¡No es justo! - Wayne W. Dyer


La sed de justicia puede llegar a infiltrarse en tus relaciones personales y evitar que te comuniques eficientemente con las demás personas. El conocido lema " ¡No es justo!" es una de las quejas más comunes (y destructivas). Para poder considerar que algo es injusto tienes que compararte con otro individuo o con otro grupo de individuos. Tu mente funciona más o menos así: "Si ellos pueden hacerlo, yo también". "¡No es justo que tú tengas más que yo!" "Pero si yo no pude hacer eso, ¿por qué lo vas a hacer tú?" En estos casos determinas lo que es bueno para ti basándote en la conducta de otros.
Ellos, no tú, están a cargo de tus emociones. Si te sientes perturbado porque no puedes hacer algo que otra gente puede hacer o ha hecho, es porque has dejado que sean ellos los que te controlen. Cada vez que te comparas a ti mismo con cualquier otra persona, estás jugando el juego del "No es justo" y trasladándote desde tu postura de confianza en ti mismo al pensamiento externo dirigido por terceros.
Una de mis pacientes, una joven muy atractiva llamada Judy, es un buen ejemplo de este tipo de pensamiento autodestructivo. Judy llevaba cinco años de casada y se quejaba de que no era feliz en su matrimonio. En una sesión de terapia de grupo, ella hizo una dramatización de una discusión conyugal. Cuando el joven que hacía de marido de Judy, que era agente de seguros, le dijo algo desagradable, Judy inmediatamente le contestó diciendo: "¿Por qué dices eso? Yo nunca te digo cosas así". Cuando él le mencionó a sus hijos, Judy dijo, "Eso no es justo. Yo nunca mezclo a los niños en nuestras discusiones".
Cuando la interpretación de roles se dirigió hacia los proyectos de una salida nocturna, el razonamiento de Judy fue nuevamente: "Eso no es justo. Tú sales siempre y yo me tengo que quedar en casa con los niños".

Para Judy, su matrimonio debía funcionar según una lista de comparaciones. Una para ti, otra para mí. Todo tenía que ser parejo y justo. Si yo hago esto de esta manera, tú tienes que hacerlo igual. No es extraño que se sintiera herida y llena de rencores todo el tiempo, más preocupada de ajustar cuentas y reparar injusticias imaginarias que de examinar y quizá mejorar su vida conyugal.

La búsqueda de justicia de Judy era un neurótico callejón sin salida. Ella evaluaba el comportamiento de su marido basándose en su propio comportamiento y su felicidad en base al comportamiento de su marido. Si ella dejara de buscar equidad y hacer cuentas y empezara a tratar de obtener las cosas que quiere sin pretender que sean los demás los que se las brinden, o sea sin tener que depender de los demás, entonces es seguro que sus relaciones podrán mejorar.
El concepto de justicia es un concepto externo; una manera de evitar el hacerte cargo de tu propia vida. En vez de pensar en que las cosas son injustas, puedes decidir lo que realmente quieres, y ponerte a buscar los modos para lograrlo, independientemente de lo que el resto del mundo quiere o hace. El simple hecho es que todas las personas son distintas, y no importa cuánto te quejes y reclames porque los demás tienen más que tú, ya que así no lograrás ningún cambio positivo. Necesitarás eliminar las referencias venidas de fuera y tirar los prismáticos que enfocan lo que hacen los demás. Algunas personas trabajan menos y ganan más dinero. Otras personas mejoran sus posiciones por favoritismos mientras que tú eres más hábil y eficiente. Tu esposo/a y tus niños seguirán haciendo las cosas de una manera diferente a la tuya. Pero si te enfocas a ti mismo en vez de compararte con los demás, te darás cuenta de que no vale la pena molestarte por la falta de equidad y justicia.
El telón de fondo de casi todas las neurosis es dejar que el comportamiento de los demás sea más significativo, más importante que el tuyo propio. Si te cargas con frases como "Si él puede hacerlo, yo también...", vivirás tu vida según lo que piensan los demás y no creándola tú mismo a tu manera.

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Extracto de tus zonas erróneas del Dr. Wayne W. Dyer