“El Secreto de la Vida, radica dentro de uno. Deja de Buscar afuera” -Juan Carlos Fernández
Todo tiene sus leyes
Todas las cosas tienen sus causas y sus leyes.
Cuando se trata de ciencias como la física, las matemáticas, la química, nadie deja de llamarlas ciencias, pues sus leyes son conocidas (al menos algunas) y los resultados positivos que presentan son patentes. Con otras palabras, podemos controlar lo que va a ocurrir si establecemos lo que son sus supuestos conocidos. Las llamamos ciencias exactas, ciencias experimentales, etc.
Lo curioso es que, cuando se trata de las llamadas ciencias humanas y, más todavía, cuando se trata de conocimientos afines a estas ciencias, muchas veces, porque no se conocen las causas o las leyes que rigen estos efectos, se piensa que no existen y que los conocimientos en cuestión no pueden ser considerados científicos.
Lo curioso es que, cuando se trata de las llamadas ciencias humanas y, más todavía, cuando se trata de conocimientos afines a estas ciencias, muchas veces, porque no se conocen las causas o las leyes que rigen estos efectos, se piensa que no existen y que los conocimientos en cuestión no pueden ser considerados científicos.
¡Que interesante! Cuando no conocemos una cosa tendemos a negarla.
Sin embargo, todo efecto tiene su causa aunque no la conozcamos.
Por mi parte voy a exponerte las fuerzas que son capaces de materializar cualquier deseo, de atraer cualquier cosa.
Si conseguimos establecer esos supuestos, podremos hacer o tener lo que queramos. Es una ley y la ley se cumple.
Si no lo conseguimos, deberemos examinar en cual de esos supuestos fallamos, que supuesto no conseguimos establecer, pues, repito, si establecemos los supuestos para la consecución de un objetivo, lo alcanzaremos ciertamente.
Podemos encontrar esas leyes en una obra que escribí y que trata de los fundamentos de la magia.
Sin embargo, todo efecto tiene su causa aunque no la conozcamos.
Por mi parte voy a exponerte las fuerzas que son capaces de materializar cualquier deseo, de atraer cualquier cosa.
Si conseguimos establecer esos supuestos, podremos hacer o tener lo que queramos. Es una ley y la ley se cumple.
Si no lo conseguimos, deberemos examinar en cual de esos supuestos fallamos, que supuesto no conseguimos establecer, pues, repito, si establecemos los supuestos para la consecución de un objetivo, lo alcanzaremos ciertamente.
Podemos encontrar esas leyes en una obra que escribí y que trata de los fundamentos de la magia.
Todo tiene sus leyes
La evolución se procesa entre la tradición y el progreso. La tradición nos vincula al pasado. El progreso nos lanza hacia el futuro.
La tradición es una línea que atraviesa la historia, dando unidad a todos los acontecimientos que sin ella carecerían de sentido. Pero no debemos confundir “tradición” con “tradiciones”.
Por cometer ese error, muchas veces perdemos lo mejor al aferrarnos a cosas que no tienen ningún valor o cuando, al contrario, abandonamos, como desechos, tesoros de valor incalculables.
Las “tradiciones” se oponen al progreso. Cuando se las confunde con la “tradición” dan origen a una desorientación que frena el progreso evolutivo.
La tradición es una línea que atraviesa la historia, dando unidad a todos los acontecimientos que sin ella carecerían de sentido. Pero no debemos confundir “tradición” con “tradiciones”.
Por cometer ese error, muchas veces perdemos lo mejor al aferrarnos a cosas que no tienen ningún valor o cuando, al contrario, abandonamos, como desechos, tesoros de valor incalculables.
Las “tradiciones” se oponen al progreso. Cuando se las confunde con la “tradición” dan origen a una desorientación que frena el progreso evolutivo.
“Tradición” y “Tradiciones”
Damos el nombre de “tradiciones” a aquellos hechos que surgen en un determinado contexto histórico, como respuesta a la época y que tienen la pretensión de sobrepasarla.
