5. Elogiémonos
Éste es el paso siguiente. La crítica deprime al espíritu; el elogio lo levanta. Reconoce tu Poder, reconoce a tu yo Dios. Todos somos expresiones de la Inteligencia Infinita. Cuando te desprecias, desprecias al Poder que te ha creado. Empieza por cosas pequeñas. Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa. Si lo haces una vez y dejas de hacerlo, no funciona. Continúa, aunque sea un minuto cada vez. Créeme, a medida que lo vas haciendo resulta más fácil. La próxima vez que hagas algo nuevo o diferente, o algo que comienzas a aprender y no sabes muy bien cómo hacerlo, proporciónate aliento y apoyo. La primera vez que intentes algo, no te regañes diciendo: «Ay, olvidé decir esto o aquello». Así evitaras que te de miedo hacerlo la próxima vez.
Permítete aceptar lo bueno tanto si crees que te lo mereces como si no. Ya hemos hablado de cómo la creencia de que no somos merecedores es nuestra resistencia a aceptar el bien en nuestra vida. Eso es lo que nos impide tener lo que deseamos. ¿Cómo vamos a decir nada bueno de nosotros si creemos que no nos merecemos lo bueno? Piensa en las leyes de merecimiento que regían en tu hogar de la infancia. ¿Pensabas que valías lo suficiente, o que eras lo suficientemente inteligente, listo, alto, guapo o lo que sea? ¿Y para qué vives? Sabes que estás aquí por alguna razón, y ésta no es comprar un coche cada tantos años. ¿Qué estás dispuesto a hacer para realizarte plenamente? ¿Estás dispuesto a hacer afirmaciones, visualizaciones, tratamientos? ¿Estás dispuesto a perdonar? ¿Estás dispuesto a meditar? ¿Cuánto esfuerzo mental estás dispuesto a hacer para cambiar tu vida y convertirla en la que deseas?
6. Amarnos significa apoyarnos
Acude a tus amigos y permíteles que te echen una mano. En realidad, es una muestra de fortaleza pedir ayuda cuando se la necesita. Son demasiadas las personas que han aprendido a ser autosuficientes. No pueden pedir ayuda porque su ego se lo prohíbe. En lugar de intentar hacerlo todo solo y enfadarte porque no lo consigues, la próxima vez pide ayuda. En todas las ciudades hay grupos de apoyo. Existen programas de 12 Pasos casi para todos los problemas. Además, en algunas áreas hay Círculos Curativos y organizaciones afiliadas a iglesias. Si no logras encontrar lo que deseas, puedes iniciar tu propio grupo. No es tan difícil como podría parecer. Reúne a dos o tres amigos que tengan los mismos problemas y establece unas pocas líneas directrices a seguir. Si lo haces con el amor de tu corazón, el grupo crecerá. La gente se sentirá atraída como por un imán. No te preocupes si el grupo empieza a crecer y el lugar de reunión se hace demasiado pequeño. El Universo siempre provee. Todos podemos estar de verdad presentes los unos para los Otros.
Los grupos de apoyo se han convertido en una nueva entidad social y son instrumentos muy efectivos para esta compleja época. En revistas y periódicos de la Nueva Era aparecen listas de grupos, así como en tableros de anuncios en muchas librerías. Establecer una red de apoyo es muy importante. Te estimula y te pone en marcha. Sugiero que las personas que tienen ideas similares se reúnan y compartan sus experiencias de forma regular. Cuando las personas trabajan juntas en un objetivo común, acuden con su dolor, su confusión, su rabia o lo que sea, y se unen, no para quejarse y gemir, sino para encontrar la forma de superar sus problemas, para elevarse por encima de ellos y crecer. Si eres una persona muy entregada, autodisciplinada y espiritual, puedes realizar muchísimo trabajo en ti misma solo. Pero si participas en un grupo en que todos hacen lo mismo, darás un salto cuántico porque cada uno aprende de los demás. Cada persona del grupo es un maestro. De modo que si tienes problemas que requieran algún trabajo, te sugiero que, si es posible, entres en un grupo donde puedas llevarlo a cabo.
7. Amemos nuestros rasgos negativos
Todos ellos forman parte de nuestra creación, del mismo modo que todos nosotros formamos parte de la creación de Dios. La Inteligencia que nos ha creado no nos odia porque cometamos errores o porque nos enfademos con nuestros hijos. Esta Inteligencia sabe que hacemos lo mejor que sabemos y nos ama porque todos somos sus creaciones; de igual modo podemos amarnos nosotros. Ustedes y yo, todos hemos hecho elecciones negativas, y si continuamos castigándonos por ellas, se convertirán en pautas habituales y nos resultará muy agotador dejarlas marchar y hacer elecciones más positivas.
