"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias." - John Locke |
Quién soy yo
A esta pregunta voy a responderte con una serie de afirmaciones. Eres un ser vivo compuesto de células. Un ser humano distinto a los otros con una realidad propia, un cuerpo, una personalidad y un alma. No hay otro como tú en todo el mundo, aunque hay millones y millones de seres humanos vivos, pero todos distintos a ti.
Observa tu letra, es letra diferente a todas las demás y no encontrarás ni una sola como la tuya. Así eres tú, distinto a todos los demás. Y esto es importante y no te pareces a nadie porque tienes tus propias características.
Como decía Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias".
Como decía Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias".
Naciste en estado de perfección y aunque tu cuerpo pueda presentar imperfecciones no deseables y tu personalidad arrastre una buena parte de herencia quizá tampoco deseada, tu alma nació incólume. Este regalo al que, por el hecho de nacer, a todos nos corresponde, y que por su gratuidad no valoramos lo suficiente, nos acompaña hasta nuestro último día.
Has de conocer esta compleja realidad que eres tú y también saber qué esperas. Hoy es el primer día del resto de tu vida. Si lo deseas, aún estás a tiempo de cambiar de camino. ¿Crees que no eres lo bastante feliz? ¿Qué es para ti la felicidad? El verdadero camino de la felicidad es la tranquilidad de espíritu.
Hemos de aceptar todo lo que nos suceda aunque nos disguste, ya que hacerlo, nos ayudará, sin duda, a encontrar esta tranquilidad de espíritu. Esto no quiere decir que nos quedemos con los brazos cruzados ante las dificultades, sino que debemos luchar. Pero también hemos de aprender a convivir con el papel que nos ha tocado.
Y antes de continuar, permítaseme aquí un breve antojo poético.
Y antes de continuar, permítaseme aquí un breve antojo poético.
¿Quién soy yo? - Ostentación - Vanidad - Presunción - Soy algo, pero ¿qué? - Me escucho a mí - Me hablo a mí - Me miro a mí - Y siempre a mí, mí, mí y nunca tú - Y después... - de tanto decir de mí - no sé saber - quién soy yo.
Acostumbramos a mirarnos el ombligo y a pensar únicamente en nosotros mismos, en lugar de, tan sólo, observar a nuestro alrededor. ¿En qué te hace pensar todo esto?
Acostumbramos a mirarnos el ombligo y a pensar únicamente en nosotros mismos, en lugar de, tan sólo, observar a nuestro alrededor. ¿En qué te hace pensar todo esto?
Todos podemos des-aprender y re-aprender
Nacemos príncipes o princesas, y los acontecimientos, el ambiente que nos rodea, la presión social, etc., nos van convirtiendo en ranas.
Pero no hemos de sucumbir ya que todo lo mal-aprendido se puede des-aprender y re-aprender de nuevo. Con un esfuerzo consciente y programado podremos salir de cualquier laberinto.
En nosotros conviven tres personas, el mayor, el adulto y el pequeño. El que nos dice lo que se ha de hacer (MAYOR), el que razona lo que conviene hacer (ADULTO) y el que manifiesta lo que le gustaría hacer (PEQUEÑO). Se trata de aprender a discernir cuándo hemos de funcionar desde el (M), el (A) o el (P).
Todo lo que en algún momento ha sido captado conscientemente por nosotros (tanto las acciones como los sentimientos inherentes a las mismas), permanece como si estuviese grabado y almacenado en nuestro cerebro, pudiendo ser reproducido en cualquier momento.
Todo lo que en algún momento ha sido captado conscientemente por nosotros (tanto las acciones como los sentimientos inherentes a las mismas), permanece como si estuviese grabado y almacenado en nuestro cerebro, pudiendo ser reproducido en cualquier momento.
Si volvemos a "escuchar" una grabación, de nuevo oiremos y sentiremos tal como se desarrolló inicialmente. En la persona del MAYOR se hallan las grabaciones de las actitudes, conductas y conceptos que fueron aprendidos en la infancia: pautas sociales, morales, religiosas; las reglas de convivencia, lo que debemos y no debemos hacer. El MAYOR juzga, ordena, critica y protege nuestra persona.
El ADULTO es como una computadora que procesa la realidad a través del pensamiento racional y lógico. Es el único estado del YO capaz de reprogramarse. Siempre funciona con información y es por ello que, El ADULTO computa y razona.
En la persona del PEQUEÑO residen las emociones, la imaginación, intuición, diversión, creatividad, espontaneidad, arte. La persona del PEQUEÑO busca el placer y trata de evitar el dolor. Se manifiesta también porque a veces es grosero, lloroso, violento y exigente (todo un tirano). El PEQUEÑO crea, siente, intuye y se divierte.
Para des-aprender y reaprender hemos de analizar si lo que se ha de hacer (M) y lo que nos gustaría hacer (P) es lo que conviene hacer (A), y a partir de este proceso racional y lógico, se van tomando poco a poco decisiones sobre nuestra nueva forma de vivir y de hacer las cosas.
Hemos de estar constantemente dispuestos a mejorar los esquemas de conducta. No se han de aceptar las cosas porque siempre se han hecho así. La flexibilidad mental es una herramienta primordial en la autosuperación del día a día.
Continuará...
Continuará...
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 76 Volumén 2