Cada uno ve lo que le interesa


¿Ya has notado alguna vez que las personas ven de forma diferente las mismas cosas?

Cada uno de nosotros ve la vida de acuerdo con sus intereses y motivaciones.


Imaginemos tres personas con intereses distintos atravesando la misma calle.


A una de ellas le gusta beber; otra anda muy preocupada con la salud; la tercera es un arquitecto que asume con entusiasmo su profesión.
Las tres van por la calle ¿La verán de la misma manera?

Si al fin de la calle preguntas a cada una de esas personas lo que vio, vas a llevarte una sorpresa. Ellas vieron tres calles completamente diferentes.



  • La primera vio una calle llena de bares y con algunas casas.
  • La segunda vio que esa es una calle muy buena, pues en ella hay un hospital y un buen número de consultorios médicos. Fuera de eso, casas normales.
  • La tercera vio algunos edificios que lo motivaron para un nuevo proyecto.

Si preguntas a esta última sobre los bares de la calle o incluso sobre el hospital, va a decirte que no los vio, pues en realidad, todas esas construcciones son más o menos iguales, no tienen ninguna originalidad y por  tanto no presentan motivación arquitectónica especial.

Desde su perspectiva el arquitecto no consiguió verlos.


Lo mismo va a ocurrir con la primera persona. Preguntémosle, por ejemplo, si vio algún edificio diferente que haya llamado su atención en esa calle. Va a responder que no, pues en su percepción hay un único tipo de construcción, todos los demás edificios son iguales. El no consigue sintonizar otra frecuencia que la que registra bares.


Llegaremos a idéntica conclusión si indagamos a la otra persona.


Cada uno ve de acuerdo con su propia motivación.


Las cosas son realidades objetivas, pero cada persona ve en ellas algo diferente.


Un mismo objeto, una silla, por ejemplo, va a ser vista de modos bien diferentes.


Una persona cansada verá en la silla algo que le permite descansar; es la necesidad del momento.


Un comerciante verá en esa misma silla el lucro mayor o menor que puede conseguir vendiéndola.


Un artista se interesará por su aspecto estético, independientemente de todos los demás.


¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que si tengo un objeto claro y preciso que me motiva, todo mi ser va a estar atento a las oportunidades que se ofrezcan, en relación a él, en las cosas con las que me encuentro en la vida.


Voy a ver muchas oportunidades que de otra manera me pasarían desapercibidas.


Todos tienen oportunidades, pero quien no tiene un objetivo no consigue verlas y permanece al margen de la vida quejándose de su mala suerte, de cómo los otros…


"! Pobre de mi!… ¡Qué falta de suerte la mía!"


LA RUEDA DEL ÉXITO
Todo éxito implica un cierto ciclo natural.

El primer paso es tener un objetivo a alcanzar.
                                      Objetivos
                                        Metas
                   Persistencia                    Planos
                            Miedo                   Acción
                                      Problemas

Estando claro el objetivo, viene la primera etapa: metas para conseguirlo. Las metas son los diferentes escalones que deberemos subir para llegar al objetivo. Después vienen los planos. Los planos son la representación en nuestro pensamiento de las formas concretas de llegar a donde queremos. Una vez delineado ese camino, viene la tercera etapa: la acción; empezamos a trabajar.


Cuando se inicia la ejecución, una de las primeras cosas que aparecen son los problemas. Esto parece inherente al trabajo. Siempre hay problemas que resolver.


Y aquí empiezan las deserciones, las personas se cansan con mucha facilidad, porque les parece que todo debería ser fácil, ya que están trabajando para conseguir algo que está bien claro.


Con los problemas viene el miedo de enfrentarlos y con éste la inseguridad.


Se empieza a pensar si es aquello realmente lo que se quiere, si vale o no vale la pena, sí lo que se está queriendo es muy… y se acaba desistiendo.


Estas personas nunca van a saber si estuvieron a punto de conseguir lo que querían. Se cansaron antes de la hora.


Sólo faltaba una cosa para alcanzar la meta: perseverancia, paciencia, dar tiempo… Si no hubieran desistido, con toda certeza, habrían alcanzado su objetivo.
Continuará...
  Ver capítulos anteriores del Taller de Autoestima
 Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 272 Volumén 2: Objetivos, Motivación y Fé