En nuestra sociedad, la práctica de dar propina ha venido a reflejar, no que el servicio o la atención es de buena calidad, sino el grado de culpabilidad de la persona beneficiaria del servicio.
Los camareros y camareras eficientes, los chóferes de taxi, botones y otros empleados domésticos se han dado cuenta de que la mayoría de la gente no puede enfrentarse con el sentimiento de culpabilidad que les produce el no comportarse correctamente, y que darán la propina establecida sin que esto tenga relación alguna con la calidad del servicio recibido. Así pues el gesto ostentoso de la mano estirada, los comentarios desagradables y las miradas intencionadas están destinados a producir un sentimiento de culpabilidad y seguidamente, lo más rápido posible, la gran propina.
El ser desordenado, el fumar y otros comportamientos inaceptables por el estilo pueden ser motivos de culpa. Si por ejemplo dejaste caer un cigarrillo o un vaso de papel, la mirada severa de un extraño puede sumirte en paroxismos de culpabilidad por haberte comportado de una manera torpe.
En vez de sentirte culpable por algo que ya hiciste, ¿por qué no decides más bien no volver a comportarte de una manera antisocial o torpe?
Los regímenes para adelgazar son una actividad cargada de culpa. El que está haciendo dieta, se come un caramelo y se siente culpable todo un día recordando su debilidad de un momento. Si estás tratando de perder peso y caes en comportamientos contraproducentes, puedes aprender de ellos y hacer lo posible para ser más eficiente en tu momento presente. Pero el sentirse culpable y lleno de autorreproches es una pérdida de tiempo, pues si te sientes así durante mucho tiempo es muy probable que volverás a comer en exceso como una manera de salirte de tu dilema, una manera neurótica por cierto.
LA CULPABILIDAD EN LAS RELACIONES SEXUALES
Quizás el sexo sea la actividad que más culpa produce en nuestra sociedad. Ya hemos visto cómo los padres engendran culpa en los niños por hechos o pensamientos relacionados con el sexo. Y los adultos no se sienten menos culpables en los asuntos del sexo. La gente se introduce subrepticiamente en las salas en que se proyectan películas pornográficas para que los demás no vean lo depravados que son. Mucha gente no quiere reconocer que disfrutan con ciertas prácticas sexuales como puede ser el sexo oral y se sienten culpables de sólo pensar en ello.
Las fantasías sexuales son también productoras muy eficientes de culpa. Muchas personas se sienten incómodas por tener tales pensamientos y niegan su existencia en privado, o incluso en sus sesiones de terapia. En efecto, si yo tuviese que localizar un centro para la culpabilidad en el cuerpo humano, lo pondría en el sexo.
Esta es sólo una pequeña lista de las influencias culturales que conspiran para impulsarte a escoger la culpa. Ahora echemos una mirada a las retribuciones psicológicas del sentimiento de culpabilidad. No te olvides que sea cual sea el dividendo éste será siempre autofrustrante y recuérdalo la próxima vez que prefieras la culpa a la libertad.
LAS RETRIBUCIONES PSICOLÓGICAS DE LA ELECCIÓN DE LA CULPABILIDAD
He aquí las razones más básicas para escoger el desperdiciar tu presente sintiéndote culpable por cosas que hiciste o dejaste de hacer en el pasado.
- Si absorbes tus momentos presentes sintiéndote culpable por algo que ya sucedió, no tendrás que emplear tu momento actual en actividades eficientes y provechosas. Simplemente, como muchos comportamientos autofrustrantes, la culpa es una técnica de evasión que sirve para impedir que trabajes por ti mismo y en ti mismo en el momento presente. Así trasladas tu responsabilidad por lo que eres o no eres ahora a lo que eras o dejabas de ser en el pasado.
- Al trasladar tu responsabilidad hacia atrás, no sólo evitas el trabajo pesado que significa cambiarte a ti mismo ahora, sino también los riesgos que acompañan dicho cambio. Es más fácil inmovilizarse con sentimientos de culpa por los sucesos del pasado que emprender la senda llena de riesgos que lleva a crecer y desarrollarse en el presente.
