Si quieres escapar de la dicotomía de sentirte bien cuando alguien habla bien de ti y mal cuando alguien habla mal de ti, escucha estas palabras con las que Thich Nhat Hanh contestó a la apremiante pregunta de una adolescente
La mayoría de las personas se guía por las presiones sociales: somos animales políticos y el colectivo resuena en nuestro interior. Esto es algo natural, siendo parte de una especie cableada para buscar la aprobación y la seguridad que brindan los signos de confort social: las sonrisas, los asentimientos, los gestos de simpatía. Sin embargo, esto a veces nos puede llevar a un infierno interno o a una parálisis enajenante en la que nuestros actos y pensamientos son determinados por nuestra preocupación por cómo serán recibidos por los demás.
En una conferencia con el monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh, una niña se atrevió a preguntarle sobre la enorme influencia que los demás ejercen en nuestra vida psíquica. “Cuando alguien habla bien de mí me siento feliz, cuando alguien habla mal de mí me siento infeliz”. Esto es problemático porque nos deja como veletas de las opiniones externas y nos hace completamente dependientes de factores que no podemos controlar.
Thich Nhat Hanh, quien también es poeta, explica que para escapar de esta tiranía de los juicios ajenos es importante explorar profundamente la propia conciencia y encontrar una epifanía (“insight”), esa médula de certidumbre (que tal vez alguien identificaría con el alma), y desde esa profundidad moverse:
Ten fe en ti misma. Si vemos las cosas profundamente, las entenderemos… y [así] encuentras ese insight, lo que te da confianza en ti misma–encuentras la paz respirando y crees en ello… practicas respiración consciente y sabes, por tu propia experiencia, que eso te ayuda, así que las opiniones de las otras personas no te hacen abandonar esa creencia… te das cuenta también que la noción de la belleza difiere entre cada persona… son sólo nociones y opiniones, cada quien piensa distinto… pero sabes que eres una flor en el jardín de la humanidad, perteneces al reino de Dios como cualquier cosa… eres la continuación de esta belleza y las opiniones de los demás no te afectan… Puedes así cultivar la semilla de la compasión en ti y saber que tienes un valor.
El monje vietnamita le cuenta una historia sobre lo que le ocurrió en la guerra, cuando en su pueblo decidieron no tomar partido entre los bandos en conflicto:
Pensaban que éramos estúpidos porque no tomamos un partido, si tomas algún partido al menos te protegerá uno de ellos, pero si crees que tu camino es la compasión, sigues adelante… muchos pensaban que éramos comunistas, otros pensaron que éramos proamericanos, pero de todas maneras continuamos con nuestro camino, porque creímos en nuestros valores… si continuas así serás como una montaña que no puede ser asaltada por las opiniones, así que buena suerte.
En otras palabras, Thich Nhat Hanh señala que la clave es creer en ti mismo y practicar la compasión, habiendo descubierto la belleza del mundo del que somos parte.