Capítulo: 93 El Genio Interior. Ley de Atracción parte 2/2


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Bandera roja/bandera verde

Ahora volvamos a tu deseo de tener un automóvil nuevo, y digamos que el auto que tienes en este momento está en muy buenas condiciones, por lo que en realidad no existe una necesidad apremiante de tener uno nuevo, sólo el profundo deseo de conseguirlo. De hecho, hasta donde puedes recordar, siempre has tenido esa pasión por poseer un veloz y lujoso convertible rojo, con rines metálicos (si vives en Alaska y detestas el rojo, de cualquier modo trata de seguirme el juego).

Pero, ¿dónde diablos está el auto? Siempre lo has anhelado.  Has pensando en él durante años enteros. Así que, ¿por qué no está todavía en tu cochera? He aquí el porqué:

Un día que vas paseando por la calle, por supuesto, ahí está, enfrente de ti, el auto de tus sueños. Estás que te mueres de envidia porque piensas que no puedes comprar un auto así. Empieza el anhelo. Miras el auto sintiendo un gran deseo de poseerlo, sacudes la cabeza y te dices a ti mismo: "¡Hombre, sí que sería sensacional tenerlo!". Pero lo dices con desaliento  En lugar de sentirte emocionado al ver el auto de tus sueños  te sientes deprimido, con esa sensación de que te tiemblan las rodillas y entonces dices: "¡Diablos! ¡Olvídalo!".

Eso explica, precisamente, por qué ese auto no está en tu cochera.

Tú estás enfocándote en la falta del automóvil, más que en la alegría de tenerlo. Estás emitiendo tal cantidad de vibraciones negativas de "sentirte mal", que tu Ser expandido está agitando enormes banderas rojas y gritando: "¡Hola, amigo! te estás sintiendo tan mal porque te estás enfocando en el hecho de que no tienes el auto. Sigue pensando así y ten la seguridad de que seguirás recibiendo más de lo mismo, es decir, un montón más de: 'No Auto' Si realmente lo quieres, empieza por sentirte bien cuando pienses en él, y entonces observa lo que sucede".


A ti te están sacando una bandera roja de advertencia en forma de una sensación deprimente llamada emoción negativa. La advertencia dice que te estás enfocando en algo que no quieres -la falta de ese automóvil-, todo debido a tu percepción de que no tienes dinero para comprarlo.

Esa sensación deprimente, es una bandera roja, una señal de que la manera en la que está fluyendo tu energía (lo que estás pensando y sintiendo acerca de ello) garantiza que no vas a obtener el automóvil. Así que ahora todo lo que tienes que hacer es cambiar tu manera de pensar y de sentir acerca de ese auto (tu deseo) y será tuyo.

Emitimos ese tipo de energía, de sentimientos negativos, todo el día, lo cual explica por qué obtenemos tan poco de lo que esperábamos conseguir. Vemos algo que hemos anhelado toda la vida (que puede ser cualquier cosa, desde un costoso auto rojo, hasta entender la física cuántica) y, desde nuestra posición de carencia, que significa que no lo tenemos y que no estamos seguros de poder tenerlo alguna vez, nuestro en­foque y nuestros sentimientos se concentran en lo que no tenemos. Así, eso es lo que atraemos: más "no tengo". La ley física nunca cambia: obtenemos todo aquello en lo que nos enfocamos.

Anhelar algo, desearlo, ansiarlo, e incluso esperarlo, no son actividades de enfoque en lo que queremos, son simples pensamientos negativos que vibran, procedentes de un lugar de desaliento, de un lugar de carencia, creado por las creencias pesimistas de que probablemente nunca obtendremos lo que queremos. Y con ese tipo de sentimientos fluyendo desde nosotros constantemente, no lo tendremos.

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos; enfócate en la falta de algo y te garantizo que eso es exactamente lo que obtendrás, porque lo que el universo nos da en todo momento corresponde exactamente a la frecuencia en que estamos vibrando.