- Existe la tendencia a creer que si te sientes lo suficientemente culpable, a la larga quedarás exonerado de tu mal comportamiento. Esta retribución de perdón es la base de la mentalidad carcelaria que describimos arriba, por lo cual el preso paga sus pecados sintiéndose terriblemente mal durante un largo período de tiempo. Cuando más grande haya sido el delito, más largo será el período que se necesite para lograr el perdón.
- La culpabilidad puede ser el medio de volver a la seguridad de la niñez; un período cómodo en el que otros tomaban las decisiones en tu nombre y se ocupaban de ti. En vez de hacerte cargo de ti mismo en el presente, confías en los valores de los otros en tu pasado. Y una vez más la retribución radica en sentirse protegido del peligro de hacerte cargo de tu propia vida.
- La culpa es una manera muy útil de transferir la responsabilidad de tu comportamiento hacia los demás. Es fácil enfurecerse con los demás por la manera en que te manipulan, y trasladar el enfoque de la culpa de ti mismo hacia esas otras personas terribles que son tan poderosas que pueden hacerte sentir lo que quieran, incluso culpable.
- A menudo puedes ganarte la aprobación de la gente, incluso cuando está de acuerdo con tu conducta, simplemente sintiendo culpa por ese comportamiento. Puedes haber hecho algo que transgreda las normas establecidas, pero al sentirte culpable estás demostrando que sabes muy bien cómo debes comportarte y que estás haciendo lo posible por adaptarte.
- La culpa es una espléndida manera de ganarse la compasión de la gente. Y no importa si el deseo de compasión demuestra claramente que tienes una pobre idea de ti mismo. En este caso prefieres que los demás sientan pena por ti en vez de amarte y respetarte a ti mismo.
Ahí tienes los dividendos más notorios que podrás lograr si te aferras a la culpa. La culpa, como todas las emociones autoanulantes, es una elección, algo que puedes controlar. Si no te gusta y prefieres deshacerte de ella para quedarte completamente "libre de culpa" he aquí algunas estrategias que te servirán para borrar por completo el pizarrón de tu culpa.
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA ELIMINAR LA CULPABILIDAD
Empieza a mirar el pasado como algo que jamás puede modificarse, sientas lo que sientas respecto a él. ¡Se acabó! Y cualquiera que sea la culpa que escojas, no te servirá para cambiar el pasado. Graba esta frase en tu conciencia: "Mi sentimiento de culpabilidad no cambiará el pasado ni hará que yo sea una persona mejor". Este tipo de enfoque te ayudará a diferenciar la culpabilidad del conocimiento que puedas arrancar al pasado.
- Pregúntate a ti mismo lo que estás evitando en el presente por culpa del pasado. Al trabajar en este sentido, eliminarás la necesidad de la culpa.
Un paciente mío que llevaba un tiempo comprometido en una relación extramatrimonial nos brinda un buen ejemplo de esta clase de eliminación de culpa. El hombre decía que se sentía culpable de tener esta relación, pero seguía dejando a su mujer una vez por semana para ir a ver a su amante. Le hice notar que la culpa de la que hablaba era un sentimiento, completamente inútil. No hacía que su matrimonio mejorara y evitaba que disfrutara de la relación con su amante.
Podía elegir una de dos cosas. Podía reconocer que dedicaba su presente a sentirse culpable porque le era más fácil que examinar de cerca su matrimonio y hacer algo por él y por sí mismo.
Podía elegir una de dos cosas. Podía reconocer que dedicaba su presente a sentirse culpable porque le era más fácil que examinar de cerca su matrimonio y hacer algo por él y por sí mismo.
O podría aprender a aceptar su comportamiento. Podía reconocer que aceptaba las exploraciones sexuales extramatrimoniales y darse cuenta de que su sistema de valores incluía ciertos comportamientos que eran censurados por mucha gente. En cualquiera de los dos casos, él elegiría eliminar la culpa y cambiar o aceptarse a sí mismo.
- Empieza a aceptar en ti mismo cosas que tú has escogido pero que le pueden disgustar a cierta gente. Así, si tus padres, jefe, vecinos, o incluso tu cónyuge, toman una posición contraria a la tuya en algo puedes pensar que es muy natural, acuérdate lo que dijimos anteriormente respecto a la búsqueda de aprobación. Es necesario que te apruebes a ti mismo; la aprobación de los demás es agradable pero no viene al caso. Cuando logres no necesitar aprobación, desaparecerá la culpa que puedes sentir por el comportamiento que no obtiene la aprobación de los demás.