Lo que nace en una determinada época y que a veces no quiere acabar con ella (modas, instituciones, leyes humanas, costumbres, etc.) es predecible porque responde a un tiempo concreto.
En contraposición, la “tradición”, es algo mucho más profundo. “Tradición” es la raíz del desarrollo. Es algo que brota de la propia naturaleza, algo que esta substancialmente vinculado a las leyes naturales y que, por ese motivo, no depende del tiempo ni de la forma que asume a lo largo de épocas o culturas diferentes.
La historia, es un enmarañado de “tradición” y de “tradiciones”. Saber distinguirlas no es fácil. Sin embargo, es tan importante como saber diferenciar la programación del ordenador. No hacer esta distinción nos llevaría a deshacernos del ordenador sólo porque no estamos de acuerdo con el programa que fue colocado en él.
Esta es la mayor tentación para los jóvenes. No estando de acuerdo con muchas “tradiciones” que están sobrepasadas de hecho pero que son conservadas como dogmas por los viejos, se deshacen de ellas. Pero al hacerlo, se deshacen también, sin saberlo, de la propia “tradición” y de esta manera se quedan completamente sin rumbo.
Si lo comparamos con el cometa con que juega un niño, sería como romper el hilo que mantiene el cometa sólo porque no se está de acuerdo con el color de esta último.
Lo contrario se da con los viejos o con aquellos que se aferran a las “tradiciones”, como si estas fuesen leyes naturales , y permanecen presos a un lugar, a una costumbre, a algo que viene de una época pasada. De esa manera están paralizando su propio desarrollo y progreso de la humanidad.
Dejando de lado muchos aspectos de la tradición en que estamos inmersos – no forman parte del tema que ahora nos interesa – vamos a ocuparnos de uno cuyas raíces llegan a los albores del mundo y a lo más profundo del ser humano. Es uno de los instintos humanos más radicales: querer crear, dominar la naturaleza, controlar y dirigir el propio destino, hacerse cargo de la chispa de poder que posee.
Lo que nace en una determinada época y que a veces no quiere acabar con ella (modas, instituciones, leyes humanas, costumbres, etc.) es predecible porque responde a un tiempo concreto.
En contraposición, la “tradición”, es algo mucho más profundo. “Tradición” es la raíz del desarrollo. Es algo que brota de la propia naturaleza, algo que esta substancialmente vinculado a las leyes naturales y que, por ese motivo, no depende del tiempo ni de la forma que asume a lo largo de épocas o culturas diferentes.
La historia, es un enmarañado de “tradición” y de “tradiciones”. Saber distinguirlas no es fácil. Sin embargo, es tan importante como saber diferenciar la programación del ordenador. No hacer esta distinción nos llevaría a deshacernos del ordenador sólo porque no estamos de acuerdo con el programa que fue colocado en él.
Esta es la mayor tentación para los jóvenes. No estando de acuerdo con muchas “tradiciones” que están sobrepasadas de hecho pero que son conservadas como dogmas por los viejos, se deshacen de ellas. Pero al hacerlo, se deshacen también, sin saberlo, de la propia “tradición” y de esta manera se quedan completamente sin rumbo.
Si lo comparamos con el cometa con que juega un niño, sería como romper el hilo que mantiene el cometa sólo porque no se está de acuerdo con el color de esta último.
Lo contrario se da con los viejos o con aquellos que se aferran a las “tradiciones”, como si estas fuesen leyes naturales , y permanecen presos a un lugar, a una costumbre, a algo que viene de una época pasada. De esa manera están paralizando su propio desarrollo y progreso de la humanidad.
Dejando de lado muchos aspectos de la tradición en que estamos inmersos – no forman parte del tema que ahora nos interesa – vamos a ocuparnos de uno cuyas raíces llegan a los albores del mundo y a lo más profundo del ser humano. Es uno de los instintos humanos más radicales: querer crear, dominar la naturaleza, controlar y dirigir el propio destino, hacerse cargo de la chispa de poder que posee.
