“Solo desde una calma interna, el hombre fue capaz de descubrir y formar entornos tranquilos” -Stephen Gardiner
Anoche que me disponía a dormir, me quedé pensando cuántas emociones mal gestionadas puede ocasionar la política en las personas y en los mismos políticos claro.
¿Cuántas gastritis y cuántas colitis mezcladas con estreñimiento habrá?
Nuevas elecciones presidenciales (válido para cualquier país).
Otras elecciones relacionadas están a la vuelta de la esquina, pero además de analizar los candidatos y las propuestas, también comencé a analizar el sentir de ellos y de todos los potenciales "votantes". "
No puedo imaginar siquiera cómo puedan dormir ninguno de los candidatos, su angustia, sus enojos, el estar pensando qué decir o qué contestar. No me los imagino comiendo tranquilos o jugando con sus hijos. Imagino estrés todo el tiempo.
Y sabiendo que ya el hecho de dedicarse a la política es una búsqueda inconsciente de “un padre”, es entendible que cualquiera de los 4 esté luchando ferozmente por lograr conseguir a ese padre que nunca estuvo, hecho que los motiva a luchar contra quién sea y a decir lo que sea necesario para ganar. Esas emociones inconscientes de todos esos políticos también claro que los enferman.
Todos con presión arterial alta, todos con problemas digestivos, todos con dolores de cabeza y para qué? Para reparar cada uno a su clan, para encontrar a ese “padre” que les dé una seguridad, ese “padre” que les diga lo extraordinarios que son, ese “padre” que les dé su palmadita en la espalda.
Me he sorprendido también ver cómo la mayoría de los votantes por su lado, viven “esperando” una solución a sus problemas “desde afuera” y como la mayoría de ellos espera un cambio “desde afuera”, será posible que también estén colocando toda su salud en sus expectativas?
Toda una nación hablando pestes de uno u otro candidato e ilusionándose con un cambio. Toda una nación juzgando a uno y al otro. Los políticos por su parte, desgarrándose por decir lo más acertado en todo momento. Todo un país esperando un cambio que posiblemente no llegará, porque el cambio nunca jamás viene desde afuera. Nuestra salud, nuestras emociones no pueden estar sustentadas por aquel que llegue a la silla presidencial. No debemos ni como políticos ni como votantes, poner nuestras expectativas “en otro”.
Platicando esta semana con un amigo, él me comentaba que si ganaba tal candidato, él tenía terror a perder su dinero, sus inversiones y que eso sería “la muerte para él”. El simple hecho de decirlo me hizo ver en qué tiene puestas sus expectativas, en el dinero.
En la calle una señora le comenta a otra que si gana tal otro candidato ahora sí podrá vivir en abundancia porque “él lo ha prometido”.
Sin darse cuenta, éstas dos personas han colocado sus expectativas y su salud “en otro”, en algo “de afuera”.
Y ya puedo ver para finales de éste año a más y más personas enfermas de hígado, páncreas, vesícula, apéndice, bazo o estómago, tan sólo por las benditas elecciones y los resultados. Y puede que hasta pulmones si lo viven muy dramáticamente.
Porque todo lo que pensamos, decimos, juzgamos u “opinamos”, es una pista de ante qué somos vulnerables, es esa emoción que nos enferma. Ser claridosos es realmente gritar de qué pie cojeamos y ante qué situaciones podemos enfermar. ¿Pérdidas económicas? ¿Pérdidas de Territorio? ¿Invasión de Territorio? ¿Rencor? ¿Carencia?
Las personas están preocupadas, se siente el miedo en la población. Miedo de votar y equivocarse, miedo de no votar y equivocarse, miedo de anular su voto y equivocarse, sin darse cuenta de que inconscientemente se están enfermando. El simple hecho de estar con miedo es malo.
Y sí, suena bien bonito eso de “ser el observador”, el “deja que todo fluya”, el “que sea lo que deba ser”, sí, suena fantástico. Pero al final de cuentas se trata de afrontar nuestras decisiones “sin miedo” y sin colocar ninguna expectativa en aquel candidato que “resulta el menos peor”.
Se trata de seguir dando nuestro máximo esfuerzo día con día, se trata de disfrutar lo que hacemos a diario, se trata de amorosos con nuestra familia y con los demás, de ser amables y respetuosos, para que algún día si todo va bien, tengamos al gobernante que como pueblo merecemos. Recordando que los seres humanos no somos un país, no somos una cultura, estamos aquí en este planeta sólo para ser mejores cada día, para crecer, para aprender, vivamos en el país en el que vivamos y bajo el gobierno de quien sea.
Atraemos lo que pensamos dicen, y si todo un país vibra en el miedo de “a ver ahora quién llega a gobernarnos”, estaremos atrayendo a la peor de las opciones.
Yo no les digo que voten o que no voten, finalmente es decisión de cada persona. Sólo les pido que no pongan su salud en riesgo ni por las emociones previas al proceso, ni por las emociones posteriores al resultado.
Hagan lo que hagan, siéntanse tranquilos con ustedes mismos, hagan aquello que a ustedes en su interior los haga sentirse bien. Siéntanse en paz con ustedes mismos, para que así atraigamos al gobierno que merecemos realmente.
Así las cosas…
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Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco