La realidad que creamos


El Universo siempre nos devuelve el reflejo de las condiciones de nuestro sueño. Así, si sentimos miedo de no tener dinero, no lo tendremos. Sin embargo, si experimentamos un sentimiento de abundancia con lo que poseemos hoy, incluso si no tenemos dinero ahora mismo, esta abundancia se manifestará en el futuro, y podemos estar seguros de que más riquezas están en camino.

Por tanto, cuando nuestra vida no va bien, la solución más eficaz no consiste en cambiar de profesión, de pareja o de ciudad, sino intentar mejorar la pureza de nuestros sueños. Cambiamos nuestro sueño, y nuestra vida sentimental o profesional adquiere equilibrio. Esto no quiere decir que continuaremos en una relación abusiva o en un mal trabajo, sino que no dejamos ese trabajo o esa relación heridos y culpándolos por habernos victimizado. Nos liberamos de las historias improductivas y en su lugar imaginamos las experiencias que nos gustaría tener.

Hay una vieja historia de un viajero que se encuentra con otro que viene en sentido opuesto. El primer viajero le dice al segundo: “Me dirijo a la ciudad de la que vienes. Dime, ¿qué tal es? ¿Es la gente buena, honesta y confiable?”. El segundo viajero le responde con otra pregunta: “Dime, ¿cómo eran los habitantes de la ciudad de donde tú vienes?”. El primero contesta: “Oh, ¡eran egoístas y malvados! Me robaron, me negaron alojamiento y me cobraron demasiado por la comida. No hay una persona decente en toda la ciudad”. Entonces, el segundo viajero le dice: “Pues bien, eso es exactamente lo que encontrarás en la ciudad a la que te diriges”.


El segundo viajero se da cuenta, a diferencia del primero, de que vayas donde vayas, allí estarás. Tú llevas las energías de tus creencias, tu estado mental y tus emociones a cada circunstancia, y el universo responde cumpliendo tus expectativas. No hay ninguna realidad objetiva porque todas tus profecías se cumplen a sí mismas. Esto es soñar.

Podemos lograr cualquier cosa que deseemos si creemos realmente en el sueño que nos gustaría experimentar y seguimos el camino del visionario. Logramos esto mediante las prácticas de la mente del principiante, y viviendo con coherencia, transparencia e integridad.


Tomado del libro “Las Cuatro Revelaciones” del Dr. Alberto Villoldo