Los Traumaturgos
En todas las tribus primitivas había siempre una persona a la que solemos dar el nombre de hechicero o brujo y en la que todos confiaban pues de hecho era la más inteligente. Era esa persona la que escogía el lugar para la localización del poblado y para la caza, la que sabia cuales eran los alimentos buenos y las hierbas con poderes curativos, la que curaba y provocaba enfermedades.
Su prestigio y poder eran grandes.
Más tarde, con la llegada de lo que llamamos cultura y civilización, el aspecto exterior cambió. Pero, de una manera o de otra, esas personas siempre existieron entre los hombres, sólo que con otros nombres, Magos, santos, empresarios, radiestesistas, radionicistas, mentalistas, etc., hicieron y hacen las mismas cosas, apoyados en los mismos principios, aunque sin saberlo muchas veces.
Vamos a resumir ahora esos principios. Al aplicarlos veremos que funcionan y que transforman en realidad lo que de verdad queremos. Y cuando algunos de ellos falten descubriremos que el motivo por el que no conseguimos lo que queremos es el hecho de que sólo aparentemente lo queremos.
Su prestigio y poder eran grandes.
Más tarde, con la llegada de lo que llamamos cultura y civilización, el aspecto exterior cambió. Pero, de una manera o de otra, esas personas siempre existieron entre los hombres, sólo que con otros nombres, Magos, santos, empresarios, radiestesistas, radionicistas, mentalistas, etc., hicieron y hacen las mismas cosas, apoyados en los mismos principios, aunque sin saberlo muchas veces.
Vamos a resumir ahora esos principios. Al aplicarlos veremos que funcionan y que transforman en realidad lo que de verdad queremos. Y cuando algunos de ellos falten descubriremos que el motivo por el que no conseguimos lo que queremos es el hecho de que sólo aparentemente lo queremos.
El secreto de la materialización
Para empezar, debemos observar que cuando ocurre algo fuera de lo normal (no necesariamente sobrenatural), algo que a veces es visto como un milagro, hay siempre una persona actuando con la totalidad de su ser. En ese momento la persona se presenta como una unidad perfecta. Voluntad, emoción, instinto, cuerpo, en una palabra, todo sigue la misma dirección, todo vibra en la misma frecuencia.
Anotado eso, podemos observar las siguientes características fundamentales:
• Decisión = Determinación de hacer algo.
• Objetivo claro y concreto.
• Deseo ardiente de conseguirlo.
• Convicción de poder conseguirlo.
• Aplicación de una energía para la materialización. ¿Cuáles son los medios?
Anotado eso, podemos observar las siguientes características fundamentales:
• Decisión = Determinación de hacer algo.
• Objetivo claro y concreto.
• Deseo ardiente de conseguirlo.
• Convicción de poder conseguirlo.
• Aplicación de una energía para la materialización. ¿Cuáles son los medios?
• Pensamiento, voluntad, visualización, emoción, instinto, sugestión, concentración, paciencia y persistencia.
Para que quede claro y también para entender por que no funciona lo que en principio debía funcionar, vamos a analizar un rito que en sus principios es idéntico a todas las formas de trabajo que buscan la consecución de algo.
Un ritual perfecto
Analicemos un ritual conocido por muchos: la misa católica.
¿Cuáles son sus momentos básicos?
• Decisión de ir a la iglesia.
• Perdón.
• Oración: Objetivo
• Lecturas y comentarios: Visualización, suscitar el deseo, motivar la emoción.
• Credo: Afirmación de que creemos.
• Ofrenda: Estímulo físico sobre el subconsciente.
• Pedimos, y obtenemos, que Jesús venga con su fuerza.
• Comunión: Nos apropiamos de la fuerza de Jesús.
• Oración: Objetivo para el que necesitamos esta fuerza
• Pedimos la bendición.
• Decisión de ir a la iglesia.
• Perdón.
• Oración: Objetivo
• Lecturas y comentarios: Visualización, suscitar el deseo, motivar la emoción.