- Escribe un diario de culpas y apunta todas las ocasiones en que te sientes culpable, anotando cuidadosamente por qué, cuándo y con quién sucede y lo que estás perdiendo en el presente al angustiarte por el pasado. El diario te podrá dar sin duda algunas percepciones internas de tu zona de particular culpabilidad.
Reconsidera tu sistema de valores. ¿Cuáles son los valores que realmente aceptas y cuáles los que solamente finges aceptar? Haz una lista de todos estos valores falsos y decide vivir según un código ético determinado por ti mismo y no por uno impuesto por otra gente.
- Haz una lista de todas las maldades que has hecho en tu vida.
Imponte clasificaciones de culpa para cada una en una escala de valores que vaya del uno al diez. Suma los resultados y constata si hoy te importa que la diferencia sea de cien o un millón. El momento presente sigue siendo el mismo y toda tu culpabilidad no es más que una actividad desperdiciada.
- Evalúa las verdaderas consecuencias de tu comportamiento. En vez de buscar sentimientos místicos para determinar las afirmaciones y las negaciones en tu vida, determina tú mismo si los resultados de tus actos han sido agradables y productivos para ti.
- Trata de enseñarle a las personas que tienen que ver con tu vida y que tratan de manipularte por medio de la culpa de que tú eres muy capaz de enfrentarte con las desilusiones que les provoque tu comportamiento. Si mamá empieza con su escena de culpa, "Tú no hiciste eso" o "Yo iré a buscar las sillas, tú quédate sentado ahí", aprende a contestarle de distinta manera, por ejemplo: "Muy bien mamá, si quieres lastimarte la espalda por unas sillas sólo porque no puedes esperar unos minutos, supongo que no puedo hacer nada para evitarlo". El resultado tardará en llegar pero el comportamiento de aquella gente empezará a cambiar cuando vean que no te pueden forzar a sentirte culpable. Una vez que logres desconectar la culpa, la posibilidad de manipularte y de controlarte emocionalmente habrá desaparecido para siempre.
- Haz algo que sabes muy bien que te hará sentir culpable. Cuando vayas a un hotel y te indican un botones para que te acompañe a una habitación que fácilmente podrás encontrar tú sólo con tu pequeña maleta, di que no lo necesitas. Si no te hace caso dile a este compañero indeseado que está perdiendo su tiempo y su energía ya que tú no le darás propina por un servicio que no deseas. O tómate una semana para estar sólo como siempre has querido hacerlo, a pesar de las protestas culpabilizantes de los demás miembros de la familia. Este tipo de comportamiento te ayudará a enfrentarte con la culpa omnipresente que tantos sectores de nuestro entorno te ayudan a elegir con tanta eficiencia.
- El diálogo siguiente representa un ejercicio de interpresentaciones en una sesión de psicoterapia de grupo que yo dirigía, en la que una chica joven (de 23 años) se enfrentaba con su madre (representada por otro miembro del grupo) porque quería irse de casa. La madre usaba todas las posibles respuestas productoras de culpa para evitarlo. Este diálogo fue el resultado final de una hora de enseñarle a la hija cómo capear las frases productoras de culpa de su madre.
Hija: Mamá, me voy de casa.
Madre: Si lo haces me dará un ataque al corazón; tú sabes lo delicada que estoy y cuánto te necesito para que me ayudes con la medicina y todo lo demás.
Hija: Estás preocupada por tu salud y crees que , no te las puedes arreglar sin mí.
Madre: Claro que no. Mira, yo he sido buena contigo todos estos años y ahora me abandonas. Si eso es todo lo que te importa tu madre, hazlo, sigue adelante.
Hija: Tú crees que porque me ayudaste de niña yo debería pagarte quedándome aquí y no ser independiente y vivir por mi cuenta.
Madre: (Cogiéndose el pecho.) Ahora mismo estoy con taquicardia. Creo que me voy a morir. Me estás matando, eso es lo que estás haciendo.
"Hija: ¿Quieres decirme algo antes de irme?
Madre: Si lo haces me dará un ataque al corazón; tú sabes lo delicada que estoy y cuánto te necesito para que me ayudes con la medicina y todo lo demás.
