Una actitud positiva puede ser un estilo de vida que nos reporte cada vez más beneficios
“Vaya desastre” piensas. Los minutos van pasando y tu tensión aumenta. No paras de pensar sobre la catástrofe que va a suceder: no vas a tener lista la tarta de cumpleaños para la fiesta sorpresa de tu amigo. Te lamentas por haberte sumido en esa responsabilidad y te preguntas cómo se te pudo olvidar comprar azúcar suficiente. Buscas por todas partes y te planteas prescindir de el, pero sabes que sin azúcar es imposible que termines la receta a la que le has dedicado tanto tiempo.
“No tengo tiempo de ir al supermercado, tampoco quiero decirles a mis amigos que no va a haber tarta. ¿Qué puedo hacer?”
“No tengo tiempo de ir al supermercado, tampoco quiero decirles a mis amigos que no va a haber tarta. ¿Qué puedo hacer?”
Hay muchos desenlaces para esta historia: quizás llames a tus amigos y les pidas que lleguen más tarde o les cuentes la situación, con el riesgo de que tengan que cambiar los planes y la sorpresa no salga bien. Puede ser que decidas ponerle sacarina, arriesgándote a alterar su sabor; o bien, los nervios te jueguen una mala pasada y termines cancelando todo.
Pase lo que pase, está claro que esta situación puede afrontarse con una mentalidad positiva. Esta forma de actuar y de pensar, no viene al azar, sino que la controlamos nosotros mismos y la construimos.
Pase lo que pase, está claro que esta situación puede afrontarse con una mentalidad positiva. Esta forma de actuar y de pensar, no viene al azar, sino que la controlamos nosotros mismos y la construimos.
“La actitud positiva puede ser un estilo de vida que nos reporte cada vez más beneficios”
En el caso que hemos descrito, si tienes actitud positiva seguramente en cuanto te hubieras percatado del problema, te hubieras puesto en marcha para buscar una solución. Probablemente hubieras corrido (literalmente) hacia la tienda más cercana o hubieras llamado a la puerta de tu vecino para que te prestara la cantidad de azúcar que necesitabas.
En definitiva: una actitud positiva te anima a actuar, a buscar soluciones y a enfrentarte a los problemas de manera efectiva.
En cambio, una actitud negativa te hace ser más pasivo y provoca que pierdas más tiempo pensando en la “desgracia” y quejándote, retroalimentando tu malestar.
Pero lo más interesante de todo esto es que una actitud positiva atrae sucesos positivos y una negativa aumenta la probabilidad de que las cosas no salgan como nos gustaría.
En definitiva: una actitud positiva te anima a actuar, a buscar soluciones y a enfrentarte a los problemas de manera efectiva.
En cambio, una actitud negativa te hace ser más pasivo y provoca que pierdas más tiempo pensando en la “desgracia” y quejándote, retroalimentando tu malestar.
Pero lo más interesante de todo esto es que una actitud positiva atrae sucesos positivos y una negativa aumenta la probabilidad de que las cosas no salgan como nos gustaría.
Entonces, ¿una actitud positiva significa que todo va a salir bien?
Podemos decir que en parte sí. Está claro que en la vida siempre van a darse sucesos desagradables y dificultades, es algo que no podemos evitar por completo. Pero con una buena actitud los contemplaremos desde un punto de vista más favorable para nosotros y además haremos probable que ocurran más cosas positivas.
El primer paso para construir una actitud positiva es ser consciente de que no todo va a salir siempre bien, pero que estamos dispuestos a recrearnos en las experiencias buenas y potenciarlas todo lo posible.
Y te preguntarás“¿por qué adoptar una actitud positiva “atrae” las cosas buenas?” No es cuestión de magia, ni estamos hablando de sucesos místicos que escapan de nuestro control. Hablamos de una habilidad que está en nuestro poder y vas a ver por qué.
Volvamos a la situación de la fiesta de cumpleaños sorpresa. Una persona negativa seguramente estaba llena de pensamientos del tipo “no voy a pedir azúcar al vecino porque no va a abrirme la puerta, o no va a querer prestármela…” Sin embargo, tú, que tienes una actitud positiva, decidiste pedirle el favor a tu vecino y te arriesgaste a probar.
Puede ser que, ese vecino que no conocías vuelva a encontrarse contigo en más ocasiones y se convierta en un buen amigo. O que te presente a su hija, esa chica que no habías tenido ocasión de conocer. Nunca se sabe qué puede ocurrir, lo cierto es que cuantas más cosas intentemos, más probabilidades tendremos de vivir experiencias agradables.
