"Al despertar esta mañana sonrío.
Veinticuatro nuevas horas me esperan.
Prometo vivir plenamente en cada momento,
y mirar a los seres con ojos de compasión."
Nuestra vida cotidiana es una excelente oportunidad para meditar cada instante.
A medida que nos levantamos por la mañana y abrimos los ojos, podemos recitar el gatha anterior.
Tenemos la oportunidad de comenzar nuestro día con la felicidad de una sonrisa y la aspiración de dedicarnos al camino del amor y la comprensión.
Somos conscientes de que hoy es un día nuevo y fresco, y tenemos 24 horas preciosas para vivir.
Lavémonos y vistámonos en plena consciencia. Permítete el tiempo suficiente para no tener que apresurarte. Disfruta del cielo de la mañana. Respira hondo y disfruta del aire fresco y nutritivo. Mientras caminamos lentamente, dejemos que la mañana llene nuestro ser, despertando nuestro cuerpo y mente a la alegría de un nuevo día.
Compartiendo nuestra vida diaria podemos animarnos mutuamente con nuestra práctica y juntos construir diligencia y solidez. Compartir una casa con otros es una oportunidad para desarrollar comprensión y compasión por nosotros mismos y por aquellos con quienes vivimos. Al ser conscientes de las personas con las que compartimos la casa, podemos identificar y apreciar sus cualidades positivas, creando una atmósfera de armonía. Sabemos que cuando la otra persona es feliz, nosotros también somos felices.
Podemos mostrar nuestro respeto a nuestros compañeros y al espacio que compartimos al ayudar a mantenerlo limpio y ordenado. Intentamos ser considerados con ellos. De esta manera podemos crear un ambiente de apoyo para practicar la bondad amorosa a través de sus palabras, pensamientos y acciones.
El mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros compañeros practicantes es nuestra práctica de la atención plena. Nuestra sonrisa y nuestra respiración consciente comunican que estamos haciendo todo lo posible para encontrar paz dentro de nosotros mismos y esperamos contribuir a la paz en la comunidad también. Debemos recordar mantener la comunicación fluida y nuestra felicidad también fluirá.
La cocina también es un espacio de práctica meditativa. Tengamos atención cuando cocinemos o limpiemos en este espacio. Hagamos nuestra tarea de una manera relajada y serena, siguiendo nuestra respiración y manteniendo nuestra concentración en el trabajo. Podríamos comenzar nuestro trabajo dando las gracias.
Mientras cocinamos, damos suficiente tiempo para que no nos sintamos apurados. Esta conciencia nos guiará a cocinar alimentos saludables infundidos con nuestro amor y atención plena.
Cuando estamos limpiando la cocina o lavando nuestros platos, lo hacemos como si estuviéramos limpiando el altar o lavando al bebé Buda. Al lavarnos de esta manera, sentimos que la alegría y la paz se irradian dentro y alrededor de nosotros.
La meditación del té (o del café ó en la meditación comiendo) es un momento para estar en plena consciencia en un ambiente alegre y sereno. Solo para disfrutar de nuestro té juntos es suficiente. Es como una ocasión de “buenas noticias”, cuando compartimos nuestra alegría y felicidad de estar juntos.
A veces, cuando estamos tomando un té con un amigo, no nos damos cuenta del té ni de nuestro amigo sentado allí. Practicar la meditación del té es estar verdaderamente presente con nuestro té y nuestros amigos. Reconocemos que podemos vivir felices en el momento presente a pesar de todas nuestras tristezas y preocupaciones. Nos sentamos relajados sin tener que decir nada.
Cuando nos abrazamos, nuestros corazones se conectan y sabemos que no somos seres separados. Abrazar con atención y concentración puede traer reconciliación, curación, comprensión y mucha felicidad. La práctica del abrazo atento ha ayudado a muchos a reconciliarse entre ellos: padres e hijos, madres e hijas, amigos y amigos, y muchos otros.
Podemos practicar abrazar la meditación con un amigo, nuestra hija, nuestro padre, nuestro compañero o incluso con un árbol. Para practicar, primero nos inclinamos y reconocemos la presencia de los demás. Entonces podemos disfrutar de tres respiraciones conscientes profundas para llevarnos plenamente allí. Entonces podemos abrir los brazos y comenzar a abrazar. Sosteniéndose el uno al otro durante tres respiraciones de entrada y salida. Con el primer suspiro, somos conscientes de que estamos presentes en este mismo momento y estamos felices. Con el segundo suspiro, somos conscientes de que el otro está presente en este momento y también estamos felices. Con el tercer aliento, somos conscientes de que estamos aquí juntos, ahora mismo en esta tierra, y sentimos una profunda gratitud y felicidad por nuestra unidad. Entonces podemos soltar a la otra persona y hacer una reverencia para mostrar nuestro agradecimiento.
Cuando nos abrazamos de esa manera, la otra persona se vuelve real y viva. No necesitamos esperar hasta que uno de nosotros esté listo para partir para un viaje, podemos abrazarnos ahora mismo y recibir el calor y la estabilidad de nuestro amigo en el momento presente. Abrazar puede ser una práctica profunda de reconciliación. Durante el abrazo silencioso, el mensaje puede salir muy claro: “Querida, eres preciosa para mí. Lamento no haber sido atento y considerado. He cometido errores. Permíteme comenzar de nuevo. Lo prometo."