• Credo: Afirmación de que creemos.
• Ofrenda: Estímulo físico sobre el subconsciente.
• Pedimos, y obtenemos, que Jesús venga con su fuerza.
• Comunión: Nos apropiamos de la fuerza de Jesús.
• Oración: Objetivo para el que necesitamos esta fuerza
• Pedimos la bendición.
¿Pero, por qué no siempre funciona?
Alguien puede preguntar: ¿Si es tan perfecto el rito por que no da resultado en la mayor parte de los casos?
Es muy fácil responder. Al hablar de decisión, de objetivo, de deseo ardiente, de creencia, de convicción, estamos descartando la inseguridad, estamos hablando de una persona que está completamente imbuida de algo.
Estamos hablando de alguien que se proyecta con todo su ser hacia algo con lo cual se siente totalmente comprometido.
Es muy fácil responder. Al hablar de decisión, de objetivo, de deseo ardiente, de creencia, de convicción, estamos descartando la inseguridad, estamos hablando de una persona que está completamente imbuida de algo.
Estamos hablando de alguien que se proyecta con todo su ser hacia algo con lo cual se siente totalmente comprometido.
Cierto día, allí, en la lejana Indica, un joven se acercó a su maestro, que estaba meditando, y le pregunto: Maestro ¿qué tengo que hacer para alcanzar la sabiduría?
El maestro continuó en su meditación y ni siquiera levantó la cabeza.
Pasó la mañana, pasó la tarde y nada por respuesta.
Cuando empezó a anochecer, el joven decidió marcharse.
Al día siguiente, bien temprano, estaba allí, otra vez debajo del árbol, al lado del maestro. Le hizo la misma pregunta y recibió la misma respuesta: el silencio.
Al llegar la noche, medio desanimado, el joven volvió a marcharse.
Al tercer día, un tanto abatido pero ansioso por conseguir una respuesta, se acercó de nuevo al maestro por la mañana y repitió la pregunta. Esta vez, el maestro se levantó y fue con él hasta el río. Al llegar a la orilla de este, el maestro cogió al joven por la cabeza y lo sumergió en el agua. Al principio, el joven no vio en esto ningún problema. Pero poco después, cuando empezó a faltarle el aire y el maestro no parecía dispuesto a soltarle, el joven se puso a hacer fuerza para poder salir del agua. A cada instante que pasaba, el deseo de salir de ella se hacía más intenso.
Por fin, el maestro lo soltó.
Nunca había sentido tanta ansia de respirar.
Cuando salieron del río, el maestro preguntó al discípulo:
¿En que pensabas cuando estabas con la cabeza abajo del agua?
¿Te proponías muchas metas, tenías muchos deseos? ¿Estabas distraído con algún devaneo? ¿Estabas envuelto en dudas sobre lo que querías?
El joven respondió sin pestañear: Maestro, sólo quería una cosa: Respirar, respirar, respirar.
Mi único pensamiento, mi único objetivo, mi único deseo era respirar.
Hijo mío, concluyó el maestro, el día en que quieras la sabiduría tanto como querías respirar, ven y la conseguirás.
Es esto exactamente lo que falta en los ritos, que en principio son perfectos: aquel deseo ardiente, aquel objetivo claro, aquella convicción y fe que es capaz de mover montañas.
A lo largo de estas páginas vamos a profundizar en cada uno de estos puntos, viendo donde están los fallos y como eliminarlos.
Además llevaremos nuestra mirada a algunos secretos que están contenidos en ese ritual que mencionamos en rápido esquema.
El maestro continuó en su meditación y ni siquiera levantó la cabeza.
Pasó la mañana, pasó la tarde y nada por respuesta.
Cuando empezó a anochecer, el joven decidió marcharse.
Al día siguiente, bien temprano, estaba allí, otra vez debajo del árbol, al lado del maestro. Le hizo la misma pregunta y recibió la misma respuesta: el silencio.