La conclusión es la siguiente: si no nos sentimos con el espíritu muy en alto cuando pensamos en algo, estamos emitiendo algún tipo de emoción negativa, una bandera roja de advertencia que nos dice que prestemos atención a lo que estamos enviando.

En nuestro ejemplo inventado del automóvil rojo, si lo que estás sintiendo y pensando acerca de él no te produce algún tipo de emoción intensa y feliz, si no sientes que se te pone "la carne de gallina" o que te invade una cálida y grata sensación de urgencia, o un deleite de cualquier tipo, entonces estás sintiendo y proyectando lo contrario: vibraciones negativas a partir de tu frustración por no tener el automóvil.

Desde nuestro enfoque en la carencia de algo, jamás podremos atraer lo opuesto. Para atraer lo que sea que deseamos en nuestra vida, tenemos que modificar nuestro enfoque, el cual cambiará a su vez nuestros sentimientos, y éstos nuestras vibraciones.

Consigue tu automóvil

Muy bien, ahora desenmarañemos todo el asunto, para que ese automóvil rojo pueda ser tuyo. Volvamos a nuestra fórmula original:

1. Identifica lo que NO quieres. (No quieres más no tener el auto.)
2. Identifica lo que quieres (eso es más fácil).
3. Colócate en el lugar del sentimiento de lo que quieres. (ahí es donde estamos ahora).
4. Espera, escucha y permite que suceda.

Ahora, en lugar de desear el automóvil cuando lo veas, o cuando pienses en él lo cual sólo te hará sentir mal empieza a apreciar esa belleza. Aprecia su estilo, sus ruedas, su interior, su velocidad, la forma en que crecerá tu ego. Eso, seguramente, va a hacerte sentir -y vibrar- más rápidamente y más alto que si te enfocas en su ausencia. Y serán sólo las vibraciones altas las que persistirán, no las bajas. Continuemos.

Mientras te regocijas con el orgullo que te producirá tu próxima nueva adquisición, llenas tus pulmones con el delicioso aroma a nuevo de tu auto y aprecias el acabado de su tablero y su excelente sistema de sonido, todas tus vibraciones magnéticas irán en aumento y lo mejor es que todas serán positivas, lo cual significa que estás enviando una nueva señal poderosa que está creando un camino sin obstáculos para que mi  deseo se magnetice dentro de tu mundo.

De hecho, con esas vibraciones cada vez más altas que estás emitiendo, te conviertes en un verdadero imán de alta frecuencia, lo cual te hará sentir extraordinariamente bien, ondeando banderas verdes de "sentirse bien" por doquier. Tus sentimientos irán de acuerdo con tu intención original de satisfacción. Habrás dejado de atraer más de lo que no quiero y ahora estarás atrayendo, muy en serio, lo que quieres.

No te preocupes de cómo vas a pagar el auto; no te corresponde imaginarlo). En cuanto dejes de enfocarte en el hecho de que el auto no está todavía en tu cochera, el auto rojo de tus sueños estará definitivamente en camino. Los sentimientos negativos, provenientes de pensamientos "no tengo", "no puedo", o "nunca tendré", simplemente no son acordes con tu intención original (como tampoco lo son tus "deberías"). Es así de sencillo: produce sentimientos sombríos y te serán devueltos en forma de circunstancias sombrías.

Si, por otro lado, te permites entusiasmarte al pensar, en el auto de tus sueños, e insistes ante ti mismo en que las cosas ya están en proceso de realizarse -sin importar que lo que tengas a la vista sea totalmente opuesto-, entonces, esos pensamientos positivos finalmente atraerán como un imán tus deseos. Deben hacerlo, es la física del universo.

Recuerda, son los sentimientos los que lo harán, no nada más los pensamientos. Son los sentimientos los que crean el magnetismo y la vibración en las ondas que enviamos. Son los sentimientos, los sentimientos, los sentimientos, ¡que provienen de nuestros pensamientos!

