Si tiene hijos adolescentes es una obligación que lo leas
Mi nombre es Patricia, tengo 17 años, y me encuentro al momento casi sin fuerzas, pero le pedí a la enfermera Dane, mi amiga, que me ayude a escribir esta carta, la misma que será dirigida a todos los jóvenes, antes de que sea demasiado tarde.
Yo era una joven “tranquila”, criada en una excelente familia de clase media alta de Florianópolis. Mi padre es un Ingeniero Electrónico de una empresa estatal, que siempre busco para mis dos hermanos y para mí todo el bien y lo mejor, inclusive libertad que yo nunca supe aprovechar.
A los 13 años participe y gane un concurso para modelo y maniquí para la agencia Kasting, llegando a la final del evento, donde se seleccionaron a las Nuevas Paquitas para el programa de Xuxa. Fui también seleccionada para realizar un Book para la agencia Elite en la ciudad de Sao Paulo. Siempre destacándome por mi belleza física, llamaba siempre la atención por donde pasaba.
Estudiaba en el mejor colegio de “Florida”, Corazón de Jesús. Tenía a todos los muchachos del colegio a mis pies. Los finales de semana frecuentaban los Shopping, las playas, los cines, disfrutaba con mis amigas todo lo que la vida buena tenía para ofrecer a las personas sanas, física y mentalmente.
Por ende, como la vida nos clava algunas piezas, mi destino comenzó a cambiar en Octubre de 1994. Fui con un grupo de amigos a la fiesta de OCTOBERFEST en Blumenau. Mis padres confiaban en mi proceder y me dieron la libertad sin acosarme. En Blumenau, encontré que todo era muy bueno, hicimos una calentada en el bar “Bude”, un famoso bar de la calle XV. Por la noche fuimos al “PROEB” y al “Pavilhao Galego” donde tocaba Cavalinho Branco. Todo era un movimiento de gente alocada. Yo ya había probado algunas bebidas, tomaba a escondida de mi madre el licor Amarula, pero jamás me había emborrachado.
Alrededor de las 4 de la mañana, me llevaron a un Puesto Medico, casi en un coma alcohólico, en una camilla de los bomberos que me fueron a socorrer. Me pusieron unas inyecciones de glucosa para mejorar. Cuando me fui al departamento casi “vomito las tripas”, pero mi grito de libertad se había dado.
Al día siguiente tenía un dolor de cabeza horrible, un mal estar de aquellos con la tensión pre-menstrual. El sábado conocimos un grupo de muchachos de Sao Paulo, que alquilaron un Dpto. en el mismo edificio. Ni imaginaba que ese día me estaban presentando a mi futuro asesino.
Bebí un poco el sábado. La fiesta no estaba buena, pero a las 5:30 de la mañana nos fuimos al Dpto. de los chicos, para aprovechar el saldo de la noche. Pasó de todo y me presentaron al famoso “Cigarro de Marihuana” que me ofrecieron. A un inicio resistí, pero comenzaron a llamarme de “Catarina Careta” (una especie de decirle aburrida, fume, sin vida, etc) lo que estremeció mi orgullo que hizo que termine experimentando.
La sensación fue exquisita, como dicen de bajo astral, al día siguiente antes de irme, probé de nuevo. El muchacho más viejo de ese grupo que se llamaba Marcos, hacia hileras y aspiraba un polvo blanco que cuando pregunte descubrí que era Cocaína. Me ofrecieron, pero no tuve el coraje de hacerlo ese día.
Retornamos a mi ciudad, y percibí que alguna cosa había cambiado en mi vida, sentía la necesidad de buscar nuevas experiencias y aventuras, no demore mucho tiempo para encontrarme nuevamente con mi asesino “DRUGS”.
Al poco tiempo mis mejores amigos se fueron alejando cuando comencé a juntarme con un grupo de la pesada, y sin darme cuenta ya era una dependiente química, esto a partir del momento que la droga comenzó a ser parte de mi vida cotidiana.
Hice viajes alucinantes, fume marihuana mezclada con estierco de caballo, experimente Cocaína mezclada con un montón de porquerías. La pesada y Yo descubrimos que mezclando la Cocaína con sangre, el efecto de la misma se hacía más fuerte, al poco tiempo ya compartíamos la jeringa que con la sangre de cada uno que cedíamos servía para diluir el polvo.
Al inicio la mesada que recibía de mis padres, cubría mis costos con las malditas, ya que la pesada repartía y el precio era accesible. Comencé a comprar “la blanca” a un precio el gramo, pero no demoro mucho para que se subiera al doble, al notar mi dependencia los vendedores, y mi necesidad era de unas 5 dosis diarias.
Salía el viernes y retornaba los domingos con mis “nuevos amigos”. A veces conseguíamos el “éxtasis”, bailábamos en los “Points” la noche entera y después farra. Mi comportamiento había cambiado en la casa, mis padres se dieron cuenta, pero al inicio disimulaba y les decía que ellos no tenían que meterse en mi vida.
Comencé a robar en casa pequeñas cosas, para venderlas o cambiarlas por drogas. De a poco el dinero faltaba, y para conseguir “grana” hacia programas con unos viejos que me pagaban bien.
Sentía asco de vender mi cuerpo, pero era necesario para conseguir el dinero.
Al poco tiempo toda mi familia se fue des estructurando. Fui internada diversas veces en clínicas de recuperación. Mis padres siempre con mucho amor gastaban fortunas intentando revertir el cuadro. Cuando salía de la clínica aguantaba algunos días, pero luego me estaba pinchando de nuevo.
Abandone todo: Colegio, buenos amigos y a la familia. En Diciembre de 1997 mi sentencia de muerte fue decretada; descubrí que había contraído el virus del SIDA, no sé si fue pinchándome con las agujas, o a través de las diversas relaciones sexuales, muchas veces sin protección. Debo haber contaminado a mucha gente, porque los hombres pagaban más por un sexo sin preservativo.
De a poco, mis valores, que solo ahora reconozco, fueron acabando con mi familia, mis amigos, mis padres, mi religión, mi DIOS, hasta DIOS, todo me parecía ridículo. Mi padre y mi madre hicieron de todo, por ello nunca voy a dejar de amarlos.
Ellos me dieron el bien más precioso que es la VIDA, y yo lo jugué. Estoy internada, peso 24 Kg, horrible, no quiero recibir visitas ya que no quiero que me vean así, no sé hasta cuando sobre viviré, pero desde el fondo de mi corazón les pido a los jóvenes que no se dejen llevar a ese viaje sin retorno…….porque más que seguro te vas arrepentir, así como lo estoy yo ahora, pero percibo que lo mío ya es tarde.
Nota: Patricia se encontraba internada en el Hospital Universitario de Florianópolis describe la enfermera Danelise “Dane”, Patricia falleció 14 horas más tarde de que hubiera escrito esta carta, le vino un paro respiratorio por causa del SIDA. Que se divulgara su carta fue su último deseo.
Yo me atreví a traducir esta carta para hacerla pública en nuestro país y pueda ayudar a muchos padres que no tienen la confianza de hablar con sus hijos respecto a este mal que son las drogas, creo que la lectura de esta facilitara el dialogo.
De mi parte cumplo con el deseo de Patricia que murió a consecuencia de las DROGAS.
Fuente: http://elbocon.com.uy/