Hasta aquí pareciera que les he hablado a los líderes que me leen invitándolos a que sepan motivar, convencer, persuadir, invitándolos a que usen su poder transformador y comuniquen sus sentimientos. ¿Pero qué pasa si no me está leyendo un líder? Si quien me lee es un colaborador (alguien igual de valioso que un líder porque no existe el uno sin el otro) se corre el riesgo de que piense apoltronado en una cómoda y mediocre actitud: “¡Exacto! Lo que falta es que mi líder, mi patrón, mi jefe, me motive así como dicen en el taller de autoestima, no es culpa mía, es que no me motivan”. Y hoy debes saber que la motivación que pueda darte otra persona no es una condición indispensable para ti si en verdad quieres crecer en la dicha de ser humano. Si estás leyendo esto te invito a que sin la amenaza de tu jefe, sin la motivación de tu líder, sin que necesite convencerte tu patrón, tú solo te transformes por iniciativa propia en un ser humano extraordinario teniendo disposición de ayuda.
¡Eso es Nueva Conciencia! La superación personal es precisamente así, ¡personal! Sin la necesidad de que se te motive, tú solo puedes interesarte en la vida de los demás con la mágica y consecuente disposición que tendrás en ayudarles, ¡ahí te conviertes en un ser indispensable! Creo que cualquier empresario estará de acuerdo conmigo porque lo soy también: si alguien tiene total disposición se convierte en una persona indispensable y le queremos siempre en nuestra empresa; pero si alguien no tiene disposición se transforma a sí mismo –aunque se escuche fuerte— en una simple pieza fácilmente intercambiable. Alguien sin disposición, cuando así pierde su trabajo, en el trabajo nadie nota que se fue; y claro, porque aun yendo a trabajar nunca estuvo verdaderamente ahí, ya que el poder de la presencia lo confiere la disposición. La disposición te hace estar constantemente presente, porque apareces constantemente en la cabeza de tu jefe y en la de toda la gente a la que has podido ayudar y que pensará en ti automáticamente cuando necesite algo.
Mira, si algo le caracteriza a los seres humanos más extraordinarios que también he podido conocer –y con gran dicha—, es que ante una solicitud de ayuda sus respuestas son siempre como las siguientes:
- Sí, de entrada le digo que sí. Ahora déjeme ver cómo le hacemos.
- Yo creo que sí, nunca lo había hecho, pero debe de haber alguna manera.
- Lo entiendo, y sé que no se suele hacer esto aquí, pero déjeme ver si podemos hacer una excepción.
- Pues aquí me dicen que no, pero déjeme ver cómo le hago para que yo sí le pueda ayudar, porque sí se puede.
- Pues vamos a tener que correr y a pedirle a Dios que nos ayude, pero yo creo que sí.
- Está difícil heee, pero nada que no podamos hacer, solo es cuestión de apurarnos entonces.
- Nunca lo hemos logrado aquí, pero llegó la primera vez en que lo haremos.
- Pues no tenemos aquí la capacidad para esto, pero permítame darle el teléfono de un amigo que con toda seguridad le resolverá el problema y si no, yo le ayudo personalmente.
- Llámele a esta persona porque ahí si pueden, y si no lo encuentra, por favor llámeme para que busque otra manera de ayudarle.
- Yo me encargo, déjelo en mis manos. Le hablo hoy mismo, en cuanto tenga la solución.
- Pues por reglamento no se puede, pero permítame ver qué podemos hacer para lograrlo. Debe de haber alguna otra forma.
- Sí, yo sé que sí se puede, aunque aquí nos digan que no, por ello sólo le pediría que me llame cuando salga de mi trabajo para que yo personalmente le ayude a hacer lo que usted necesita en mi tiempo libre, yo voy para allá si gusta aunque sea tarde.
- Ya sabemos cómo no se puede, ahora hay que buscar cómo si se puede.
¡Estos seres humanos se transforman por iniciativa propia en seres tremendamente indispensables! Siempre tienen trabajo, incluso reciben constantes ofertas de trabajo por otros lados; estas personas jamás tienen miedo a quedarse sin trabajo, no pueden. De hecho, hoy quiero compartir contigo una poderosa fórmula que con Nueva Conciencia he desarrollado:
Tu grado de Disponibilidad = Tu grado de Indispensabilidad = Tu grado de satisfacción personal = Tu nivel de ingresos (espirituales, emocionales y económicos)
Pero esta fórmula se sucede en ese orden, no al revés. Todo empieza con tu disposición, y los ingresos llegan como consecuencia. ¡Como consecuencia! Créeme en esto. ¿Por qué crees que llegan las propinas y los halagos a un mesero espectacular? Pues como consecuencia de su espectacular disposición. Recuerdo perfecto otra anécdota donde un día estaba comiendo en un fino restaurante italiano y se me ocurre pedirle al mesero unas tortillas de maíz para hacerme un taco de queso (hay veces en que no niego la cruz de mi parroquia), a lo que el mesero se quedó prudentemente callado por unos instantes y luego me dijo: “Con mucho gusto, en un momento se las traigo”. Cuando noté que se había tardado más tiempo del que juzgue normal para ir por unas tortillas pregunté por él y ya venía hacia mi mesa diciéndome: “Lo siento por esta tardanza pero aquí no tenemos tortillas y fui al restaurante de al lado donde si hay y aquí se las traigo”.