Hija: Estás preocupada por tu salud y crees que , no te las puedes arreglar sin mí.
Madre: Claro que no. Mira, yo he sido buena contigo todos estos años y ahora me abandonas. Si eso es todo lo que te importa tu madre, hazlo, sigue adelante.
Hija: Tú crees que porque me ayudaste de niña yo debería pagarte quedándome aquí y no ser independiente y vivir por mi cuenta.
Madre: (Cogiéndose el pecho.) Ahora mismo estoy con taquicardia. Creo que me voy a morir. Me estás matando, eso es lo que estás haciendo.
"Hija: ¿Quieres decirme algo antes de irme?
En este diálogo la hija se niega a rendirse ante los evidentes productores de culpa que le ofrece su madre. Esta muchacha había sido una verdadera esclava de su madre y todos los esfuerzos que había hecho antes para irse de su casa y establecerse por su cuenta habían chocado con ese tipo de retórica culpabilizante. La madre estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir a su hija y ésta tenía que aprender nuevas respuestas, o resignarse a ser la esclava de su madre y de su culpa por el resto de sus días. Toma nota cuidadosamente de las respuestas de la hija. Todas empiezan con referencias a su madre responsabilizándola por sus propios sentimientos. Al decir "Tú sientes" en vez de "Yo siento" se disminuye el potencial de culpa con mucho tino.
La culpabilidad en nuestra cultura es una herramienta útil para manipular a los demás y una inútil pérdida de tiempo. La preocupación, la otra cara de la moneda, es desde el punto de vista del diagnóstico, idéntica a la culpa, pero está enfocada exclusivamente hacia el futuro y a todas las cosas terribles que podrían llegar a suceder.
OBSERVACIONES RESPECTO A LA PREOCUPACIÓN
¡No hay de qué preocuparse! ¡Absolutamente nada! Puedes pasarte el resto de tu vida, empezando ahora mismo, preocupado por el futuro, y por mucho que te preocupes, no cambiarás nada. Recuerda que la preocupación ha sido definida como el sentimiento que te inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro. Debes tener cuidado en no confundir la preocupación con el hacer planes para el futuro. Si estás haciendo planes para el futuro y la actividad del momento presente puede contribuir a que ese futuro sea mejor esto no es preocupación. Sólo es preocupación cuando de alguna manera te encuentras inmovilizado en el presente por algún acontecimiento que puede suceder en el futuro.
Así como nuestra sociedad alienta y da alas a la culpa, también fomenta la preocupación. Una vez más todo empieza con la falacia de parangonar la preocupación con el amor. Si quieres a alguien, es el mensaje, debes preocuparte por él. Oirás frases como "Por supuesto que estoy preocupado por ella; es natural cuando quieres a alguien" o "No puedo dejar de preocuparme porque te quiero". Así pruebas tu amor preocupándote suficientemente en el momento apropiado.
La preocupación es endémica en nuestra cultura. Casi todo el mundo pierde una increíble cantidad de momentos presentes preocupándose por el futuro. Y todo ello no sirve para nada. Ni un solo momento de preocupación logrará mejorar las cosas. Peor aún, es muy posible que la preocupación anule tu eficacia en el presente. Más aún, la preocupación no tiene nada que ver con el amor que debe ser una relación en la que cada persona tiene el derecho de ser lo que elige ser sin condiciones impuestas por la otra persona.
Gran parte de tu preocupación se refiere a cosas sobre las que no tienes absolutamente ningún control. Puedes preocuparte todo lo que quieras sobre la guerra, o la economía, o posiblemente las enfermedades, pero la preocupación no nos traerá la paz ni la prosperidad ni buena salud. Como individuo, tienes muy poco control sobre cualquiera de esas cosas. Además, la catástrofe que tanto te preocupa a menudo resulta ser menos horrible en la realidad de lo que fue en tu imaginación.
Puede que seas de los que se preocupan como profesionales de la preocupación, produciendo todo tipo de stress innecesario y de ansiedad en tu vida a consecuencia de las opciones que haces por el hecho de preocuparte por todo tipo de cosas. O puede que seas uno de los angustiados de talla menor que se preocupa sólo de sus propios problemas. La lista siguiente presenta las respuestas más comunes a la pregunta "¿Qué es lo que te preocupa?"
