Cuando se aprende a escuchar profundamente a otras personas, se descubren diferencias enormes en la percepción. También se empieza a apreciar el efecto que estas diferencias pueden determinar cuando las personas tratan de trabajar conjuntamente en situaciones de interdependencia.
Usted ve a la joven; yo veo a la persona sensible. Y ambos podemos tener razón.
Usted puede ver el mundo a través de gafas centradas en el cónyuge; yo lo veo a través de la lente centrada en el dinero de la preocupación económica.
Usted puede estar programado con la mentalidad de abundancia; mi guión podría ser el de una mentalidad de escasez.
Tal vez usted enfoque los problemas con un paradigma altamente visual, intuitivo, holístico, de hemisferio derecho; mi encuadre podría ser de hemisferio izquierdo, muy secuencial, analítico y verbal.
Es posible que nuestras percepciones sean sumamente distintas. Y sin embargo los dos hemos vivido durante años con nuestros respectivos paradigmas, pensando que son «hechos» y cuestionando el carácter de la competencia mental de cualquiera que no pueda «ver los hechos».
Ahora bien, con todas nuestras diferencias, estamos tratando de funcionar juntos —en un matrimonio, en el trabajo, en un proyecto de servicio comunitario— con el objeto de administrar los recursos y obtener resultados. De modo que: ¿cómo lo haremos? ¿Cómo trascender los límites de nuestras percepciones individuales para poder comunicarnos con profundidad, abordar cooperativamente las cuestiones y emerger con soluciones ganar/ganar?
La respuesta es el primer paso en el proceso de ganar/ganar. Incluso si (y especialmente cuando) la otra persona no comparte ese paradigma, primero hay que procurar comprender.
Después procure ser comprendido
Primero procure comprender... y después ser comprendido. Saber ser comprendido es la otra mitad del éxito, igualmente esencial para alcanzar soluciones ganar/ganar.
Ya hemos definido la madurez como el equilibrio entre el coraje y la consideración. Procurar comprender requiere consideración; procurar ser comprendido exige coraje. Para el ganar/ganar se necesita un alto grado de una y otro. De modo que en situaciones interdependientes es importante ser comprendidos.
Los antiguos griegos tenían una filosofía extraordinaria, manifestada en tres palabras presentadas en secuencia: ethos, pathosy logos. Sostengo que esas tres palabras contienen la esencia de procurar primero comprender y realizar planteamientos efectivos.
Ethos es la credibilidad personal, la fe que la gente tiene en nuestra integridad y competencia. Es la confianza que inspiramos, nuestra cuenta bancaria emocional. Pathos es el lado empático, el sentimiento. Significa que uno está alineado con el impulso emocional de la comunicación de otra persona. Logos es la lógica, la parte razonada de la exposición.
Obsérvese la secuencia: ethos, pathos, logos: el carácter, la relación y después la lógica de la exposición. La mayor parte de las personas, en sus exposiciones, van directamente al logos, a la lógica del cerebro izquierdo, de las ideas. Tratan de convencer a los otros de la validez de esa lógica sin primero tomar en consideración ethos y pathos.
Cuando uno puede exponer sus ideas con claridad, concretamente, gráficamente y, lo que es más importante, en su contexto (en el contexto de una comprensión profunda de los paradigmas y las preocupaciones de los otros), consigue aumentar significativamente la credibilidad de las propuestas que presenta.
Uno no está atrincherado en sus «propias cosas», emitiendo una retórica grandilocuente subido a un cajón vacío. Uno verdaderamente comprende. Y como comprende, lo que expone podría ser incluso diferente de lo que pensó en un principio.
Comprender antes de ser comprendido nos eleva a un nivel de mayor precisión, mayor integridad en las exposiciones. Y la gente lo sabe. Saben que uno está presentando ideas en las que auténticamente cree, tomando en cuenta la totalidad de los hechos y percepciones conocidos, y que ello será beneficioso para todos.
Persona a persona
El quinto hábito es poderoso porque está exactamente en el centro del círculo de influencia. Muchos factores de las situaciones interdependientes están en el círculo de preocupación: problemas, desacuerdos, circunstancias, la conducta de otras personas. Y si concentramos nuestra energía allí afuera, la agotaremos, obteniendo pocos resultados positivos.
Pero siempre se puede procurar primero comprender. Esto está dentro de nuestro control. Al hacerlo, centrándose en el círculo de influencia, uno comprende profunda y verdaderamente a las otras personas. Se tiene información precisa, se llega rápidamente al núcleo de las cuestiones, se constituyen cuentas bancadas emocionales y se le brinda a la gente el aire psicológico que necesita, de modo que después todos pueden trabajar juntos con efectividad.
Éste es el enfoque de adentro hacia afuera. Al aplicarlo, observemos lo que sucede con el círculo de influencia. Como uno realmente escucha, acaba dejándose influir. Y dejarse influir es la clave para influir en los otros. El círculo de influencia empieza a expandirse. Uno acrecienta su capacidad para influir en muchas de las cosas del círculo de preocupación.
Detengámonos también en lo que nos sucede a nosotros mismos. Cuanto más profundamente comprendemos a las otras personas, más las apreciamos, más respeto tenemos por ellas. Tocar el alma de otro ser humano es caminar por tierra sagrada.