Al llegar la noche, medio desanimado, el joven volvió a marcharse.
Al tercer día, un tanto abatido pero ansioso por conseguir una respuesta, se acercó de nuevo al maestro por la mañana y repitió la pregunta. Esta vez, el maestro se levantó y fue con él hasta el río. Al llegar a la orilla de este, el maestro cogió al joven por la cabeza y lo sumergió en el agua. Al principio, el joven no vio en esto ningún problema. Pero poco después, cuando empezó a faltarle el aire y el maestro no parecía dispuesto a soltarle, el joven se puso a hacer fuerza para poder salir del agua. A cada instante que pasaba, el deseo de salir de ella se hacía más intenso.
Por fin, el maestro lo soltó.
Nunca había sentido tanta ansia de respirar.
Cuando salieron del río, el maestro preguntó al discípulo:
¿En que pensabas cuando estabas con la cabeza abajo del agua?
¿Te proponías muchas metas, tenías muchos deseos? ¿Estabas distraído con algún devaneo? ¿Estabas envuelto en dudas sobre lo que querías?
El joven respondió sin pestañear: Maestro, sólo quería una cosa: Respirar, respirar, respirar.
Mi único pensamiento, mi único objetivo, mi único deseo era respirar.
Hijo mío, concluyó el maestro, el día en que quieras la sabiduría tanto como querías respirar, ven y la conseguirás.
Es esto exactamente lo que falta en los ritos, que en principio son perfectos: aquel deseo ardiente, aquel objetivo claro, aquella convicción y fe que es capaz de mover montañas.
A lo largo de estas páginas vamos a profundizar en cada uno de estos puntos, viendo donde están los fallos y como eliminarlos.
Además llevaremos nuestra mirada a algunos secretos que están contenidos en ese ritual que mencionamos en rápido esquema.
Decide y conseguirás
La decisión es el punto de partida para conseguir lo que necesitamos. Sin decisión nada es posible.
Observando a las personas que han triunfado en la vida, vemos que todas ellas son personas de decisión, que sus decisiones son normalmente rápidas y que cuando se ven en la necesidad de modificarlas lo hacen paulatinamente.
Ocurre lo contrario con aquellos que no obtienen éxito en la vida. Normalmente tardan demasiado en tomar decisiones y además cambian de decisión con mucha facilidad y frecuencia. No tienen paciencia para esperar los resultados de sus decisiones. Desisten antes de que la semilla tenga tiempo de fructificar.
Opinar es la cosa más barata y, por eso, la más común.
Quien se deja influir por la opinión ajena, normalmente no llega a ninguna parte.
Los que tienen opiniones de valor, las guardan, los que viven opinando sobre todo, lo hacen porque sus opiniones son de poco valor, de carácter crítico, condenatorio y negativo.
“Eso que vas a hacer no llega a buen lugar, porque fulano…”.
“¿Le duele la cabeza? Eso es grave. A mi vecina le ocurrió lo mismo y murió al día siguiente.
Desconfía de las opiniones, especialmente de las de los amigos y parientes. Son las peores. Tienen el poder de ridiculizar, con enorme facilidad, cualquier proyecto o decisión.
¡Cuántos complejos de inferioridad tienen su origen en los padres y en los parientes cercanos!: “!Tu no sirves para nada!”… “Eres un inútil”… “No tienes creatividad”…
Hay ocasiones en que necesitamos una información para poder tomar una decisión. Pidámosla a quien la tiene sin revelar el motivo.
Dicen que LA VERDADERA SABIDURIA SE REVELA EN LA MODESTIA Y EN EL SILENCIO QUE ACOMPAÑA A UNA DECISION. Aunque no pueda aplicarse a todos los casos, es prudente seguir este consejo cuando tenemos necesidad de la opinión de alguien.
Observando a las personas que han triunfado en la vida, vemos que todas ellas son personas de decisión, que sus decisiones son normalmente rápidas y que cuando se ven en la necesidad de modificarlas lo hacen paulatinamente.
