La llave que revela tu potencial ilimitado es el amor, que es quien te libera y cura; aunque el amor -ya sabes- empieza por ti. Y es que no tiene sentido buscar fuera lo que no te das a ti mismo.
Date siempre amor pues pienses lo que pienses, hagas lo que hagas o digas lo que digas, siempre mereces respeto.
Venimos a aprender, a imaginar, a crecer como personas y a tomar conciencia y podemos equivocarnos y rectificar, pero en ningún momento debemos dejar de respetarnos.
Cuando abrimos nuestro corazón, empezamos a experimentar la infinita reserva de amor de que disponemos y apreciamos lo extraordinario que es estar vivo y en posesión del don más preciado del universo, que es la propia vida.
Pensémoslo durante un momento, y es que ahora, en este instante, poseemos algo más valioso que todas las riquezas del mundo.
Estamos vivos.
Una actitud de agradecimiento por ello es el primer ingrediente de la receta de la autoestima. Y es que aunque quieras, no podrás dar a los demás más amor del que te das a ti mismo, ni recibir más amor del que recibes de ti mismo.
El amor incondicional, como la caridad empieza por uno mismo. Empieza pues a amarte, a respetarte y a reconocerte cada día.
Aceptarme como soy , con aquellas cosas que me gustan de mí y que deseo conservar, y con esas otras que no me gustan y que desearía cambiar sin dejar por ello de amarme, de reconocerme, de respetarme, y de aceptarme es el primer paso hacia una buena autoestima.
Me acepto y me quiero con mis incertidumbres y contradicciones, y me permito ser como soy, sin criticarme ni maltratarme, y de ésta manera creo el contexto adecuado para que se pueda producir el cambio en aquellas cosas que desearía cambiar, a través del amor, de la ilusión y de la toma de conciencia.
No importa en qué momento empezamos a lastimarnos.
Debemos parar lo antes posible, y para ello podemos comenzar por darnos un enorme abrazo mental y emocional.
En tu diálogo interior te dirás que es maravilloso ser quien eres, y que no hay nada malo en ti. Si nos hemos equivocado lo hicimos lo mejor que hemos podido y que hemos sabido en cada situación o circunstancia. Podemos acariciarnos a nosotros mismos y a nuestras vidas.
Podemos animarnos y amarnos. Podemos aceptar a nuestro maravilloso yo con todas sus faltas y flaquezas, pero también con todas sus virtudes y valores.
Y demos gracias por estar vivos.
Y por tantas cosas buenas.
Porque cada uno de nosotros es único.
Por poder vivir cada uno su propia vida.
Forjando su destino, tomando sus decisiones.
Amando a los demás.
Amándote a ti mismo.
Por Marisa Navarro
Doctora en medicina, psicoterapeuta y escritora
Autora del libro La Medicina Emocional
Vía Tu nueva Informaciónver La medicina emocional en myLIBRETO