La depresión es la rabia vuelta hacia dentro. Es también la rabia que pensamos que no tenemos derecho a sentir. Por ejemplo, es posible que consideres que no está bien sentir rabia contra tu padre o tu madre, o contra tu pareja o tu mejor amigo. Sin embargo la sientes, y además te sientes atascado por ello. Esa rabia se transforma en depresión. Actualmente hay muchísimas personas que sufren de depresión, incluso de depresión crónica. Cuando se llega a este extremo es muy difícil salir de ella. La persona se siente tan inútil, tan desesperada, que le cuesta un enorme esfuerzo hacer cualquier cosa. Por muy espiritual que seas, tienes que fregar los platos de vez en cuando, no se pueden dejar los platos sucios amontonándose en el fregadero con la excusa: «Ah, es que yo soy metafísico». Lo mismo ocurre con los sentimientos: si quieres tener una mente que discurra libremente, deberás lavar tus platos sucios mentales.
Una de las mejores formas de hacerlo es darse permiso para expresar parte de la rabia, y así reducir un poco la depresión. Actualmente hay terapeutas que se especializan en liberar la rabia. Una o dos sesiones con alguno de ellos te serán de gran utilidad.
Personalmente creo que todos necesitamos golpear la cama una vez a la semana, con o sin rabia. Hay algunas terapias que animan a entrar adentro de la propia rabia; yo pienso, sin embargo, que de este modo te sumerges en la rabia durante demasiado tiempo. Como cualquier emoción que aflora, la rabia dura sólo unos minutos. Los bebés entran y salen de sus emociones con mucha rapidez. Es nuestra reacción ante la emoción lo que nos hace aferrarnos a ella y reprimirla. Elizabeth Kübler-Ross emplea un maravilloso ejercicio en sus seminarios; ella lo llama «exteriorización». Hace que los participantes agarren un trozo de manguera de goma y golpeen con ella unos cuantos listines de teléfono viejos una y otra vez, dejando emerger todo tipo de emociones. Cuando liberamos la rabia, es normal que nos sintamos un poco avergonzados, sobre todo si expresarla va contra nuestro código familiar. La primera vez que lo hagas te sentirás violento, pero una vez te acostumbres, hasta puede ser divertido, y en todo caso es muy poderoso. Dios no te va a odiar por enfadarte. Una vez que hayas liberado parte de esa vieja rabia, serás capaz de mirar tu situación bajo una nueva luz y de encontrar soluciones.
Otra cosa que sugeriría a una persona deprimida es que trabaje con un buen dietista para limpiar su dieta. Es sorprendente el efecto beneficioso que esto tiene en la mente. Las personas deprimidas suelen comer muy mal, lo cual aumenta el problema. Todos necesitamos que los alimentos que tomamos sean buenos para nuestro cuerpo. Además, muchas veces nos encontramos con que hay un desequilibrio químico en el cuerpo que se agrava aún más por la ingestión de algún tipo de medicamento.
Otro maravilloso tratamiento para liberar sentimientos es la terapia del renacimiento, porque va más allá del intelecto. Si nunca has hecho una sesión de renacimiento, te recomiendo que lo pruebes. Ha
ayudado enormemente a muchas personas. Es una modalidad de respiración que te ayuda a conectar con problemas pasados de modo que los puedas liberar de forma positiva. Existen diversas terapias holísticas que te pueden ayudar. Una determinada terapia puede ser buena para algunas personas y no para otras. La única manera de descubrir cuál es la que nos va mejor es probar diferentes posibilidades. La sección de autoayuda de las librerías es un excelente lugar para informarse sobre las distintas alternativas. Las tiendas de alimentos dietéticos suelen tener información sobre reuniones y clases. Cuando el discípulo está dispuesto, aparece el maestro.
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 114 Volumén 2: Rompiendo las Barreras que nos Detienen