Ocurre lo contrario con aquellos que no obtienen éxito en la vida. Normalmente tardan demasiado en tomar decisiones y además cambian de decisión con mucha facilidad y frecuencia. No tienen paciencia para esperar los resultados de sus decisiones. Desisten antes de que la semilla tenga tiempo de fructificar.
Opinar es la cosa más barata y, por eso, la más común.
Quien se deja influir por la opinión ajena, normalmente no llega a ninguna parte.
Los que tienen opiniones de valor, las guardan, los que viven opinando sobre todo, lo hacen porque sus opiniones son de poco valor, de carácter crítico, condenatorio y negativo.
“Eso que vas a hacer no llega a buen lugar, porque fulano…”.
“¿Le duele la cabeza? Eso es grave. A mi vecina le ocurrió lo mismo y murió al día siguiente.
Desconfía de las opiniones, especialmente de las de los amigos y parientes. Son las peores. Tienen el poder de ridiculizar, con enorme facilidad, cualquier proyecto o decisión.
¡Cuántos complejos de inferioridad tienen su origen en los padres y en los parientes cercanos!: “!Tu no sirves para nada!”… “Eres un inútil”… “No tienes creatividad”…
Hay ocasiones en que necesitamos una información para poder tomar una decisión. Pidámosla a quien la tiene sin revelar el motivo.
Dicen que LA VERDADERA SABIDURIA SE REVELA EN LA MODESTIA Y EN EL SILENCIO QUE ACOMPAÑA A UNA DECISION. Aunque no pueda aplicarse a todos los casos, es prudente seguir este consejo cuando tenemos necesidad de la opinión de alguien.
Sin decisión nada es posible
La decisión exige valor. Líder es aquel que sabe lo que quiere y decide con rapidez y firmeza.
Pero la decisión no es lo más frecuente. Normalmente no sabemos lo que queremos, permanecemos indecisos delante de las cosas que de una o de otra manera van imprimiendo rasgos en nuestra vida.
Cursamos la Universidad sin saber lo que queremos, aceptamos el primer empleo que aparece porque no sabemos lo que deseamos…
La indecisión es la primera cosa que debemos abolir de nuestras vidas si queremos conseguir salud, riqueza, éxito, realización.
Pero la decisión no es lo más frecuente. Normalmente no sabemos lo que queremos, permanecemos indecisos delante de las cosas que de una o de otra manera van imprimiendo rasgos en nuestra vida.
Cursamos la Universidad sin saber lo que queremos, aceptamos el primer empleo que aparece porque no sabemos lo que deseamos…
La indecisión es la primera cosa que debemos abolir de nuestras vidas si queremos conseguir salud, riqueza, éxito, realización.
Suelta tu imaginación
Uno de los hábitos mas arraigados es el de no saber lo que queremos realmente, la indecisión.
La verdad es que nuestra imaginación esta presa. No consigue soltarse porque siempre estuvo muy cercenada.
Desde niños escuchamos: Esto es imposible, aquello no es viable, eso es sólo para los ricos, tal cosa es así y no puede ser de otra manera.
Crecemos rodeados de sugestiones negativas y a una cierta altura llegamos a la conclusión de que las cosas son limitadas, imposibles, inmutables.
De ese modo nuestra imaginación queda atrofiada, sin capacidad de soñar, de querer, de realizar nada.
En verdad, la no realización ya es una realización, realización de limitación, de pobreza, de enfermedad, de desaliento.
La única limitación es la propia imaginación.
Creer en la limitación crea personas limitadas.
Si creo que determinada cosa es imposible, estoy cerrando la puerta que me llevaría a ella.
El éxito lo obtiene el que es capaz de imaginarlo y de tomar una decisión.
Decídete a cambiar. Después, actúa.
Nunca es tarde para tomar una decisión.
Deja de lamentar tu suerte. Para de lamentarte diciéndote: Si hubiese hecho… Pero ahora es tarde.
No es verdad. Sin embargo, no des motivo hoy para tener que decir más tarde algo de eso.
