetas de la vida.
Prefieren tener un puñado de amigos íntimos que docenas de conocidos a los que apenas conocen.
Las almas viejas, como los introvertidos, prefieren concentrar su energía social en personas con las que puedan mantener conversaciones significativas, y aborrecen cuando se les presiona para que socialicen más o hagan más amigos.
A las almas viejas tampoco les gusta que les digan que deberían ser más extrovertidas.
8. Hablas un idioma completamente distinto
Las palabras son símbolos que cada uno de nosotros carga con definiciones propias y únicas, según las experiencias vitales únicas asociadas a cada palabra.
Las cosas que tú asocias con el amor son muy diferentes de las que otros asocian con el amor.
Por ejemplo, algunas personas asocian el amor con la lealtad y la amistad, mientras que otras piensan en él como un recuerdo de una relación pasada que acabó mal y les hace sentirse extremadamente vulnerables cada vez que se menciona la palabra.
Las almas viejas son conscientes de esta limitación y, en consecuencia, les cuesta mucho expresar plenamente lo que quieren decir.
Sienten que hablan un idioma muy diferente al de los demás, y esto les dificulta mucho comunicarse con eficacia.
9. No están seguros de si alguna vez encontrarán su hogar
Ser un alma vieja conlleva una serie de retos, uno de los más comunes es la incapacidad de sentir alguna vez que realmente perteneces a los demás.
Las almas viejas pueden tener dificultades para encontrar su lugar en este mundo, aunque hayan pasado toda su vida en la misma ciudad.
Siempre estás buscando personas que compartan tus valores y una comunidad en la que puedas sentir que realmente perteneces.
10. El deseo de soledad puede afectar a tus relaciones
Ser un alma vieja puede ser a veces una experiencia muy solitaria. Cuando estás agotado, necesitas algo de tiempo a solas para sentarte y reflexionar sobre la vida mientras recargas las pilas, pero esto puede resultar frustrante para las personas más cercanas a ti, como amigos y familiares.
Te quieren y no se cansan de tu compañía. Si ellos no sacan también su energía de sí mismos y entienden la necesidad de estar solos de vez en cuando, eso puede crear problemas cuando realmente quieren que estés con ellos y tú prefieres estar en casa leyendo un libro.
Autor: Helen Felix
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Sobre el autor:
Helen es la fundadora de Spiritualify.org, donde se ocupa de todo lo relacionado con la astrología, horóscopos, guías zodiacales hasta alertas retrógradas y actualizaciones lunares. También escribe sobre otros temas de estilo de vida místico, como numerología, sanación con cristales, tarot, interpretación de sueños y mucho más.
Helen es la fundadora de Spiritualify.org, donde se ocupa de todo lo relacionado con la astrología, horóscopos, guías zodiacales hasta alertas retrógradas y actualizaciones lunares. También escribe sobre otros temas de estilo de vida místico, como numerología, sanación con cristales, tarot, interpretación de sueños y mucho más.