TÍPICOS COMPORTAMIENTOS DE PREOCUPACIÓN EN NUESTRA CULTURA
Reuní los datos siguientes de un grupo de unas doscientas personas que asistieron a una conferencia una tarde. Los denomino "la hoja de la preocupación", y puedes darte "puntajes de preocupación," parecidos a los "puntajes de culpa" de los que hablamos antes. No están colocados en orden de frecuencia o importancia. Las oraciones entre paréntesis representan los tipos de frases que justifican la preocupación.
TU LISTA DE PREOCUPACIONES
Yo me preocupo de..
1. Mis hijos. ("Todo el mundo se preocupa de sus hijos, no sería muy buen padre si no me preocupara de mis hijos, ¿no es verdad?")
2. Mi salud. ("Si no te preocupa tu salud, te puedes morir en cualquier momento.")
3. La muerte ("Nadie quiere morirse. La muerte preocupa a todos.")
4. Mi trabajo ("Si no te preocupa tu trabajo, puedes perderlo.")
5. La economía. ("Alguien tiene que preocuparse; al presidente parece que no le importa nada.")
6. Un ataque al corazón. ("A todo el mundo le da un ataque al corazón, ¿no es cierto?" "El corazón se te puede detener en cualquier momento".)
7. La seguridad. ("Si no te preocupa la seguridad puedes terminar en un asilo o viviendo de la caridad pública.")
8. La felicidad de mi marido o mujer. ("Dios sabe lo que me preocupa su felicidad, aunque no me lo reconozcan.")
9. ¿Estaré haciendo bien las cosas? ("Siempre me preocupa hacer las cosas bien, y así estoy tranquilo.")
10. Tener un niño sano si estás embarazada. ("Todas las futuras mamás se preocupan de eso.")
11. Precios. ("Alguien se tiene que preocupar por los precios antes que suban tanto que desaparezcan de nuestra vista.")
2. Mi salud. ("Si no te preocupa tu salud, te puedes morir en cualquier momento.")
3. La muerte ("Nadie quiere morirse. La muerte preocupa a todos.")
4. Mi trabajo ("Si no te preocupa tu trabajo, puedes perderlo.")
5. La economía. ("Alguien tiene que preocuparse; al presidente parece que no le importa nada.")
6. Un ataque al corazón. ("A todo el mundo le da un ataque al corazón, ¿no es cierto?" "El corazón se te puede detener en cualquier momento".)
7. La seguridad. ("Si no te preocupa la seguridad puedes terminar en un asilo o viviendo de la caridad pública.")
8. La felicidad de mi marido o mujer. ("Dios sabe lo que me preocupa su felicidad, aunque no me lo reconozcan.")
9. ¿Estaré haciendo bien las cosas? ("Siempre me preocupa hacer las cosas bien, y así estoy tranquilo.")
10. Tener un niño sano si estás embarazada. ("Todas las futuras mamás se preocupan de eso.")
11. Precios. ("Alguien se tiene que preocupar por los precios antes que suban tanto que desaparezcan de nuestra vista.")
12. Accidentes. ("A mí siempre me preocupa que mi mujer/marido o mis hijos puedan sufrir un accidente; es natural ¿no es cierto?")
13. Lo que piensan los demás. ("Me preocupa que mis amigos no me quieran.")
14. Mi peso. ("Nadie quiere ser gordo; por tanto es natural que me preocupe la posibilidad de recuperar el peso que perdí.")
15. Dinero. ("Nunca nos alcanza el dinero, y me preocupa que algún día no tendremos nada y tendremos que vivir de la caridad o del estado.")
16. Que se me estropee el coche. ("Es un cacharro viejo y voy en el por la autopista y por supuesto que me preocupa pensar que puede tener una avería y lo que pasaría si la tuviera.")
17. Mis cuentas. ("Todo el mundo se preocupa de pagar sus cuentas. Uno no sería humano si no se preocupara de pagar sus cuentas.")
18. La muerte de mis padres. ("No sé qué haría si se murieran mis padres; me enfermo de sólo pensarlo. Me preocupa quedarme solo y creo que no podría arreglármelas.")
19. Irme al Cielo o ¿qué pasa si no hay Dios? ("No puedo soportar la idea de que no haya nada.")
20. La meteorología. ("Hago planes para salir de picnic y de repente llueve. Me preocupa que no haya nieve si vamos a esquiar.")