Y una actitud positiva promueve que hagamos más cosas, porque los fracasos no disminuyen nuestras ganas de seguir intentándolo, habiendo asumido que forman parte de nuestra vida y que debemos extraerle la parte positiva.
En cambio, tener una actitud negativa te inmoviliza porque sólo piensas en los riesgos. Siempre crees que todo podría ser mejor, que tienes mala suerte o que todo te va a ir mal. Esos pensamientos causan que te quedes sin hacer nada, provocando que no crees las situaciones idóneas para que los sucesos buenos ocurran.
Como dicen Álex Rovira y Fernando Trías de Bes en su libro de “La buena suerte”:
El primer paso para construir una actitud positiva es ser consciente de que no todo va a salir siempre bien, pero que estamos dispuestos a recrearnos en las experiencias buenas y potenciarlas todo lo posible.
Y te preguntarás“¿por qué adoptar una actitud positiva “atrae” las cosas buenas?” No es cuestión de magia, ni estamos hablando de sucesos místicos que escapan de nuestro control. Hablamos de una habilidad que está en nuestro poder y vas a ver por qué.
Volvamos a la situación de la fiesta de cumpleaños sorpresa. Una persona negativa seguramente estaba llena de pensamientos del tipo “no voy a pedir azúcar al vecino porque no va a abrirme la puerta, o no va a querer prestármela…” Sin embargo, tú, que tienes una actitud positiva, decidiste pedirle el favor a tu vecino y te arriesgaste a probar.
Puede ser que, ese vecino que no conocías vuelva a encontrarse contigo en más ocasiones y se convierta en un buen amigo. O que te presente a su hija, esa chica que no habías tenido ocasión de conocer. Nunca se sabe qué puede ocurrir, lo cierto es que cuantas más cosas intentemos, más probabilidades tendremos de vivir experiencias agradables.
Y una actitud positiva promueve que hagamos más cosas, porque los fracasos no disminuyen nuestras ganas de seguir intentándolo, habiendo asumido que forman parte de nuestra vida y que debemos extraerle la parte positiva.
En cambio, tener una actitud negativa te inmoviliza porque sólo piensas en los riesgos. Siempre crees que todo podría ser mejor, que tienes mala suerte o que todo te va a ir mal. Esos pensamientos causan que te quedes sin hacer nada, provocando que no crees las situaciones idóneas para que los sucesos buenos ocurran.
Como dicen Álex Rovira y Fernando Trías de Bes en su libro de “La buena suerte”:
“La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre. Muchos son los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella”.
En conclusión, la buena suerte, o, mejor dicho, que las cosas salgan bien depende de nuestra actitud.
Claves para una actitud positiva
- Intenta ver lo bueno de las cosas. Haz el ejercicio de decir más frases agradables y que transmitan positividad a la gente de tu alrededor. Incluso cuando estés solo, procura identificar esos detalles aparentemente invisibles que nos hacen estar bien día a día.
- Reconoce que la vida puede ser complicada, que a veces todo sale bien y en otros momentos, todo es un desastre. Hay cosas que no podemos controlar, pero intentaremos en la medida de lo posible manejar aquello que está a nuestro alcance: nuestra actitud y punto de vista.
- Utiliza un vocabulario positivo, comenzando a sustituir los pensamientos dañinos que son pesimistas y nos frenan. De hecho, detener el diálogo interno negativo nos ayuda a manejar el estrés, mejorando nuestra salud a largo plazo.
Esta técnica no significa ignorar y negar las situaciones desagradables, sino acercarse a éstas de forma más positiva y productiva.
- Reconoce tu propio valor: aprender a ver tu fuerza y tus cualidades positivas.
- Mantén propósitos y fija objetivos en tu vida que te motiven de verdad. Si no tienes, ¡comienza a buscarlos! Tener objetivos que te gusten en tu mente es ideal para tener una actitud positiva ante las dificultades, impidiendo que te rindas fácilmente.
- Sé paciente y enfócate en solucionar los conflictos en vez de pensar una y otra vez sobre los fracasos. Limita tus quejas.
- Desarrolla el hábito de visualizarte a ti mismo logrando tus metas y alcanzando el éxito. Piensa que puede ser posible.
- Mantén buen humor y busca la parte divertida de los sucesos.
¿Qué piensan las personas con actitud positiva?
- Yo puedo hacer esto.
- Conseguir lo que quiero depende de mí.
- Me puedo adaptar a las situaciones, me siento flexible para cambiar fácil y rápidamente.
- Si trabajo duro, vendrán cosas buenas.
- Aunque la situación se complique, seguiré luchando.
- Si esto no tiene solución, debo asumir que no puedo cambiarlo y parar de quejarme, ya que esto sólo fomenta la negatividad.