Pasamos la primera parte de nuestra vida soñando con crecer para luego rogar para que no nos pregunten nuestra edad. ¿Te has dado cuenta que el único momento en que deseábamos ser mayores era cuando éramos pequeños?
Envejecer no es algo que tomamos demasiado en serio cuando somos niños y adolescentes, menos cuando empezamos nuestros primeros años como adultos, sino una realidad con la que aprendemos a vivir cuando sentimos el peso de los años en nuestra espalda. Pero durante el camino de nuestra vida vamos recolectando experiencias, satisfacciones, desilusiones y otros muchos sentimientos que nos ayudan a ser más fuertes y a vivir. Aquí algunas lecciones que he aprendido para envejecer con una sonrisa.
¿Te has dado cuenta que el único momento en que deseábamos ser mayores era cuando éramos pequeños?. De hecho, antes de los 10 años, usábamos las fracciones para parecer más grandes y decíamos "tengo 4 años y medio, casi 5". Sin embargo, ya no decimos tengo 37 y medio o tengo 59 rumbo a los 60.
Cuando llegamos a nuestra adolescencia, comenzamos a aumentar un poco nuestra edad, diciendo por ejemplo, tengo 16, en lugar de 15, aunque en realidad faltara mucho para nuestro cumpleaños.
Cuando cumplimos finalmente 21 fue uno de los mejores días de nuestra vida. ¡Celebrarlo era una obligación!, pero luego llegamos a los 30 y fue una verdadera tragedia. Ya no hay nada que celebrar... ¿A dónde fue toda la diversión?
Después finalmente llegamos a los 40 y fue un poco abrumador. ¿A se fue nuestra juventud? Antes de darnos cuenta ya llegamos a los 50 y nuestros sueños se han ido... Pero lo peor fue cuando cumplimos 60. ¡Nunca pensamos que lo haríamos!. Después de eso, continuamos con tanta velocidad que de repente llegamos a los 70. No nos dimos cuenta de cuándo llegaron.
Cumplimos 21, llegamos a los 30, empujamos los 40, encontramos los 50, caímos en los 60 y nos golpearon los 70. Después de esto jueves, viernes, sábado y domingo se convierten en algo del día a día. Todos los días se convierte en un círculo completo, almuerzo, tarde y llega la hora de acostarse, y esto no termina aquí, entramos en los 90 y empezamos a decir: "Sólo fueron 92 años" cuando nos referimos a años pasados.
En el camino de los 90, comienzan a pasar cosas extrañas, tenemos casi 100 años y somos niños de nuevo diciendo: "Tengo 100 y medio" cuando alguien nos pregunta cuál es nuestra edad. Cada mes, semana y día que pasa se vuelve significativo para nosotros.
Envejecer es inevitable, pero mantenernos jóvenes no es imposible, después de todo estos años, sólo quiero que recuerdes esto...
- Ignora los números como la edad, el peso y la estatura. Deja que los médicos se preocupen por eso.
- Mantén solo amigos alegres. Los gruñones no te sientan bien.
- Nunca deje de aprender. No dejes que tu edad te engañe. Puedes aprender todo lo que quieras si tu salud te lo permite.
- Disfruta las cosas pequeñas. Si no las puedes ver, búscalas!
- Ríe a menudo. La edad no puede hacer nada en contra de esto. Toma cualquier oportunidad para reír que te quedes sin respiración.
- Es bueno llorar de vez en cuando. Envejecer significa que vas a experimentar más y más dolor y más resistencia. Sólo recuerda que debes seguir adelante.
- Rodéate de lo que amas. No importa si es un familiar, una mascota, una planta o simplemente cosas. Rodéate de aquello que te haga feliz.
- Cuida tu salud. Si está bien, presérvala. Si es inestable, mejórala. Si está más allá de lo que puedes hacer, busca ayuda.
- No tomes viajes de culpabilidad. Preocuparte por experiencia del pasado no mejorará tu situación actual. Acepta las cosas como son y trata de olvidarlas.
- Dile a tus seres queridos cuánto los amas, en cada oportunidad.
Y finalmente recuerda:
"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por el número de veces que te quedas sin aliento".
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