El poder de los medios de comunicación

Hace algunas noches, mientras preparaba la cena, encendí la televisión para oír las noticias y casi me vomito antes de haber siquiera probado el primer bocado.

En primer lugar, transmitían el informe de la más reciente epidemia de una nueva y extraña gripe, tan exótica, de hecho, que era dudoso que aun las mejores vacunas pudieran combatirla.  "En el pueblo X, a 1,500 millas de distancia, se ha encontrado que tres de cada cinco residentes han sido gravemente afectados por este nuevo virus incontrolable."

¡Terrible! Ahora, probablemente cuatro de cada cinco te­levidentes que estaban viendo el programa empezarían a enfocarse en sus temores y en las emociones de "no querer" a este pegajoso bicho raro, lo cual asegura, sin duda, su crecimiento y difusión, de modo que podrá invadir fácilmente a cualquiera que esté en una frecuencia afín de temor. Los que podrían haber sido sólo unos cuantos estornudos más en el pueblo sin el informe de la televisión, ahora sencillamente provocarán un desastre.

Por esto te recomiendo que hagas la prueba y dejes de ver un mes cualquier noticiero y periódico y observes como te sientes sin tu generador de baja frecuencia. Lo escuchamos todo el tiempo en los medios de comunicación: otro bombardeo, otro incendio intencional, otro salpullido provocado por un bicho terrible. Así que todos nos enfocamos en lo terrible de lo sucedido, lo cual sólo sirve para atraer más de lo mismo.

¿En 1865 llevaban los jóvenes pistolas en las escuelas?, hasta la pandillas de violadores, edificios destruidos por una explosión y pirómanos en serie? No, porque no se contaba con los medios de comunicación para crear el efecto que provocan las vibraciones que lo producen en masa. En cambio, se publicaban noticias en los periódicos y carteles ofreciendo una recompensa por ladrones de trenes y asaltantes de bancos; así que lo que se multiplicaba eran los ladrones de trenes y los asaltantes de bancos.

Créeme, la Ley de Atracción estaba tan activa en tiempos de Billy the Kid como lo está ahora, porque es la ley fundamental de la creación en todo el universo. Concentrémonos con repetida e intensa emoción en algo que no queremos (o que queremos) y, tarde o temprano, ese algo estará junto a nosotros.

El síndrome de las masas de energía

Desde luego, no hay sólo dos tipos de energía: una que nos hace sentir bien y otra que nos hace sentir mal, sino que existen diversos grados en las vibraciones de sentirse bien y en las vibraciones de sentirse mal en cada pensamiento que emitimos  Las llamaremos energía positiva y energía negativa, aun cuando son lo mismo, sólo que vibran en forma diferente.
Cada vez que pensamos en algo hacemos fluir algún, tipo de energía, positiva o negativa (sentimiento), hacia lo que sea que estamos pensando. Y la tonada nunca cambia: como pensamos  sentimos; como sentimos, vibramos; y como vibramos, atraemos. Entonces, tenemos que afrontar las consecuencias.


Pero, ¿cómo llegan realmente a nosotros esas "consecuencias"? ¿Cuál es la ruta que provoca que nos encontremos con algo en lo que habíamos estado pensando? Cada vez que pensamos seriamente en algo, ocurren dos cosas: primero está la vibración producida por el sentimiento que evoca ese pensamiento (felicidad, tristeza, etcétera). La segunda es la activación, producida por nuestras emociones y conformada de pequeños trocitos de pensamiento, que yo llamo pensamientos-partícula. Una vez que esas partículas magnéticas son activadas por nuestros sentimientos, se programan de manera instantánea para atraer cosas, según lo que sea con lo que hayamos estado vibrando.