Ya te imaginarás el gran reconocimiento ante su gerente que le di y la propina que con mucho gusto le dejé. ¿Cómo crees que un médico puede cobrar lo que se le antoje por una consulta y recibir infinitas gracias? Pues porque está disponible en cualquier momento del día y todos los días, sin horario para ofrecer sus servicios de gran calidad. En cualquier profesión u oficio la disponibilidad inmediata se cotiza muy bien. ¿Cómo crees que alguien logra transformarse en el primer candidato al ascenso? Por su disposición por todos lados observada. Si crees que esto no funciona así, entonces con toda certeza así no funcionará para ti. Recuerda, creer es crear. Si piensas que solo les va bien a algunos afortunados, pues entonces yo te digo hoy que la fortuna se llama “Disposición Total”, esto significa en tiempo y en capacidad.
Es ahí donde no hay horarios ni obstáculos insalvables, es ahí donde no hay vacaciones y no se sufre por no tenerlas ya que solo sufre el que juega al héroe esforzándose al serlo; tener disposición no es heroísmo ninguno sino alegría experimentada por la pasión de servir, donde se goza más la experiencia de invertir ese tiempo en lograr el objetivo tan anhelado. Ahí el tiempo cobra otra connotación, ahí el tiempo es oro porque tu disposición lo doró. Y sí, se te pagará tu disposición como oro, siempre y cuando no la cobres, y es que pienso que tu disposición no tiene cotización que puedas darle, sino que más bien tiene un valor extraordinario que te pagará quien se benefició tan grandemente con tu ayuda, y en el peor de los casos la vida misma te retribuye tarde o temprano esa disposición en oro y con intereses acumulados. Dile ¡Sí!, a todas las oportunidades de ayuda que puedas. Di sí. Di sí. Quisiera que no te quedaras con la idea de que es un buen negocio tener disposición, sino más bien tener disposición termina siendo un buen negocio; son condiciones muy diferentes.
Tu disposición, incluso motivado por lo que hoy te he compartido, nunca debe ser algo que desees hacer aunque te cueste trabajo, porque la verdadera disposición es algo que no cuesta nada de trabajo. La verdadera disposición es también otra consecuencia de hacer lo que más te gusta, de estar trabajando donde te agrada. Cuando varios directores generales me preguntan en mis cursos qué hacer para que sus gerentes o empleados en general tengan disposición, les pregunto: ¿Les gusta lo que hacen y estar aquí? Si la respuesta es afirmativa pues no hay mucho que hacer para que la gente tenga disposición, es hermosa consecuencia. Pero si no les gusta lo que hacen, si no están a gusto en el lugar donde laboran, la disposición no se sucederá y lógicamente ninguna de sus hermosas consecuencias. ¿Quieres tener disposición? ¿Quieres vivir la magia de tu disposición?
Enamórate de ayudar a la gente. Incluso si no te gusta mucho tu trabajo, aún ahí tienes toda la capacidad para reenfocar tus actividades y sublimarlas al sentido de ayuda. Ahí, como por arte de magia, te empiezas a sentir bien en tu trabajo. Y si aun así definitivamente no te sientes bien donde laboras... ¿Qué haces ahí? Sal y ayuda por otras vías. El temor a quedarte sin trabajo no es más que temor a quedarte sin dinero, pero si has querido entender el mensaje que hoy te presento, el dinero nunca te hará falta siempre y cuando tengas disposición. En tu mente debes pensar: ¿Cómo te puedo servir?, ¿Cómo te puedo servir?, ¿Cómo te puedo servir?, y a la primera respuesta que se asome en tu mente, ¡acción! Ayuda. Sirve. Tiende puentes. Une lo que tengas que unir para que el otro llegue. En una palabra, ten disposición. Si tuviera que sintetizar todo lo que te he dicho en este capítulo, te diría: ¡Hay tanto poder en ti si en verdad lo quisieras usar en beneficio de los demás! ¡Se logra tanto si en verdad quisieras colaborar con tu ayuda! Di sí. Di sí. Y verás lo que la vida te responderá cuando le preguntes si puedes ser feliz, generar riqueza y sentir emoción por existir: ¡Sí!
Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández