“Las enseñanzas budistas pueden ayudarnos a neutralizar los temores de la mente y vivir una vida más plena” - Thomas Demarczyk
Si caminamos como un buda tal vez vivamos una vida más plena. Las costumbres del mundo moderno, con su exigente ritmo de vida, han sembrado el estrés, la ansiedad, la depresión y otras formas de neurosis que han convertido a las enfermedades mentales en uno de los principales factores de riesgo en la salud y bienestar de las personas. Más aún tras este año de pandemia.
La mente vive agitada, estresada y en el miedo. Necesitamos calmarla, serenarla y practicar formas para paliar la neurosis. No es preciso ser un monje, tan sólo caminar por la vida como si fuéramos un buda.
No se trata de ser un iluminado, sino de comprender cómo el alinearse con lo interno ayuda a nuestra felicidad y bienestar. Estas son diez lecciones del budismo que pueden ayudarnos a conseguirlo:
1- Medita…No es más que sentarse y no hacer nada
Meditar es la gran lección del Buda. Hay quien piensa en poner la mente en blanco o en una mística elevada, pero meditar no es más que sentarse y no hacer nada.
La meditación no se fuerza, al contrario, se genera soltando carga y pensamientos. Hay que sentarse en postura cómoda en un lugar íntimo y confortable. Es preciso alargar la espalda y abrir el pecho para permitir el flujo de la respiración. Desde aquí inhalamos y exhalamos largo y profundo, dejando que el silencio, la mirada interior y el aire que respiramos nos alejen del mundanal ruido. Con la práctica somos capaces de soltar y soltar, hasta llegar a un vacío fértil en que nos vemos verdaderamente, más allá de los personajes que creamos, rompiendo el velo de una realidad distorsionada. Meditar no es más que ir a dentro para ver limpia y clara nuestra conciencia. Deja que los pensamientos pasen más lentamente y entre ellos verás chispas de autoconocimiento intuitivo muy enriquecedoras.
2- Enfócate…En un mundo de distracción, conecta con la intuición
Vivimos en la cultura de la distracción, perdidos en pantallas digitales y realidades virtuales, pendientes de las redes y el multitasking. Hacemos muchas cosas, pero no somos conscientes de nada. Así, nos perdemos la experiencia de saborear, darnos cuenta y vivir plenamente. La velocidad aporta un sentido de superficialidad a la vida.
El Buda es el modelo de foco, desarrollar la atención plena para, desde el presente, experienciar plenamente y ser capaz de discernir la realidad. Si nos desenfocamos vivimos una realidad distorsionada y confusa.
Daniel Goleman dedicó un libro entero, Focus (Kairós, 2013), a este tema: “El foco interno nos ayuda a conectar con nuestras intuiciones y los valores que nos guían; el foco externo nos ayuda a navegar por el mundo que nos rodea, y el foco en los demás mejor a nuestra vida de relación.”
Lo que el Buda nos transmite y hubiera añadido es que, para navegar por el mundo que nos rodea, necesitamos poder conectar con ese foco interno de la intuición.
3- Encuentra tu camino medio…Relaciónate, sal... y también interioriza
El noble camino óctuple es, según el budismo, la vía que nos libera del sufrimiento en la vida. Para ello hay que ser correctos en nuestra conducta, habla, comprensión, acciones, esfuerzos, concentración, atención y medio de vida. No mentir, no matar, no difamar, no ser irrespetuoso ni frívolo…
Entre todo ello, encontramos el camino del medio, que nos habla de una práctica no extremista, de vivir la vida en armonía, sin llegar a los extremos, sin polarizarse.
Integrar, acoger, abrazar para encontrar el equilibrio sin renuncias extremas ni deseos desbocados. Este podría ser nuestro camino medio. Desarrolla la confianza en tu naturaleza búdica, practicando meditación y viviendo en el equilibrio. Puedes relacionarte, tener vida social, salir... y también interiorizar, saber estar sólo. Ser activo y también pasivo.
4- Sé el observador…Toma distancia, sin juzgar
Ten la capacidad de tomar distancia. Salta del personaje que interpretas. Mira desde fuera, sin juicio, sin autocrítica. Simplemente observa: ¿Quién eres? ¿Cómo te muestras al mundo? ¿Cómo te relacionas? ¿En qué momento de la vida estas? ¿Cuáles son tus anhelos? ¿Qué problemas te rodean? ¿Con qué recursos cuentas? ¿Qué es lo que más te mueve o motiva? ¿Qué necesitas soltar?
Puedes dejar que te asalten todo tipo de preguntas hasta que la mente se calle, se aquiete y puedas observarte en silencio. Sé el observador de ti mismo y del entorno que te rodea. Aprende a tomar distancia para poder observar sin que aparezca el juicio. No es cuestión de si está bien o está mal. Simplemente, es. Así se comporta un buda, sin necesidad opinar o posicionarse, tomando distancia física y mental.
