Las mujeres poseemos seis centros vitales: hígado, páncreas, centro de las decisiones, cerebro, riñones y MATRIZ.
Cuando despertamos e iluminamos la matriz, sus dones chamánicos y de percepción se ponen al servicio, pues más allá de ser un órgano con funciones biológicas, la matriz es un centro de gran poder que nos puede ayudar a percibir el mundo desde otro lugar, desde otro latido.
Las siguientes prácticas nos apoyan a limpiar la matriz de los residuos de energía de tiempos pasados, situaciones de trauma, cirugías, pérdidas, extracciones o vivencias dolorosas, y también de energía sexual acumulada de parejas pasadas. Un vez hecha esta limpieza podemos comenzar a realizar prácticas para despertarla e iluminarla, dándole una consciencia y toma de decisión propias.
Es importante dejar muy en claro que los siguientes ejercicios deberían ser el principio de una nueva relación con nuestra matriz, una relación basada en el amor, el respeto, la honra y una alta consciencia. Estas prácticas no deberían hacerse tras encuentros sexuales casuales o para “limpiar” la energía de la pareja sexual de una noche.
El principio más importante a tomar en cuenta para realizar esta limpieza energética es CUIDAR la energía que desde ahora en adelante entrará a nuestro cuerpo y se depositará en nuestra matriz.
Habiendo dicho esto, demos paso a las prácticas:
MEDITACIÓN Y RESPIRACIÓN CON LA MADRE TIERRA
En un bosque, en el jardín, en un espacio de tierra alejado de la ciudad o de la contaminación, usando una falda larga vamos a sentarnos con los talones juntos y las rodillas “mirando hacia afuera”. Llevando las manos al vientre comenzaremos a respirar de manera lenta y profunda, inhalando por la nariz y exhalado por la boca. Imaginamos un cristal enterrado en la tierra justo debajo de nosotras, imaginamos que su energía limpia y clara es emanada hacia nuestro cuerpo. Cuando inhalamos la luz del cristal entra por nuestra matriz y cuando exhalamos la luz sale de nuestra matriz llevándose consigo rastros de energía estancada: relaciones sexuales pasadas, dolores, cirugías, etc. Podemos parar cada vez que lo necesitemos y podemos hacerlo cuantas veces sea necesario, siempre agradeciendo a la Madre Tierra al término de cada sesión, pidiendo que toda esa energía sea transmutada.
VOCALIZACIÓN CON CIELO Y TIERRA
Sentadas –aquí puede ser en nuestra habitación o el lugar donde nos sintamos cómodas, vamos a imaginar como un halo de luz emerge de la tierra pasando por nuestro cuerpo a través de nuestra matriz y en eje directo hacia el cielo. Entonces comenzaremos a vocalizar, a emitir sonidos que se sintonicen con la matriz, que parezcan surgir de ahí. No importa como suenen, si son altos, bajos, agudos o graves, los emitimos hasta sentir que todo nuestro cuerpo vibra. Podemos buscar sonidos específicos para vivencias pasadas, e imaginamos que al emitirlos estamos soltando la experiencia. Podemos hacer esto cada que lo necesitemos. Y al término de cada sesión nos damos un tiempo para respirar y volver a centro, pues podemos sentirnos mareadas. Al finalizar agradecemos a la tierra y al cielo, desaparecemos mentalmente el eje lumínico y nos permitimos descansar recostadas.
LIMPIEZA CON UN CUARZO DE LUNA
Una vez realizadas las prácticas anteriores, podemos adquirir un cuarzo de luna o una perla para traerlas con nosotras, de ser posible cerca de la matriz, de esta manera comenzamos a alinear su energía con una alta frecuencia femenina irradiada de estas bellas piedras. Cada que lo sintamos necesario podemos limpiar los cuarzos colocándolos en un vaso con agua a la luz de la luna, por una noche, al siguiente día vertimos el agua en la tierra y podemos volver a portar nuestro cuarzo.
Cuando realizamos estas prácticas podemos sentir movimiento en nuestro útero, tirones, sensaciones de hinchazón, etc, pero si estos se vuelven más intensos o muy dolorosos es necesario que nos hagamos un chequeo médico, ya que toda limpieza puede sacar a la superficie cuestiones patológicas de las cuales no teníamos conocimiento.
Lo más importante es acompañar tus procesos con amor, con respeto y comprensión, permitiéndote sentir y fluir con el sentimiento.