SUBCONSCIENTE
El subconsciente es la vida instintiva y emocional; es el responsable directo del organismo físico y de la propia vida. Papus llegaba a identificar el subconsciente con la vida pues es en él donde reside toda la energía vital, toda la fuerza y la memoria. Su raciocinio es meramente deductivo. Trabaja a través de hábitos y programas que proceden del consciente. Es muy sugestionable. Puede leer nuestra mente. Hace lo que manda el consciente.
Este último punto exige una explicación, pues si el subconsciente obedece al consciente y por otro lado posee toda la fuerza… ¿Por qué no conseguimos lo que queremos? ¿Por qué muchas veces ocurre precisamente lo que no queremos?
Porque el consciente tiene necesidad del apoyo del subconsciente y para conseguirlo ha de motivarlo, ha de hacer que este se entusiasme y vea en ese apoyo un bien para sí.
Si no ocurre esto, el consciente no tendrá fuerza para concretizar su programa a pesar de ser teóricamente el responsable de este.
Habrá una lucha interna y, en definitiva, quien vencerá será el subconsciente con su sentir.
Ya hemos dicho antes que muchas veces queremos una cosa, pero con la convicción de que no la obtendremos. El subconsciente no cree. Estamos internamente divididos.
El consciente necesita unirse al subconsciente, y no bloquearlo, subyugarlo y menospreciarlo. Este es algo inherente a nuestro ser y si lo bloqueamos estamos bloqueándonos, si lo destruimos estamos destruyéndonos.
El subconsciente hace lo que manda el consciente, es verdad, pero sólo si este lo respeta como realidad autónoma con características propias.
Cuando esas características no son respetadas ocurre la autodestrucción y los efectos de esa autodestrucción son las enfermedades, la violencia, la indignación, la de4presión, etc.
Vencer el desafío de esta unión del consciente con el subconsciente es tal vez el paso más difícil para la consecución de lo que queremos.
CONSCIENTE
El consciente es la vida racional del pensamiento, del intelecto.
Es una parte de la mente propiamente dicha, que, en realidad sufre infiltraciones tanto del subconsciente como del superconsciente.
La mente subconsciente tiene como instrumento el instinto.
La mente superconsciente tiene como canal de expresión la intuición.
El instrumento de la mente consciente es la razón.
La razón es el instrumento de la mente en la tercera dimensión. Ella nos ayuda en la vida cotidiana. Pero precisamente por ser un instrumento de trabajo en la tercera dimensión, hay muchas cosas que no pueden ser entendidas por ella. La razón es muy limitada.
La vida, el amor, por citar algunas de las cosas más importantes en que estamos inmersos, no son entendidas a través de la razón; están fuera de su alcance.
Es por eso por lo que no podemos limitarnos a la razón, como si fuese ella la que tuviese que decir la última palabra sobre todo.
Todo aquello que de una o de otra manera se incluye también en otras dimensiones de la naturaleza, escapa al control de la razón y tiene necesidad de la ayuda del instinto o de la intuición.
Es por eso también que quien bloquea el instinto, por considerarlo inferior, o la intuición, por ver en ella algo irreal, queda considerablemente circunscrito y limitado.
La vida consciente es la vida del pensamiento de la imaginación, de la palabra y de la voluntad. Es la vida que tienen como función dirigir, a través de la voluntad, todo este complejo humano.
Es la parte de nuestra vida que mejor conocemos, pero que aunque conocemos bien poco. No posee prácticamente memoria. La mente, en su aspecto racional, trabaja inductiva y deductivamente.
SUPERCONSCIENTE
El superconsciente es la vida que se expresa a través del amor y de la libertad, y tiene como instrumento mental la intuición.
Para esta vida no hay secretos ni en el pasado ni en el presente, no los hay incluso en parte del futuro; puede inclusive cambiar ese futuro.
Es nuestro yo superior, nuestra vida superior, siempre dispuesta a ayudarnos en nuestro vivir diario. Es posible que esta tercera forma de vida sea para algunos la más difícil de entender. Pero para mí es tan clara que forma parte de mi vivir.
Cuando éramos niños nos decían que cada uno de nosotros tenía su “ángel de la guarda” y nos dirigíamos a él cuando rezábamos. Después crecimos y como tantas cosas, esa creencia fue sometida al tamiz de la crítica y fue rechazada.
El ángel de la guarda me era presentado como una ayuda para el niño que yo era o para que este niño que era se portase bien, pero cuando crecí y empecé a conocer mejor las cosas, dejó de ser fácil engañarme.
Esto tenía una explicación, pues los adultos no mostraban el mínimo interés por ese “ángel de la guarda”.
Tuvieron que pasar muchos años para que yo consiguiese entender de otra forma la vida y para que llegase a sentir (no creer) la realidad y la importancia de ese ser superior que esta vinculado a mi vida consciente y que, siendo diferente, forma una unidad conmigo, constituyendo mi “yo” o vida superior.
A este ser unos llaman “guardián”, otros “guía”, otros “maestro”, etc.
La gran diferencia de nuestra teoría con relación a él está en que, para nosotros, ese ser es una de las tres vidas que constituyen esta nuestra unidad que llamamos ser humano.
¿Cómo puedo saber si me amo?
¿Cómo puedo aprender a amarme?
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 273 Volumén 2: La Clave de la Vida
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