"La energía sigue al pensamiento.
Por eso los que creen en cosas equivocadas, igual que los que creen solamente en lo que es limitado a sus vidas, reivindican para sí mismos la prisión espiritual..."- Dr. Wayne W. Dyer
Cambiar lo que uno cree.
Éste ha sido desde siempre mayor reto, y el mayor disfrute a la vez, de Nueva Conciencia. Y muy posiblemente hoy llegó tu momento de experimentar este nutritivo cambio interior.
Pienso que debo mostrarte las creencias de una conciencia muy primitiva para luego mostrarte los planteamientos de una Nueva Conciencia.
De esa forma podrás seguir comparando los escalones que podrás ascender para vivir tu vida con mayor paz y armonía.
Tu pasado está repleto de creencias. Más de las que tú te imaginas. Estas creencias se encuentran en alguna parte de tu mente y es desde ahí de donde observas al mundo, todo.
Por eso, cuando opinas nunca lo harás tan objetivamente como crees, siempre se interpondrán tus creencias. Son un filtro, literalmente. Y muchas de esas creencias no te han permitido acceder a la dimensión espiritual de tu ser. Son creencias arraigadas en tu identidad con el ego. Te presentaré las siete creencias que más comunes:
El Reto de Abandonar Tus Viejas Creencias
1a. creencia limitante: Mucho y más, es mejor.
Es lo que yo llamó la enfermedad 3M (Mucho-Más-Mejor). Si eres de las personas que vive con la idea de que entre más se tenga, entre más grande se sea, entre más hermosa estés, entre más famosa, entre más inteligente y con más reconocimientos académicos, serás mejor; pues has caído en una de las más comunes trampas del ego. Si eres verdaderamente sincero contigo, ya te habrás podido dar cuenta de que es imposible encontrar paz viviendo la enfermedad 3M.
Esta búsqueda de querer siempre más, te condena de por vida a una constante lucha. Los que viven así, son personas que se ufanan con frecuencia de que han luchado en la vida y así han obtenido lo que desean. Y siguen luchando.
Se ven claramente "golpeadas" por la lucha en la que creen y así justifican su dolor por merecer. Son personas que les encanta sentirse ocupadas todo el tiempo, entre más, mejor. Toda su energía está centrada en la acumulación, adquisiciones, recompensas, reconocimientos y trofeos, cada vez más.
Algunas de estas personas, incluso experimentan sentimientos de culpa o vergüenza cada vez que dejan de hacer algo. Piensan que siempre deben estar ocupados. Siempre. Su dinámica vital es la competencia. Si no compiten, no se sienten bien.
La ansiedad y preocupación suelen ser un par de constantes en la vida de este tipo de personas, donde por tanto tener, por tanto acumular, por incluso desear más y más, surge en ellos un tácito temor a perderlo todo, y es que como les ha costado muchísimo trabajo ganar lo que tienen, perder un solo centavo les puede resultar doloroso.
Entonces, guardan sus cosas sin que nadie lo sepa. Sus sueldos siempre son nómina confidencial. Nadie debe saber cuánto tienen. Así es imposible vivir en paz. Imposible. De hecho, hablar con estas personas acerca de la auténtica paz les puede incomodar o simplemente no creen que exista un "lugar" así.
Personas que cuando compran un producto siempre están al pendiente si ya salió uno mejor para adquirido, sin poder disfrutar el que ya tienen. Son los clientes más que perfectos para la sociedad de consumo capitalista. Sin ellos no existirían las ventas. Compran revistas para ver la última moda y adquirirla, si no, no se sienten del todo bien. Todos sus días y sus noches se vuelven un camino sin fin. Nunca encuentran paz. En verdad son personas que experimentan "necesidad" aunque no les falte nada, y su necesidad les engendra ansiedad.
Todos, en algún momento de nuestras vidas (y otros durante toda su vida) hemos caído víctimas de esta primitiva conciencia del ser, con la que se cree que sólo es posible sentirse bien cuando más se tiene. Somos víctimas de víctimas de víctimas. La lista podría ser larga. Pero llega un momento en que nos damos cuenta de que hay otra forma de ver la vida. Surge un despertar. Ves hacia dentro y llega ...
