Todos nacemos ricos. Somos ricos porque nacemos provistos de una mente increíble. Cada uno tiene su equipo operador estándar de dieciocho mil millones de células cerebrales, y que sólo esperan recibir instrucciones.
Para utilizar nuestra mente sólo hace falta decirle adónde queremos ir, qué queremos lograr. Si realmente sabemos lo que queremos, la mente nos llevará desde donde estamos hasta donde queremos estar.
Para ver en funcionamiento el poder de la mente, hágase esta pregunta: «¿Qué deseaba realmente yo hace cinco años?» Si ve con absoluta claridad qué era lo que deseaba hace cinco años, lo probable es que ya lo tenga. ¿Cómo lo consiguió? ¡Su mente se lo dio!. Y si no llego a ningún lado, es que no lo deseo.
Si sabe usted exactamente qué es lo que quiere, puede tenerlo. Así pues, pregúntese: « ¿Qué quiero realmente?» ¿Lo sabe? Si no está por completo seguro de la respuesta, ¿cómo lo va a lograr?
Lo malo es que la mayoría no estamos muy seguros de cuáles son nuestros deseos, no sabe lo que quiere, ¡pero sabe muy bien que no lo quiere!. No me lo crea, le invito a que lo compruebe por usted mismo. Pregunte a dos ó tres gente de su confianza, que es lo que desean, la respuesta va a ser algo como una descripción de 10 minutos de que es lo que NO desean; no desean sufrir, pasar pobreza, perder el amor, pero no esta claro y definido que es lo que SI desean ser ó tener.
Cómo dominar el poder de la mente
Sabemos que la mente humana tiene dos partes fundamentales, la parte consciente y la parte inconsciente. Lo que con frecuencia no advertimos es que, mientras la conciencia toma todas las decisiones, el inconsciente adopta todas las disposiciones. La conciencia determina el «qué» y el inconsciente dispone el «cómo». Dicho de otra manera, todos recibimos de la vida lo que esperamos recibir. Si esperamos mucho, recibimos mucho. Si no ponemos ningún «qué» en nuestra conciencia, el inconsciente queda libre y no tiene que preocuparse en disponer «cómo».
El pensamiento grande atrae grandes resultados.
El pensamiento mediocre atrae resultados mediocres.
Todos y cada uno de nosotros tenemos los increíbles recursos de la mente. El sistema escolar nos enseña a utilizar el cerebro, es decir, nos enseña a hacer inventario y a calcular. Pero no roza apenas la mente. La mente puede pensar e ir adonde quiera. La mente puede calcular dónde está usted y llevado adonde quiera estar.
Yo decidí un día tener la oportunidad de escribir y un taller de autoestima para personas como usted que se interesan por las ideas que podemos compartir. Dispuestas a adoptar una nueva conciencia que las haga más humanas y felices. Me comprometí al objetivo y mi inconciente se ocupó del resto. Está usted leyendo uno de los resultados.
Como hemos dicho, se obtiene lo que se espera obtener. Las únicas preguntas son: « ¿Qué quiere usted?» y « ¿Qué espera de sí mismo?».
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 68 - Volumén 2