21. Envejecer. ("Nadie quiere envejecer y, no me tomes el pelo, a todo el mundo le preocupa.")
22. Viajar en avión. ("Se oye hablar de tantos accidentes")
23. La virginidad de mi hija. ("A todo padre que quiere a su hija le preocupa que puedan hacerla sufrir o que se meta en algún lío.")
24. Hablar en público. ("Me paralizo cuando tengo que hablar ante mucha gente y me muero de preocupación antes de hacerlo.")
25. Cuando mi cónyuge no me llama. ("A mí me parece normal preocuparse cuando uno no sabe dónde está la persona que ama, o de si tiene algún problema.")
26. Ir a la ciudad. ("Quién sabe lo que va a pasar cada vez que una va a esa jungla. A mí me preocupa cada vez que voy" "Siempre me preocupa conseguir un sitio para el coche.")
13. Lo que piensan los demás. ("Me preocupa que mis amigos no me quieran.")
14. Mi peso. ("Nadie quiere ser gordo; por tanto es natural que me preocupe la posibilidad de recuperar el peso que perdí.")
15. Dinero. ("Nunca nos alcanza el dinero, y me preocupa que algún día no tendremos nada y tendremos que vivir de la caridad o del estado.")
16. Que se me estropee el coche. ("Es un cacharro viejo y voy en el por la autopista y por supuesto que me preocupa pensar que puede tener una avería y lo que pasaría si la tuviera.")
17. Mis cuentas. ("Todo el mundo se preocupa de pagar sus cuentas. Uno no sería humano si no se preocupara de pagar sus cuentas.")
18. La muerte de mis padres. ("No sé qué haría si se murieran mis padres; me enfermo de sólo pensarlo. Me preocupa quedarme solo y creo que no podría arreglármelas.")
19. Irme al Cielo o ¿qué pasa si no hay Dios? ("No puedo soportar la idea de que no haya nada.")
20. La meteorología. ("Hago planes para salir de picnic y de repente llueve. Me preocupa que no haya nieve si vamos a esquiar.")
21. Envejecer. ("Nadie quiere envejecer y, no me tomes el pelo, a todo el mundo le preocupa.")
22. Viajar en avión. ("Se oye hablar de tantos accidentes")
23. La virginidad de mi hija. ("A todo padre que quiere a su hija le preocupa que puedan hacerla sufrir o que se meta en algún lío.")
24. Hablar en público. ("Me paralizo cuando tengo que hablar ante mucha gente y me muero de preocupación antes de hacerlo.")
25. Cuando mi cónyuge no me llama. ("A mí me parece normal preocuparse cuando uno no sabe dónde está la persona que ama, o de si tiene algún problema.")
26. Ir a la ciudad. ("Quién sabe lo que va a pasar cada vez que una va a esa jungla. A mí me preocupa cada vez que voy" "Siempre me preocupa conseguir un sitio para el coche.")
- Y quizás el más neurótico de todos...
27. No tener nada de qué preocuparse. ("Simplemente no me puedo quedar tranquilo cuando todo parece andar sobre ruedas. Me preocupa no saber lo que va a pasar.")
Esta es la hoja de preocupaciones colectiva en nuestra cultura. Puedes darle puntajes de preocupación a los que te parecen más aplicables a tu caso, sumar el total y no importa cuál sea el resultado, siempre será cero.
Para eliminar la preocupación es necesario comprender la razón que la respalda. Si la preocupación tiene importancia en tu vida, puedes estar seguro que tiene muchos antecedentes históricos en que apoyarse. Pero ¿cuales son las retribuciones ? Las retribuciones son muy similares a los dividendos neuróticos que te proporciona la culpa como la preocupación son comportamientos autoanulantes que únicamente varían en un sentido temporal.
La culpa está enfocada en el pasado; la preocupación en el futuro.
LAS RETRIBUCIONES PSICOLÓGICAS DE LA PREOCUPACIÓN
- La preocupación es una actividad del momento presente. De este modo, si gastas tu vida actual inmovilizado por la preocupación que te inspira el futuro, puedes evitar el presente y lo que en él haya de amenaza.