Cualquier momento del día puede ser ocasión de meditación. Te invitamos a ello.
Compartiendo nuestra vida diaria podemos animarnos mutuamente con nuestra práctica y juntos construir diligencia y solidez. Compartir una casa con otros es una oportunidad para desarrollar comprensión y compasión por nosotros mismos y por aquellos con quienes vivimos. Al ser conscientes de las personas con las que compartimos la casa, podemos identificar y apreciar sus cualidades positivas, creando una atmósfera de armonía. Sabemos que cuando la otra persona es feliz, nosotros también somos felices.
Podemos mostrar nuestro respeto a nuestros compañeros y al espacio que compartimos al ayudar a mantenerlo limpio y ordenado. Intentamos ser considerados con ellos. De esta manera podemos crear un ambiente de apoyo para practicar la bondad amorosa a través de sus palabras, pensamientos y acciones.
El mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros compañeros practicantes es nuestra práctica de la atención plena. Nuestra sonrisa y nuestra respiración consciente comunican que estamos haciendo todo lo posible para encontrar paz dentro de nosotros mismos y esperamos contribuir a la paz en la comunidad también. Debemos recordar mantener la comunicación fluida y nuestra felicidad también fluirá.
La cocina también es un espacio de práctica meditativa. Tengamos atención cuando cocinemos o limpiemos en este espacio. Hagamos nuestra tarea de una manera relajada y serena, siguiendo nuestra respiración y manteniendo nuestra concentración en el trabajo. Podríamos comenzar nuestro trabajo dando las gracias.
Mientras cocinamos, damos suficiente tiempo para que no nos sintamos apurados. Esta conciencia nos guiará a cocinar alimentos saludables infundidos con nuestro amor y atención plena.
Cuando estamos limpiando la cocina o lavando nuestros platos, lo hacemos como si estuviéramos limpiando el altar o lavando al bebé Buda. Al lavarnos de esta manera, sentimos que la alegría y la paz se irradian dentro y alrededor de nosotros.
La meditación del té (o del café ó en la meditación comiendo) es un momento para estar en plena consciencia en un ambiente alegre y sereno. Solo para disfrutar de nuestro té juntos es suficiente. Es como una ocasión de “buenas noticias”, cuando compartimos nuestra alegría y felicidad de estar juntos.
A veces, cuando estamos tomando un té con un amigo, no nos damos cuenta del té ni de nuestro amigo sentado allí. Practicar la meditación del té es estar verdaderamente presente con nuestro té y nuestros amigos. Reconocemos que podemos vivir felices en el momento presente a pesar de todas nuestras tristezas y preocupaciones. Nos sentamos relajados sin tener que decir nada.
Cuando nos abrazamos, nuestros corazones se conectan y sabemos que no somos seres separados. Abrazar con atención y concentración puede traer reconciliación, curación, comprensión y mucha felicidad. La práctica del abrazo atento ha ayudado a muchos a reconciliarse entre ellos: padres e hijos, madres e hijas, amigos y amigos, y muchos otros.
Podemos practicar abrazar la meditación con un amigo, nuestra hija, nuestro padre, nuestro compañero o incluso con un árbol. Para practicar, primero nos inclinamos y reconocemos la presencia de los demás. Entonces podemos disfrutar de tres respiraciones conscientes profundas para llevarnos plenamente allí. Entonces podemos abrir los brazos y comenzar a abrazar. Sosteniéndose el uno al otro durante tres respiraciones de entrada y salida. Con el primer suspiro, somos conscientes de que estamos presentes en este mismo momento y estamos felices. Con el segundo suspiro, somos conscientes de que el otro está presente en este momento y también estamos felices. Con el tercer aliento, somos conscientes de que estamos aquí juntos, ahora mismo en esta tierra, y sentimos una profunda gratitud y felicidad por nuestra unidad. Entonces podemos soltar a la otra persona y hacer una reverencia para mostrar nuestro agradecimiento.
Cuando nos abrazamos de esa manera, la otra persona se vuelve real y viva. No necesitamos esperar hasta que uno de nosotros esté listo para partir para un viaje, podemos abrazarnos ahora mismo y recibir el calor y la estabilidad de nuestro amigo en el momento presente. Abrazar puede ser una práctica profunda de reconciliación. Durante el abrazo silencioso, el mensaje puede salir muy claro: “Querida, eres preciosa para mí. Lamento no haber sido atento y considerado. He cometido errores. Permíteme comenzar de nuevo. Lo prometo."
Cualquier momento del día puede ser ocasión de meditación. Te invitamos a ello.
Autor: Thich Nhat Hanh
👍 COMPARTE lo positivo {+} en tu red social favorita 💡 ¡Asegúrate de guardarlo en tu tablero de Pinterest! Aprende a expandir tu consciencia y observar los cambios positivos en tu vida! Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leernos.
Fuente: https://tnhspain.com/practicas/meditacion/en-la-vida-cotidiana