Si te pasas la vida diciendo: «Odio mi trabajo. Odio mi casa. Odio mi enfermedad. Odio esta relación. Odio esto, odio aquello...», muy pocas cosas buenas podrán entrar en tu vida. Sea cual fuere la situación negativa en que te encuentres, está ahí por algún motivo; de otra forma, no le hubieras permitido entrar en tu vida. En realidad, los enfermos pueden felicitarse por haber encontrado un medio seguro de satisfacer sus necesidades. Es necesario que entendamos que sea cual sea el problema que tengamos, nosotros contribuimos a crearlo con el fin de manejar ciertas situaciones. Una vez comprendido esto, podemos encontrar formas positivas de satisfacer nuestras necesidades. Hay personas enfermas de cáncer o de otras enfermedades graves a quienes les ha resultado tan difícil decir «no» a alguna figura de autoridad en su vida, que inconscientemente han ido creando la enfermedad para que diga «no» en su lugar.
Sean cuales fueren nuestras pautas negativas, podemos aprender a satisfacer esas necesidades de forma más positiva. Por eso es tan importante hacerse la pregunta: « ¿Qué beneficio saco de esta experiencia? ¿Qué hay de positivo en ella?». No suele gustar responder a esa pregunta. Pero si realmente miramos en nuestro interior y somos honestos con nosotros mismos, encontraremos la respuesta.
Tal vez tu respuesta sería: «Es la única manera que tengo de conseguir una amorosa atención de mi pareja». Una vez que lo has comprendido, puedes comenzar a buscar formas más positivas de conseguirla El humor es otro potente instrumento; nos ayuda a liberarnos y a aligerarnos durante las experiencias tensas y agotadoras. En las reuniones de los miércoles dedicamos un tiempo a los chistes. Te recomiendo que veas comedias divertidas cuando te sientas deprimido o bajo de ánimo. Cuando logramos ver nuestra vida como una obra de teatro que tiene un poco de telenovela, de comedia y de drama, conseguimos una mejor perspectiva y estamos en camino de curar. El humor nos hace capaces de elevarnos por encima de la experiencia y mirarla desde una perspectiva más amplia.
8. Cuidemos nuestro cuerpo
Considera tu cuerpo como una maravillosa casa en la que vives durante un tiempo. Amas y cuidas tu casa, ¿verdad? Así pues, vigila lo que metes dentro de tu cuerpo. El abuso del alcohol y otras drogas está muy extendido; son métodos de escape populares. Si te drogas, eso no quiere decir que seas una mala persona, sino que no has encontrado una forma más positiva de satisfacer tus necesidades. Las drogas nos tientan: «Ven, juega conmigo y lo pasaremos muy bien». Es verdad. Pueden hacernos sentir maravillosamente. Sin embargo, nos alteran demasiado la realidad, y aunque al principio no se note, el precio es terrible al final. Después de ingerir drogas durante un tiempo, la salud se resiente tremendamente y la persona se siente mal. Las drogas perjudican el sistema inmunitario, lo cual puede conducir a numerosos trastornos físicos. Además, después de un repetido uso, se desarrolla la adicción, y entonces uno se pregunta por qué comenzó a tomar drogas. La presión de los compañeros o amigos puede que te haya obligado al comienzo, pero el uso repetido y continuado es otra historia.
No he conocido nunca a una persona adicta a alguna droga que se ame a sí misma. Usamos el alcohol y otras drogas para escapar de la sensación de no valer nada, residuo de nuestra infancia, pero cuando el efecto se acaba nos sentimos peor que antes. Entonces, por lo general, nos invade la culpa. Es necesario que nos demos cuenta de que no hay peligro en tener los sentimientos que tenemos ni en reconocerlos. Los sentimientos pasan, no se quedan.
Otra forma de ocultar nuestro amor por nosotros mismos es atiborrarnos de comida. No podemos vivir sin comer porque el alimento da energía a nuestro cuerpo y le ayuda a crear nuevas células. Es posible que conozcamos bien los elementos de una buena nutrición, pero aun así utilizamos los alimentos para castigarnos y crearnos obesidad. Estados Unidos se ha convertido en una nación de adictos a los platos preparados y envasados. Llevamos décadas alimentándonos a base de lo que yo llamo «La Gran Dieta Americana», atiborrándonos de alimentos procesados de todo tipo. Hemos permitido que los fabricantes influyan con sus anuncios en nuestros hábitos alimentarios. A los futuros médicos ni siquiera se les enseña nutrición en la facultad de medicina, a no ser que la escojan como asignatura optativa.