En la evolución de esta primera creencia, llega el momento en que te das cuenta de una irónica verdad: "Menos es más". Te lo repito, menos es más. Descubres emocionado que cuanto menos necesitas, más libre te sientes. Menos es más. Descubres que cuanto menos compites, más tranquilo vives. Menos es más. Descubres que cuanto menos te comparas, más armonía experimentas. Menos es más. Descubres que cuanto menos tienes, más tranquilidad ante la posibilidad de perderlo. Menos es más.
Uno de los cambios más hermosos en mi vida fue cuando decidí vivir solo. Fuera de la casa de mis padre~ y antes de iniciar una vida de pareja. ¡Lo quería experimentar!, sin embargo en mi familia apuntaban a que esta opción era simplemente impensable, quizás indecente. Incluso, luego de haber tomado la decisión, mucho tiempo después me enteré que mi familia no lo comentaba con nadie para que no se supiera. Como si fuera pecado o algo así.
Estaba viviendo lo más común de las creencias latinas donde las familias suelen ser estilo muégano. Todos quieren estar juntos y entrometerse en las vidas ajenas como deporte familiar. Yo nunca pude con eso. Yo siempre he roto las reglas en busca de otra forma de ser que encuentro más pacífica, y me he sorprendido de lo que he podido encontrar.
El Reto de Abandonar Tus Viejas Creencias
Uno de los cambios más interesantes fue cuando llegué hace años al nuevo lugar que habitaría, ahí en mi recámara, elegí conservar unos buroes sin cajones. Al principio no lo podría creer. ¿Dónde guardaría mis cosas? Pues opté por no tener más cosas y sencillamente conservar las que cupieran en su pequeña superficie. Es muy curiosa la experiencia de no tener cajones luego de vivir casi 30 años con cajones hasta debajo de las camas. Hoy no tengo ni un solo cajón en mi habitación. Nunca en toda mi vida había dormido tan tranquilo. Nunca había tenido una cama sin cajones, nunca había sentido tanta paz en mi habitación. Mi recámara es minimalista en extremo. Así la conocí, y así la he conservado. Me encanta esta Nueva Conciencia para mi santo lugar de sueño. Por supuesto que nunca me pude mudar con todo lo que tenía. Simplemente me deshice de muchas, muchas cosas. Nunca en mi vida había experimentado tanta paz. Con menos cosas, hay más espacio. Menos es más.
Mi relación personal con el dinero se ha trastocado grandemente. No hay preocupación en perderlo. De hecho lo he perdido, y mucho. La historia ha resultado como cortar una rama, vuelve a crecer y con retoños. Así ha sido mi historia con el dinero. Se me ha robado mucho y ello mismo ha sido el más poderoso generador de mucho más aún. Esto no obedece a la lógica; pero así funciona el mundo espiritual. Sin lógica. Con resultados evidentes.
Hace unos meses me invitó una empresa a dictar una conferencia. Me saludó la líder del evento con un nombre diferente al que ya me acostumbré; luego, la maestra de ceremonias me presentó con otro apellido; luego, al final me dieron un diploma con el nombre también equivocado.
Salí feliz de esa conferencia. Sin embargo, hace muchos años hubiera mandado repetir el diploma porque ése no era yo, hubiera aclarado en mi participación mi correcto apellido; hoy no hice nada de eso. No me importa. Llega un momento en donde te das cuenta de que no eres tu nombre. Al ser espiritual no se le etiqueta yeso da paz. ¿Llegó el mensaje al corazón de mi audiencia? Sí. ¿Disfrutó la gente y se divirtió mientras aprendía? Sí. Pues eso es más que suficiente para mí ahora. Incluso mientras escribo esto, trate de acordarme en dónde quedó ese diploma enmarcado que se veía tan bonito, y no tengo la menor idea de dónde quedó. No importa. El mensaje transformó corazones y es todo lo que me importa hoy. Menos es más.
Continuará...
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Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 289 Volumén 2: El Reto de Abandonar tus viejas creencias.