- Puedes evitar tener que correr riesgos usando tus preocupaciones como excusa para inmovilizarte. ¿Cómo vas a poder actuar si estás preocupado con tu problema del momento presente? "No puedo hacer absolutamente nada; estoy tan preocupado." {ésta es una queja muy común que te mantiene inmóvil evitando el riesgo que significa la acción.
- Puedes autodenominarte como una persona cariñosa o amante porque te preocupas por los demás. La preocupación demuestra que eres un buen padre, una buena esposa o lo que seas. Es un dividendo estupendo pero malsano y que carece de lógica.
- Las preocupaciones son muy útiles para justificar ciertos comportamientos autofrustrantes. Si eres gordo, seguro que comes de más cuando estás preocupado, por lo que tienes una razón estupenda para aferrarte al comportamiento angustioso producido por las preocupaciones.
Igualmente, verás que fumas más en situaciones difíciles y puedes usar tu angustia y tu preocupación para no dejar de fumar. Este mismo sistema de retribución neurótica es aplicable a otras zonas como el matrimonio, el dinero, la salud y cosas por el estilo. La preocupación te ayuda a evitar el cambio. Es más fácil preocuparse por los dolores que tienes en el pecho que correr el riesgo de averiguar la verdad y consecuentemente tener que habértelas contigo mismo.
Igualmente, verás que fumas más en situaciones difíciles y puedes usar tu angustia y tu preocupación para no dejar de fumar. Este mismo sistema de retribución neurótica es aplicable a otras zonas como el matrimonio, el dinero, la salud y cosas por el estilo. La preocupación te ayuda a evitar el cambio. Es más fácil preocuparse por los dolores que tienes en el pecho que correr el riesgo de averiguar la verdad y consecuentemente tener que habértelas contigo mismo.
- Las preocupaciones impiden que vivas tu vida. Los angustiados se quedan quietos preocupándose por todo mientras las personas activas y positivas tienen la necesidad de moverse. La preocupación es un recurso muy hábil que sirve para mantenerte inactivo y ciertamente es mucho más fácil angustiarse aunque menos estimulante y agradable, que ser una persona activa comprometida con las cosas.
- Las preocupaciones pueden provocar úlceras, hipertensión, calambres, dolores de cabeza, dolores de espalda y muchas dolencias por el estilo. Y aunque éstas no parecen retribuciones, obtienen como resultado mucha atención de parte de la demás gente y también mucha autocompasión. Y mucha gente prefiere ser compadecida que realizarse.
Ahora que comprendes cuál es el sistema psicológico de apoyo que está detrás de tu preocupación, podrás empezar a proyectar algunos esfuerzos estratégicos que te servirán para deshacerte de los molestos microbios de la preocupación que se incuban en esta zona errónea.
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA ELIMINAR LA PREOCUPACIÓN
Empieza a ver tus momentos presentes como un tiempo para vivir en vez de obsesionarte por el futuro. Cuando te pilles angustiándote, pregúntate a ti mismo: "¿De qué me estoy evadiendo al gastar este momento en preocupaciones?". Entonces empieza a atacar lo que estás evitando o lo que sea que te impulsa a evadirte. El mejor antídoto para la preocupación es la acción.
- Reconoce lo absurdo que resulta la preocupación. Pregúntate a ti mismo una y otra vez: "¿Habrá algo que llegue a cambiar como resultado de mi preocupación?".
- Date a ti mismo períodos cada vez más cortos de "tiempos de preocupación". Dedica diez minutos por la mañana y diez por la tarde para preocuparte; considéralos como tus segmentos de preocupación.
Usa esos períodos para angustiarte por todos los posibles desastres que te quepan en ese espacio de tiempo. Entonces, usando tu habilidad para controlar tus propios pensamientos, posterga cualquier posible preocupación hasta que te llegue el próximo "tiempo de preocupación". Rápidamente te darás cuenta de lo disparatado que es emplear el tiempo de esta manera y a la larga eliminarás totalmente tu zona de preocupación.
Usa esos períodos para angustiarte por todos los posibles desastres que te quepan en ese espacio de tiempo. Entonces, usando tu habilidad para controlar tus propios pensamientos, posterga cualquier posible preocupación hasta que te llegue el próximo "tiempo de preocupación". Rápidamente te darás cuenta de lo disparatado que es emplear el tiempo de esta manera y a la larga eliminarás totalmente tu zona de preocupación.