Puedes empezar hoy. Ha llegado el momento. Toma la decisión y actúa.
Es mejor tomar una decisión equivocada y corregirla después que no tomar ninguna. Una decisión equivocada y corregirla después que no tomar ninguna. Una decisión equivocada puede llevarnos a saber cual es la acertada. Sin decisiones no se aprende nada.
Pero, repito, para poder tomar decisiones, es necesario tener valor, fe en nosotros mimos, saber lo que queremos y confianza en la propia vida.
Toma hoy una decisión. ¡Empieza una nueva vida!
La verdad es que nuestra imaginación esta presa. No consigue soltarse porque siempre estuvo muy cercenada.
Desde niños escuchamos: Esto es imposible, aquello no es viable, eso es sólo para los ricos, tal cosa es así y no puede ser de otra manera.
Crecemos rodeados de sugestiones negativas y a una cierta altura llegamos a la conclusión de que las cosas son limitadas, imposibles, inmutables.
De ese modo nuestra imaginación queda atrofiada, sin capacidad de soñar, de querer, de realizar nada.
En verdad, la no realización ya es una realización, realización de limitación, de pobreza, de enfermedad, de desaliento.
La única limitación es la propia imaginación.
Creer en la limitación crea personas limitadas.
Si creo que determinada cosa es imposible, estoy cerrando la puerta que me llevaría a ella.
El éxito lo obtiene el que es capaz de imaginarlo y de tomar una decisión.
Decídete a cambiar. Después, actúa.
Nunca es tarde para tomar una decisión.
Deja de lamentar tu suerte. Para de lamentarte diciéndote: Si hubiese hecho… Pero ahora es tarde.
No es verdad. Sin embargo, no des motivo hoy para tener que decir más tarde algo de eso.
Puedes empezar hoy. Ha llegado el momento. Toma la decisión y actúa.
Es mejor tomar una decisión equivocada y corregirla después que no tomar ninguna. Una decisión equivocada y corregirla después que no tomar ninguna. Una decisión equivocada puede llevarnos a saber cual es la acertada. Sin decisiones no se aprende nada.
Pero, repito, para poder tomar decisiones, es necesario tener valor, fe en nosotros mimos, saber lo que queremos y confianza en la propia vida.
Toma hoy una decisión. ¡Empieza una nueva vida!
Puntos para recordar...
1.- Todas las cosas tienen sus causas y sus leyes. Estas leyes con perfectamente comprensibles y todo el mundo las acepta cuando se trata de física, química, matemáticas, o sea, cuando se trata de las llamadas ciencias exactas. Pero cuando entramos en el campo de las ciencias humanas, el conocimiento de estas leyes se hace mucho más difícil, y en vez de reconocerlo lo que muchas veces hacemos es negar prácticamente que existan tales leyes. Sin embargo, todo efecto tiene su causa, aunque no la conozcamos.
2- Hay leyes capaces de materializar cualquier deseo.
Son leyes que, aplicadas, conducen necesariamente a un efecto. Y si tal efecto no se produce, con toda certeza es porque las leyes en cuestión no fueron aplicadas aunque tal vez parezca que si.
3- Esas leyes las encontramos en la tradición.Debemos distinguir “tradición” y “tradiciones”. La “tradición” es la raíz de la evolución, es algo que brota de la propia naturaleza, algo que no depende de la época y de las formas que asume a lo largo de los tiempos y de las culturas. En contraposición, “tradiciones” son acciones que surgen en determinados contextos históricos como respuesta a esas épocas y que muchas veces tienen la pretensión de sobrepasarlas (modas, instituciones, costumbres, leyes humanas, etc.)
La historia es un enmarañado de tradición y de tradiciones. Saber distinguirlas es una tarea ardua.
Pero tan fundamental como saber distinguir el ordenador del programa. No diferenciarlas tiene consecuencias graves.