Siempre que pensamos en algo, y pensamos un poco más, y hablamos sobre ello, y le damos vueltas al mismo pensamiento al día siguiente y al otro, entonces surgen tantos pensamientos de la misma frecuencia flotando por ahí, que empiezan a unirse como bolitas de la misma masa. Cuantos más pensamientos emitamos de la misma clase, mayor irá siendo el cúmulo de ellos, hasta que se extienden y se convierten en algo gigantesco, con enorme poder de atracción, lo suficientemente grande como para formar sus propios remolinos de energía magnética extraordinariamente poderosos, ya sea de naturaleza positiva (felicidad) o negativa (tristeza).

Esos centros de poder, los remolinos de una monumental energía magnética, atraen hacia sus propios centros giratorios todo lo que tenga vibraciones similares -incluyéndote a ti"-, lo cual en el transcurso del tiempo provoca acontecimientos. Antes de que te des cuenta de lo que está sucediendo, te encontrarás en el centro mismo de algún suceso, que tú mismo iniciaste con tus pensamientos y sentimientos recurrentes. Podría ser el mismo asunto en el que te has estado enfocando, o podría ser algo completamente diferente y, sin embargo, formado por las mismas vibraciones. Aunque ciertamente podemos hacer fluir sentimientos sin pensamientos, en nuestro ejemplo ha sido el pensamiento repetitivo el que ha provocado los sentimientos repetitivos que pusieron a rodar la bola magnética.

Lo que debemos recordar aquí principalmente es que cuanto más pensemos acerca de cualquier cosa, ya sea algo que deseemos en nuestra vida o algo que no deseemos, con mayor rapidez lo atraeremos a nuestra experiencia. Ésa es, en concreto, la Ley de la Atracción, la ley universal que reza: "Lo semejante atrae a lo semejante".

Tu propio poder

Hemos crecido en una sociedad que ha estado produciendo energía variada y caprichosa a lo largo de muchos siglos, que se ha dejado absorber sin dirección alguna, y mucho menos dirigida hacia donde queríamos ir. Aquí no hay víctimas, sólo flujos de energía. En nuestro caso, hemos fluido directamente al desafortunado olvido de que siempre hemos tenido el poder para crear nuestras propias vidas y nuestro propio mundo, sin importar cómo se nos haya ocurrido que fuera. En cambio, a partir de nuestra incapacidad para comprender lo que significa el flujo de energía, nos hemos convertido en expertos en dejar que las cosas sucedan por negligencia.

Aunque el proceso de volverse un creador decidido es extraordinariamente sencillo, no siempre es fácil, porque el concepto mismo quizá nos resulta demasiado extraño. En principio, la idea de que hemos estado creando el mundo sólo con nues­tro sentimiento -a partir de nuestro pensamiento o de nuestras emociones- nos puede parecer muy sospechosa. Damos cuenta de que siempre hemos tenido el poder de crear en cualquier momento que elijamos, de la manera en que queramos, puede resultar realmente desalentador, e incluso ir más allá de nuestra disposición de aceptarlo, por lo menos al principio.

Sin embargo, la física es la física. El magnetismo es el mag­netismo, y ambas cosas nos dicen que "lo semejante atrae a lo semejante". Da lo mismo que sea una nebulosa, un agujero negro, o un ser humano que lucha con una existencia física. Así funciona todo.

Pero no tenemos que asimilar solos todas estas novedades  porque no somos los únicos en este viaje. Cada uno de no­sotros tenemos un compañero profundamente amoroso, con gran sabiduría, belleza y poder, un gran Ser expandido, un ser interno/externo, con quien estamos irrevocablemente unidos en este viaje físico, un ser cuyo apoyo decidido nunca nos abandona, cuya guía es tan tangible como las últimas emociones que acabamos de experimentar, y cuyas piedras preciosas son aquellas que llamamos sentimientos, sentimientos, sentimientos, el genio mágico de toda creación.

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 93 Volumén 2