- Haz una lista de preocupaciones anotando todas las cosas que te preocupaban ayer, la semana pasada e incluso el año pasado. Verifica si tus preocupaciones hicieron algo por ti. Averigua también si algunas de las cosas que te preocupaban llegaron a suceder. Pronto te darás cuenta de que la preocupación es una actividad doblemente inútil y vana. No hace nada para modificar el futuro. Y la posible catástrofe resulta a menudo muy inferior a lo esperado e incluso un hecho beneficioso cuando sucede.
¡Preocúpate sin más! Trata de demostrarlo cuando sientas que estás a punto de preocuparte. Esto es, detente, dirígete a alguna persona y le dices: "Míreme, estoy a punto de preocuparme". La otra persona no sabrá qué decir, se sentirá completamente confundida ya que tú probablemente no sabrás cómo demostrar eso que haces tan bien.
- Hazte a ti mismo esta pregunta eliminadora de preocupaciones: "¿Qué es lo peor que me puede pasar a mí (o a ellos) y qué posibilidades hay de que ocurran?". Descubrirás de esta manera el absurdo de las preocupaciones.
- Escoge deliberadamente un comportamiento que esté en conflicto con tus zonas habituales de preocupación. Si eres de los que ahorra compulsivamente para el futuro, preocupándole siempre de si tendrá suficiente dinero para el día de mañana, empieza a usar tu dinero hoy mismo. Haz como el tío rico que escribió en su testamento: "Gozando de excelente salud física y mental, gasté todo mi dinero en vida".
- Empieza a abordar tus miedos con pensamientos y comportamientos productivos. Hace poco una amiga mía pasó una semana en una isla cerca de la costa de Connecticut. A esta mujer le encanta hacer largos paseos y muy pronto descubrió que la isla estaba llena de perros que habían dejado en libertad. Decidió que lucharía con su miedo y preocupación de que la mordieran o incluso de que la hicieran pedazos, el desastre total y definitivo. Llevaba una piedra en el bolsillo (seguro contra accidentes) y decidió no dar muestras de miedo cuando se le acercaran los perros.
Incluso rehusó disminuir la marcha cuando los perros empezaban a gruñir y se dirigían hacia ella. Y los perros al ver que alguien rehusaba asustarse ante sus embates, desistían y se alejaban corriendo. Yo no estoy abogando por una conducta que puede resultar peligrosa, pero creo que plantar cara en forma positiva al miedo o la preocupación puede ser la mejor manera de hacerla desaparecer de tu vida.
Incluso rehusó disminuir la marcha cuando los perros empezaban a gruñir y se dirigían hacia ella. Y los perros al ver que alguien rehusaba asustarse ante sus embates, desistían y se alejaban corriendo. Yo no estoy abogando por una conducta que puede resultar peligrosa, pero creo que plantar cara en forma positiva al miedo o la preocupación puede ser la mejor manera de hacerla desaparecer de tu vida.
Ésas son algunas técnicas que te pueden servir para eliminar la preocupación de tu vida. Pero el arma más eficiente que puedes tener para terminar con la preocupación es tu propia determinación de borrar este comportamiento neurótico de tu vida.
ÚLTIMOS PENSAMIENTOS SOBRE LA CULPA Y LA PREOCUPACIÓN
El momento presente es la clave para comprender tus actividades de culpa y preocupación. Aprende a vivir ahora, en el presente, y a no desperdiciar tus momentos actuales en pensamientos inmovilizantes sobre el pasado o el futuro. No hay otro momento en el que sea posible vivir más que el presente, el ahora, y todas tus preocupaciones y culpas tan inútiles se hacen en el exclusivo momento presente.
En Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll habló de la vida en el presente.
"La regla es, mermelada mañana, y mermelada ayer... pero nunca mermelada hoy."
"Alguna vez tiene que ser "mermelada hoy día", objetó Alicia.
"La regla es, mermelada mañana, y mermelada ayer... pero nunca mermelada hoy."
"Alguna vez tiene que ser "mermelada hoy día", objetó Alicia.
Y tú ¿qué me dices? Puesto que tiene que llegar a ser algún día, ¿por qué no hoy?
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 322 Volumén 7: Emociones Inutiles: Preo