El Cuerpo de la Mujer. [Paulo Coelho]


No importa cuánto pesa. Es fascinante tocar, abrazar y acariciar el cuerpo de una mujer.

Conocer su peso no nos da ninguna emoción.

No tenemos la menor idea de cuál sea su maniquí. No importa cómo se mide en centímetros – es una cuestión de proporciones, no de medidas.

Las proporciones ideales del cuerpo de una mujer son curvilínea, rellenita, femenina. Esa clase de cuerpo que, sin duda, se nota en una fracción de segundo.

No hay belleza más irresistible en una mujer que la feminidad y la dulzura. La elegancia y el buen trato.

Si la naturaleza les dio estas formas curvilíneas, fue por una razón y reitero: ocultar estos aspectos, es como tener el mejor sofá guardado en el sótano.

Y ésta es la ley de la naturaleza; que todo el que se casa con una modelo delgada, anoréxica, bulímica y nerviosa, luego busca una amante rellenita, simpática, tranquila y llena de salud.
Ustedes nunca tendrán un comentario objetivo, de cuán lindas son, dicho por otra mujer. Ninguna mujer va a reconocer en la cara de un hombre, sinceramente, que otra mujer es hermosa.

No pueden pensar, sin parecer psicóticas que pueden entrar el mismo vestido que usaban a los 18 años. Sin embargo, si una mujer de 45 años, entra en la ropa que usaba a los 18, o tiene problemas de desarrollo o se está autodestruyendo.

Viva las mujeres que saben cómo llevar su vida con equilibrio y saben controlar su tendencia natural a las culpas. Es decir, que cuando tienen que comer, comen con voluntad (la dieta vendrá en septiembre, no antes); cuando están a dieta, hacen dieta con voluntad (sin sabotaje y sin sufrimiento); cuando tienen intimidad con su pareja, la tienen con voluntad; cuando se tiene que comprar algo que les gusta, lo compran; cuando tienen que economizar, economizan.

Algunas líneas en la cara, algunas cicatrices en el vientre, algunas estrías; no desvirtúan la belleza. Son testigos de que hicieron algo con sus vidas, que no estuvieron años en “formol” en un spa… ¡Vivieron!

El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto de la gestación de todos los hombres, donde somos alimentados, y sin querer, las llenamos de estrías, de cesáreas y otras cosas que tienen que pasar para nosotros estar vivos.

La belleza es todo esto.




Autor: Paulo Coelho
Traducción: Karem Molina Escobar