5- Aprende a estar solo…La soledad nos hace crecer
Como tantos sabios, filósofos o iniciadores de religiones, el Buda debió retirarse del mundo a meditar.
Nos retiramos y abandonamos, casi deteniendo la vida, porque sólo desde el vacío llegan las más poderosas revelaciones. Sin ser santos o sabios, en una vida corriente diríamos que hay que tocar fondo para renacer.
La soledad nos hace crecer. Los amigos, la pareja, la familia acompañan pero todos tenemos un sendero que recorrer, aunque sea compartido.
Has de saber estar sólo, para ser el observador, poder meditar, encontrar tu camino del medio y saborear las experiencias de tu vida.
6- Practica el desapego, abandona las expectativas…Está bien ilusionarse, pero sin pasarse
Abandonar el apego es una de las máximas más importantes de Buda. Soltar el apego al pasado y al futuro, sin nostalgia ni expectativas. Además de liberarnos del mayor de todos los apegos, el que nos encadena a nuestro ego.
Si vives en la expectativa, deseando un futuro inmediato, te condenas a la frustración de que no ocurra como tú has previsto. Queremos controlarlo todo, pero la vida es cambio.
El deseo como mayor causa del sufrimiento es la primera máxima budista. Siendo contemporáneos, podríamos decir que está bien ilusionarse, pero sin pasarse, ni obsesionarse.
7- Sé bondadoso…Practicar la bondad crea bienestar
El Buda dice: “Reiterar en la bondad produce felicidad. Así pues, obrad bien una y otra vez. El hombre que actúa bien, es feliz en todo momento, y consciente de que ha obrado bien, va aumentando su dicha”.
Una de las herencias de la ley del karma hinduista o la lógica cartesiana. Toda acción tiene una consecuencia. También la ley de la atracción. Lo bueno atrae lo bueno y el miedo al pánico. Por tanto, en toda situación practicar la bondad, crea bienestar. Si no sabes lo que es ser bueno, escucha a tu corazón.
8- Vigila tu mente y practica el buen humor…Todos los estados de ánimo nacen en la mente
Todo está en la mente. No hay nada esencialmente bueno o malo, es el pensamiento el que lo convierte y clasifica en una u otra cosa. Por eso lo que necesitamos es poder observar nuestra mente. Refinarla, limpiarla, purificarla.
Somos lo que pensamos y nos hemos convertido en lo que estuvimos pensando. El pensamiento crea realidad y el personaje que somos. Si gruñes todo el día serás un gruñón. Si te quejas de todo, acabarás en la víctima. Así que medita, vigila tu mente y entrénate para que tu mente sea generadora de positivos y placenteros estados de ánimo.
Aunque sea impostado, practica el buen humor durante un día o comparte la jornada con alguien alegre y verás.
9 -Sé paciente y calmado…Perder los nervios no va a cambiar la realidad
La naturaleza del Buda es la serenidad. Cierra los ojos y dibuja esa media sonrisa en tu rostro, sin ser altivo ni engreído. Enfócate en que todo está bien. Las circunstancias podrían ser mejores, tal vez estás pasando un mal momento. No importa, ten paciencia y espera, porque la vida son ciclos. Al igual que el día sucede a la noche, la luz volverá a tu vida. Mientras tanto, mantén la calma. Perder los nervios no va a cambiar la realidad. Mantener la calma puede ayudarte a transitar la dificultad y a encontrar soluciones.
La paciencia y la calma son condiciones para no ser reactivo. Date tiempo antes de emprender una acción. Si saltas impulsivamente puedes cometer errores o agredir, sin querer, a personas que estimas.
10- Adáptate al cambio…Vive en la impermanencia
Queremos vivir en el plan, con todo controlado, pero la vida es cambio. Afrontamos una realidad cambiante con una mente rígida y nos estrellamos continuamente.
Practica la flexibilidad mental. Abandona ciertas creencias y obligaciones. Flexibiliza tu cuerpo practicando yoga; improvisa y no vivas siempre aferrado al plan de la agenda. Si esto no es posible en tu trabajo, hazlo durante el fin de semana y poco a poco, ves comprendiendo la práctica de estar en impermanencia.
Este año de pandemia ha sido todo un aprendizaje de cómo vivir en el cambio.
Nadie dice que caminar por la vida como un buda sea fácil. Seguir todas estas premisas es un ejercicio diario que requiere disciplina. Trata de caminar como un buda, viviendo desde el corazón, más pausado, enfocado y conectado con tu interior.
Despierta, el mundo puede ser un lugar maravilloso y tú tienes la capacidad de crear un bonito sendero. Poco antes de morir el Buda brindó a sus discípulos uno de sus mejores consejos:
“Sed vuestra propia lámpara; sed vuestro propio refugio. No busquéis refugio en otro lugar.”
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