Recibo muchísimas cartas de personas que tienen problema de exceso de peso. Siguen una dieta para adelgazar durante dos o tres semanas y la dejan. Entonces se sienten culpables por haberla abandonado. En lugar de apreciar que hicieron cuanto pudieron, se enfadan consigo mismas y se sienten agobiadas por la culpa. Para castigarse, pues la culpa siempre busca castigo, van a restaurantes y comen alimentos que no son buenos para su cuerpo. Si estas personas lograran reconocer que durante esas dos o tres semanas que siguieron un determinado régimen hicieron algo maravilloso para su cuerpo, y dejaran de cubrirse con capas y más capas de culpa, podrían romper el hábito. Podrían comenzar a decir: «Yo tenía un problema de peso; ahora me doy permiso para tener el peso perfecto para mí», y el hábito de comer en exceso empezaría a marcharse. Sin embargo, no es necesario concentrarse demasiado en el problema de la comida porque no es ahí donde está el verdadero problema.
El hecho de comer en exceso siempre significa que hay una necesidad de protección. Cuando uno se siente inseguro o asustado, se cubre de una almohadilla o capa de seguridad. El peso no tiene nada que ver con la comida. La mayor parte de la gente se pasa la vida enfadada consigo misma por estar gorda. ¡Qué desperdicio de energía! Lo que hay que comprender, más bien, es que hay algo en nuestra vida que nos hace sentir inseguros o en peligro. Puede tratarse del trabajo, el cónyuge, la propia sexualidad o la vida en general. Si tienes un problema de exceso de peso, dé jalo a un lado, no te preocupes por la comida y presta atención a esa pauta interior que dice:
«Necesito protección porque me siento inseguro»
Es asombrosa la forma en que responden nuestras células a estas pautas. Cuando desaparece la necesidad de protección, cuando comenzamos a sentirnos seguros, la grasa se diluye. Lo he observado en mi propia vida: cuando no me siento segura y a salvo, comienzo a engordar. Cuando mi vida transcurre muy acelerada, y trabajo demasiado y me siento desbordada, experimento una necesidad de protección, una necesidad de seguridad. Entonces digo: «De acuerdo, ya es hora de que trabajes para sentirte seguro. Quiero que sepas de verdad que estás a salvo, que todo va bien y que puedes hacer lo que quieras, estar donde quieras y tener todo lo que está sucediendo ahora mismo. Estás a salvo y yo te amo».
El peso es sólo el efecto exterior del miedo que hay dentro. Cuando te mires en el espejo y veas a esa persona gorda que te contempla, recuerda que estás viendo el resultado de tu antigua forma de pensar. Cuando empieces a cambiar de pensamientos, habrás plantado la semilla de lo que se convertirá en realidad para ti. Lo que elijas
pensar hoy creará la nueva figura que tendrás mañana. Uno de los mejores libros sobre cómo liberar peso es el de Sondra Ray titulado The Only Diet There Is [La única dieta que hay]. La dieta a la que se refiere este libro es la de abstenerse de pensamientos negativos. La autora enseña cómo hacerlo, paso a paso.
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 114 Volumén 2: Rompiendo las Barreras que nos Detienen