La mayor parte de lo que actualmente consideramos medicina tradicional se centra en los fármacos y las operaciones quirúrgicas, de modo que si realmente queremos aprender algo de nutrición, deberemos hacerlo por nuestra cuenta. Tomar conciencia de lo que metemos en nuestra boca y de cómo nos hace sentir es un acto de amor hacia nosotros mismos. Si una hora después de comer te sientes soñoliento, podrías preguntarte: «¿Qué comí?». Es posible que hayas comido algo que no le sentó bien a tu cuerpo en ese momento determinado. Comienza a prestar atención a lo que comes, qué alimentos te dan energía y cuáles te agotan y te bajan el ánimo. Esto se puede hacer probando y experimentando, o bien con la ayuda de un buen dietista que sepa responder a tus preguntas.
Recuerda que lo que le va bien a una persona no necesariamente le va bien a otra; nuestros cuerpos son diferentes. A muchas personas les va maravillosamente bien la dieta macrobiótica. Todo cuerpo es distinto de cualquier otro, de modo que no podemos decir que sólo un método funciona. Es necesario encontrar cuál es el que mejor le va a uno.
Busca alguna forma de hacer ejercicio que te guste, que te resulte agradable. Adopta una actitud mental positiva hacia el tipo de ejercicio que realizas. Muchas veces nos creamos obstáculos en el cuerpo principalmente como consecuencia de lo que asimilamos de otras personas. Aquí también, si quieres hacer cambios, es necesario que te perdones y dejes de introducir rabia y rencor en el cuerpo. La combinación de las afirmaciones con el ejercicio físico es una buena manera de reprogramar los conceptos negativos respecto al propio cuerpo.
Vivimos en una época en la cual se multiplican las nuevas tecnologías para beneficiar la salud. Estamos aprendiendo a combinar métodos de curación antiquísimos, como la medicina ayurvédica, con la tecnología de ondas acústicas. He estado estudiando cómo estimula el sonido nuestras ondas cerebrales y acelera el aprendizaje y la curación. Hay estudios que demuestran que podemos curar una enfermedad alterando mentalmente la estructura de nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico). Yo creo que de aquí al final del siglo vamos a investigar una gama de posibilidades que serán de enorme utilidad para la mayor parte de la población.
9. Trabajemos con el espejo
Siempre insisto en la importancia del trabajo con el espejo para descubrir la causa de un problema que nos impide amarnos. Hay varias formas de llevar a la práctica este trabajo. A mí me gusta mirarme al espejo tan pronto como me levanto; es lo primero que hago por la mañana, y me digo: «Te amo. ¿Qué puedo hacer por ti hoy? ¿Cómo puedo hacerte feliz?». Escucha tu voz interior y actúa en consecuencia. Puede que al principio no oigas nada, porque estás tan acostumbrado a reprenderte que no sabes cómo responder con un pensamiento amable y cariñoso. Si durante el día te sucede algo desagradable, e al espejo y di: «Te amo de todas maneras». Los acontecimientos vienen y van, pero el amor que sientes por ti permanece, y es la cualidad más importante que posees. Si te sucede algo fantástico, ve al espejo y di: «Gracias». Agradécete a ti mismo la experiencia maravillosa que te has creado.
También puedes perdonar frente al espejo. Perdónate y perdona a los demás. Puedes hablar con otras personas mirándote en el espejo, sobre todo si temes hablar con ellas de determinadas cosas. Puedes limpiar y arreglar viejos asuntos pendientes con tus padres, jefes, médicos, hijos, amantes... Puedes decirles todas las cosas que no te atreves a decirles en persona; y acuérdate de finalizar la conversación pidiéndoles su amor y su aprobación, ya que eso es lo que verdaderamente necesitas. Las personas que tienen problemas para amarse a sí mismas son casi siempre aquellas que no están dispuestas a perdonar, porque no perdonar cierra la puerta del amor. Cuando perdonamos y liberamos, no sólo nos quitamos de encima un enorme peso, sino que también abrimos la puerta hacia el amor a nosotros mismos. « ¡Vaya peso que me he quitado de encima!», suele decir la gente. Bueno, pues, ciertamente era un gran peso y cargábamos con él desde hacía demasiado tiempo. El doctor John Harrison afirma que perdonarse a uno mismo y perdonar a los padres, en combinación con la liberación de pasadas heridas, cura más enfermedades de lo que jamás podrían curar los antibióticos.
Cuesta muchísimo que los hijos dejen de amar a sus padres, pero cuando lo hacen, les cuesta muchísimo más perdonarlos. Cuando no queremos perdonar, cuando no queremos liberar y olvidar, lo que hacemos es atarnos al pasado; si estamos atados al pasado no podemos vivir en el presente, y si no vivimos en el presente, ¿cómo podemos crearnos un glorioso futuro? La vieja basura del pasado sólo crea más basura para el futuro.