Póngalo en práctica ahora mismo. La próxima vez que se comunique con alguien, deje a un lado su propia autobiografía y procure auténticamente comprender. Aunque esa persona no le cuente sus problemas, sea empático con ella. Cada uno puede sentir el corazón del otro; usted será sensible a lo que a su interlocutor le duela, y le responderá: «Hoy pareces deprimido». Tal vez el otro no diga nada. Está bien. Usted ha demostrado comprensión y respeto.
No presione ni empuje; sea paciente, sea respetuoso. La gente no tiene por qué abrirse verbalmente antes que uno pueda empalizar. Uno puede empatizar constantemente con su conducta. Se puede ser sagaz, sensible y consciente, y vivir fuera de la propia autobiografía cuando ello es necesario.
Y si se es altamente proactivo, se pueden crear oportunidades para realizar un trabajo de prevención. No es necesario esperar a que nuestro hijo o hija tengan un problema en la escuela, o a nuestra próxima negociación comercial, para procurar comprender primero.
Pase tiempo con sus hijos, uno por uno. Escúchelos, compréndalos. Véalo todo a través de sus ojos: el hogar, la vida escolar, los desafíos y problemas con que se enfrentan. Genere una cuenta bancaria emocional. Bríndeles aire.
Salga regularmente a pasear con su cónyuge. Cenen o hagan juntos algo de lo que disfruten los dos. Escúchense recíprocamente: procuren comprender. Trate cada uno de ver la vida a través de los ojos del otro.
El tiempo que cotidianamente paso con mi esposa es algo que no cambiaría por nada. Además de procurar comprendernos recíprocamente, solemos dedicar tiempo a la práctica de la aptitud para la escucha empática, lo cual nos ayuda en la comunicación con nuestros hijos.
A menudo nos comunicamos nuestras diferentes percepciones de una situación, y ensayamos (mediante role-play) soluciones más efectivas para los problemas interpersonales más difíciles de la familia.
A veces yo desempeño el rol de una hija o un hijo que solicita un privilegio especial a pesar de no haber cumplido con un deber familiar esencial; Sandra desempeña su propio rol.
Interactuamos una y otra vez, y tratamos de visualizar la situación de un modo muy real, entrenándonos para ser coherentes como modelos y enseñarles a nuestros hijos principios correctos. Algunas de nuestras más útiles ejercitaciones de role-playhan consistido en replantear una escena pasada, difícil o tensa, en la que uno de nosotros «metió la pata».
El tiempo invertido en comprender profundamente a los seres queridos produce enormes dividendos en la comunicación abierta. Muchos de los problemas que acosan a las familias y los matrimonios no tienen entonces tiempo para enraizarse y crecer. La comunicación se vuelve tan abierta que elimina los problemas potenciales cuando aún están germinando. Y en la cuenta bancaria emocional hay grandes reservas de confianza para afrontar los problemas que surjan.
Cuando uno escucha, aprende. Y también les proporciona aire psicológico a las personas que trabajan para uno y con uno. Inspiramos una lealtad que va mucho más allá de las exigencias físicas del empleo en el horario formal.
Procurar primero comprender. Antes que los problemas surjan, antes de pretender evaluar y prescribir, antes de tratar de exponer las propias ideas, procure comprender. Éste es un hábito poderoso de interdependencia efectiva.
Cuando real y profundamente nos comprendemos unos a otros, abrimos las puertas a soluciones creativas y terceras alternativas. Nuestras diferencias ya no constituyen obstáculos para la comunicación y el progreso. En lugar de ello, se convierten en las piedras firmes de un terreno embarrado, que nos conducen a la sinergia.
Sugerencias prácticas
- Elija una relación en la que usted sienta que la cuenta bancada emocional está en números rojos. Trate de comprender y describir por escrito la situación desde el punto de vista de la otra persona.
En la próxima interacción, escuche para comprender, comparando lo que escucha con lo que haya escrito. ¿Hasta qué punto eran válidos sus supuestos? ¿Comprendió realmente la perspectiva de ese individuo?
- Comparta el concepto de empatía con alguien cercano a usted. Dígale que quiere trabajar con él en la escucha auténtica a otros y pídale un comentario al respecto al cabo de una semana. ¿Cómo le fue? ¿Cómo hizo que se sintiera aquella persona?
- La próxima vez que tenga la oportunidad de observar a otras personas comunicándose, tápese los oídos durante unos minutos y mire. ¿Qué emociones se comunican, no transmisibles solamente con palabras?
- La próxima vez que se sorprenda utilizando inadecuadamente una de las respuestas autobiográficas (sondeo, evaluación, consejo o interpretación), trate de convertir esa situación en un depósito, mediante el reconocimiento y la disculpa («Lo siento, realmente no estaba tratando de comprender. ¿Podemos empezar de nuevo?»).
- Base en la empatía su próximo planteamiento o exposición. Describa el otro punto de vista tan bien o mejor que sus propios defensores; después procure hacerse comprender dentro del marco de referencia de ellos.
Ver capítulos anteriores del Taller de Autoestima
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 178 Volumén 2: Procure Comprender para Ser Comprendido
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 178 Volumén 2: Procure Comprender para Ser Comprendido