4- Los jóvenes abandonan la tradición porque no están de acuerdo con las tradiciones y con esto quedan a la deriva. Los viejos renuncian a la evolución y al progreso por aferrarse a las tradiciones como si fuesen la tradición y de esta forma se esclerosan. Tanto unos como otros pierden lo más precioso: la energía vital y, con esta, la propia vida.
5- En la tradición encontramos, aunque revestidas de ropajes diferentes, las leyes que rigen la vida y sus mecanismos mentales.
Siempre hubo hombres que se valieron, de una o de otra forma, de estas leyes. El nombre que les damos depende de la técnica que utilizan para poner en acción tales leyes: hechiceros, brujos, magos, ocultistas, santos, empresarios, radionicistas, mentalistas, etc.
Todos ellos ponen en acción esas leyes, aunque muchas veces sin saber como funcionan en realidad.
Siguen una práctica que aprendieron pero desconociendo su por qué.
6- Puntos fundamentales para cualquier materialización de un deseo:
• Decisión
• Objetivo claro y concreto.
• Deseo ardiente de alcanzarlo.
• Convicción de poder alcanzarlo.
• Aplicación de una energía para la materialización.
7- Decide y tendrás. Para tomar una decisión se necesita valor. Es el interruptor que pone en movimiento todo el mecanismo del cambio.
8- Nunca es tarde para tomar una decisión. No lamentes tu suerte. Decídete a cambiar y después… ¡parte hacia la acción!.
2- Hay leyes capaces de materializar cualquier deseo.
Son leyes que, aplicadas, conducen necesariamente a un efecto. Y si tal efecto no se produce, con toda certeza es porque las leyes en cuestión no fueron aplicadas aunque tal vez parezca que si.
3- Esas leyes las encontramos en la tradición.Debemos distinguir “tradición” y “tradiciones”. La “tradición” es la raíz de la evolución, es algo que brota de la propia naturaleza, algo que no depende de la época y de las formas que asume a lo largo de los tiempos y de las culturas. En contraposición, “tradiciones” son acciones que surgen en determinados contextos históricos como respuesta a esas épocas y que muchas veces tienen la pretensión de sobrepasarlas (modas, instituciones, costumbres, leyes humanas, etc.)
La historia es un enmarañado de tradición y de tradiciones. Saber distinguirlas es una tarea ardua.
Pero tan fundamental como saber distinguir el ordenador del programa. No diferenciarlas tiene consecuencias graves.
4- Los jóvenes abandonan la tradición porque no están de acuerdo con las tradiciones y con esto quedan a la deriva. Los viejos renuncian a la evolución y al progreso por aferrarse a las tradiciones como si fuesen la tradición y de esta forma se esclerosan. Tanto unos como otros pierden lo más precioso: la energía vital y, con esta, la propia vida.
5- En la tradición encontramos, aunque revestidas de ropajes diferentes, las leyes que rigen la vida y sus mecanismos mentales.
Siempre hubo hombres que se valieron, de una o de otra forma, de estas leyes. El nombre que les damos depende de la técnica que utilizan para poner en acción tales leyes: hechiceros, brujos, magos, ocultistas, santos, empresarios, radionicistas, mentalistas, etc.
Todos ellos ponen en acción esas leyes, aunque muchas veces sin saber como funcionan en realidad.
Siguen una práctica que aprendieron pero desconociendo su por qué.
6- Puntos fundamentales para cualquier materialización de un deseo:
• Decisión
• Objetivo claro y concreto.
• Deseo ardiente de alcanzarlo.
• Convicción de poder alcanzarlo.
• Aplicación de una energía para la materialización.
7- Decide y tendrás. Para tomar una decisión se necesita valor. Es el interruptor que pone en movimiento todo el mecanismo del cambio.
8- Nunca es tarde para tomar una decisión. No lamentes tu suerte. Decídete a cambiar y después… ¡parte hacia la acción!.
Ver capítulos anteriores del Taller de Autoestima
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 271, Volumén 2:Secretos que Cambian una Vida
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 271, Volumén 2:Secretos que Cambian una Vida