Las afirmaciones realizadas frente al espejo tienen una ventaja: aprendemos la verdad de nuestra existencia. Si haces una afirmación e inmediatamente recibes una respuesta negativa como «¿A quién quieres engañar? Eso no es cierto. Tú no te mereces eso», acabas de recibir un regalo que puedes utilizar. No podrás hacer los cambios que deseas hasta que estés dispuesto a ver qué es lo que te lo impide. La respuesta negativa que acabas de descubrir es como un regalo, pues se convierte en la llave para la libertad. Transforma esa respuesta negativa en una afirmación positiva como «Ahora me merezco todo lo bueno. Permito que mi vida se llene de buenas experiencias». Repite la nueva afirmación hasta que realmente se incorpore a tu vida.
También he visto que se operan enormes cambios en una familia cuando uno de sus miembros hace afirmaciones. Muchas personas de las que asisten a las reuniones de los miércoles provienen de familias distanciadas. Literalmente no se hablan con sus padres. Les he hecho repetir la afirmación: «Tengo una relación maravillosa con cada uno de mis familiares; nos comunicamos con cariño, comprensión y sinceridad, incluso con mi madre» (o quienquiera que sea la persona con quien tienen el problema). Les recomiendo que cada vez que esa persona o la familia les venga a la mente, vayan al espejo y digan la afirmación una y otra vez. Es asombroso ver cómo los padres acuden también a la reunión tres, seis o nueve meses después.
10. Amémonos ya, ahora mismo
No esperes a haber arreglado las cosas para amarte. La insatisfacción contigo mismo es una pauta habitual. Si logras sentirte satisfecho contigo mismo ahora, si puedes amarte y aprobarte ahora, entonces serás capaz de disfrutar de lo bueno cuando venga. Una vez que aprendas a amarte a ti mismo, comenzarás a amar y a aceptar a los demás.
No podemos cambiar a otras personas, de modo que dejémoslas en paz. Gastamos muchísima energía intentando hacer que los demás cambien. Si empleáramos la mitad de esa energía en nosotros mismos, podríamos llegar a actuar de otra manera, y entonces los demás reaccionarían también de modo diferente. Uno no puede aprender en lugar de otra persona. Cada uno tiene que aprender su propia lección o enseñanza particular. Lo único que podemos hacer es aprender en nuestro propio nombre, y amarnos es el primer paso, con el fin de que el comportamiento destructivo de otra persona no nos destruya. Si mantienes una relación con una persona realmente negativa y que no desea cambiar, necesitas amarte lo suficiente para poder alejarte de ella.
Hay que hacer una importante aclaración respecto al poder de las afirmaciones: Si por mas afirmaciones que hagas de le gustaría que sucediera y si no encuentras respuesta positiva, entonces eso ya es una respuesta: sencillamente no va a funcionar.
Debido a la creciente tasa de divorcios en el mundo, creo que la pregunta que muchas mujeres deben plantearse antes de tener hijos es: «¿Estoy verdaderamente dispuesta a mantener a mis hijos completamente sola?». Ya es costumbre generalizada ser madre o padre «a solas», y casi siempre es la mujer quien tiene la responsabilidad adicional de criar sola a sus hijos. Hubo una época en que los matrimonios eran para toda la vida, pero los tiempos han cambiado, de modo que es evidente que se ha de considerar esta situación.
Muy a menudo, demasiado tal vez, mantenemos indefinidamente una relación en la que hay malos tratos, y permitimos que se nos subvalore y desprecie. Lo que pensamos entonces es: «No soy una persona digna de amor, de modo que aguantaré y aceptaré este comportamiento porque seguro que me lo merezco, y además no creo que nadie pueda llegar a amarme».
Sé que esto parece demasiado simplista y que lo repito una y otra vez, pero es que de verdad creo que la forma más rápida de cambiar cualquier problema es amarnos tal como somos. Es asombroso la forma como las vibraciones que emitimos atraen hacia nosotros a personas que nos aman.
El objetivo que en mi opinión hemos venido a conseguir aquí es el amor incondicional, y para lograrlo debemos empezar por amarnos y aceptarnos a nosotros mismos. No estamos aquí para contentar a otras personas o para vivir según sus directrices, Sólo podemos vivir a nuestra manera y caminar por nuestra propia senda. Hemos venido a realizarnos a nosotros mismos y a expresar el amor en su sentido más profundo. Tú estás aquí para aprender y crecer, y para asimilar y proyectar compasión y comprensión. Cuando abandones el planeta no te llevarás a tus amigos ni a tu pareja, ni tu coche, tu cuenta bancaria o tu trabajo. Lo único que te llevarás será tu capacidad de amar.
Quererte incondicionalmente es una manera de ¡Vivir con Pasión!
También te puede Interesar...
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 118 Volumén 2: Amarse a uno Mismo