Nada nos sucede por casualidad. ¡Nada!


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Todo es una co-creación

Hace muchos años, la madre de una de mis más íntimas amigas se mató en un absurdo accidente automovilístico. Cuando se dirigía junto con su esposo hacia un puente que había en la autopista, algún muchacho irresponsable arrojó una enorme piedra desde lo alto del puente. La piedra chocó contra el parabrisas y cayó sobre el asiento del pasajero, matando en forma instantánea a la señora T. Parece una de esas terribles coincidencias, ¿no es así? Mala suerte. Un mal tiro de dados. No, nada de eso. Fue una co-creación.

En primer lugar, si la señora T o su esposo hubieran estado mejor conectados con su guía, habrían tomado otra ruta, se habrían ido más tarde o no habrían hecho el viaje.

En segundo lugar, y lo más importante, es que no fue un suceso instantáneo. Como cualquier otro accidente, enfermedad o calamidad, las vibraciones se habían estado preparando desde largo tiempo atrás. La señora T había estado funcionando con una válvula cerrada durante muchos años, sonriendo dulcemente y hablando en forma agradable, y sin embargo, estaba profundamente resentida con lo que le había tocado en la vida. Era una víctima ejemplar con una fuerte resistencia al flujo de bienestar, durante mucho tiempo, de igual manera que su joven verdugo.

¿De quién era la vibración responsable de lo sucedido? ¿Era de los muchos años de pesimismo oculto de la señora T? ¿O era del muchacho?  Como siempre, en cualquier accidente, fueron las vibraciones de la señora T las que acabaron con ella, pero aun así, fue una co-creación. Ella estaba sintonizada en una frecuencia en particular y atrayendo todo lo que tenía una vibración similar, que, en este caso, no le fue muy favorable. Es física elemental; tú tocas un diapasón y todos los demás diapasones que estén en el mismo tono responden.

Digamos que en una escala del uno al diez -con el diez para una válvula completamente abierta-la vida de preocupación de la señora T le había causado vibrar emocionalmente en un destructivo cuatro durante algún tiempo. Por otra parte, el chico, como joven que era, tenía sólo unos cuantos años de sentirse inferior a sus compañeros y estaba enojado con la vida. Sin embargo, eran tan fuertes sus sentimientos -y, por tanto, su atracción magnética- que él también había alcanzado el destructivo nivel cuatro.  Su ruta estaba trazada. Tarde o temprano iba a encontrarse con otra persona que vibrara en la misma escala, aderezada con las mismas vibraciones de poca valía. Para la señora T, si no hubiera sido la piedra, habría sido cualquier otra cosa igualmente devastadora, procedente de otra persona en su misma escala de vibraciones.

Como un buzo cuyo cable de oxígeno se ha cortado, este desesperado chiquillo estaba buscando cómo dar salida al dolor ya la furia de estar desconectado de su fuente energética. A su manera, la señora T se sentía igual. Finalmente, cada uno en medio de su propia corriente de dolor, habían sido absorbidos, uno en el otro, en un ejemplo perfecto de co-creación. Ella había atraído su destino; él había atraído el suyo.

Si algo o alguien coincide contigo en frecuencia, se atraerán. ¿Qué (suceso, persona, o circunstancia) llegará a ti primero?El que tenga la mayor intensidad. Y tú continuarás atrayendo y mezclando interminablemente, hasta que te canses de ese sombrío juego y te retires de él, como lo hizo la señora T. O cuando cambies de frecuencia.

Si en un accidente están involucradas dos o más personas, significa que fue un ejercicio conjunto de atracción negativa. Si fue un accidente que involucró a niños demasiado pequeños para desarrollar su propia emoción negativa, entonces significa que esos niños captaron las vibraciones de su medio ambiente. Si se trata de un avión que se estrelló, quienes iban a bordo, de todas las edades, se magnetizaron a sí mismos hacia el suceso.

Desastre, cataclismo, accidente o enfermedad. El brebaje de emoción negativa que se ha venido forjando a lo largo del tiempo para causar estos acontecimientos, viene de una amalgama de imponentes tornados negativos que unen sus fuerzas para formar una atracción electromagnética, tan fuerte, que se forma hielo en las alas del avión hasta derribarlo, o fallan los frenos de un autobús que cae al precipicio, o una feroz tormenta arranca la vida a quienes parecían estar completamente felices.

Si estamos viviendo aisladamente de nuestra conexión a la fuerza de vida, algo va a golpearnos, como un automóvil, una inundación, un tren o un tornado (¿te has preguntado alguna vez por qué un tornado le pega a una casa y no toca a la de junto? ¡Ahora ya lo sabes!).

Si se trata de un pequeño golpe a tu auto, significa que tu válvula ha estado parcialmente abierta. Pero si tanto tu auto como tú resultan dañados, quiere decir que tu válvula ha estado totalmente cerrada. Si te rompes una pierna en las montañas, es porque tu válvula ha estado parcialmente abierta; pero si sufres fracturas en todo tu cuerpo, indiscutiblemente tu válvula ha estado totalmente cerrada.

Podría continuar con más ejemplos, pero insistir en todo esto equivale a cerrar la válvula. En lo que quiero insistir es en que nada, nos sucede por casualidad. ¡NADA!. Lo que ganamos en la lotería, nuestros nuevos amores, nuestras enfermedades, un fenómeno de la naturaleza, un accidente, todos estos sucesos han sido atraídos electromagnéticamente a nosotros, por nuestros sentimientos y nuestras vibraciones. Nada en este mundo nos ha llegado nunca, ni nos llegará, excepto por nuestra invitación vibrátil.

Ahora bien, no te dejes arrastrar por el pánico si has vivido toda tu vida como una canasta agujereada. Ése no es un pase automático al cáncer. Podría serIo, ¡pero no es automático! Sólo tienes que encontrar tu alegría, y esa vibración de válvula abierta contrarrestará años de desaliento y pesimismo. Lo que hace falta es simplemente un instante de decisión y no años de meditación. Tal vez tengas algunos incidentes de abolladuras pequeñas en tu auto, pero eso será todo. Nada grave. O tal vez sufras un leve resfriado. Nada grave. Sólo pequeños recordatorios de que todavía te estás resistiendo a la frecuencia del bienestar.

Por tanto, ¿quiénes son los principales imanes? Nosotros, ¡siempre! Son nuestros sentimientos, nuestra válvula, nuestra resistencia. Nadie nos está provocando nada. Si estamos atrayendo en forma negativa, es porque estamos vibrando negativamente, atrayendo algunas cosas, o algunas otras, a nuestro espacio en la danza eterna de la co-creación.

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 101 Volumén 2: Tu Cuerpo y Vida. Ley de Atracción