La fama de aquel hombre se había extendido por todo el reino, se decía que conocía el secreto de la felicidad, el rey que vivía siempre angustiado, acosado por el miedo de perder lo que poseía, se quejaba de la cantidad de problemas que llegaban a su mesa de los miles de súbditos que gobernaba, confundido además de cómo sería la mejor forma de educar a sus hijos, en fin se sentía atrapado, cuando escuchó de la fama de aquel hombre mandó en su búsqueda, el cual dado su prestigio fue fácil de localizar y de buena gana accedió, en presencia del rey éste le cuestionó:
¿Cuál es el secreto para ser feliz?
Y simplemente contestó: Aprender.¿Eso es todo? Exclamó el rey.
Así es de simple y de complicado.
No entiendo - replicó el rey –
El secreto está en qué es lo que debemos de aprender y de quién debemos aprender.
Entonces contéstame de quién debo de aprender.
“De ti mismo” –
¿Y quién va a ser mi maestro?
- “Tú mismo” -
Más confundido aún el rey en tono de súplica le pidió que le aclarara cómo hacerlo, a lo que el hombre sabio le dio una sencilla explicación:
Aprende a mantenerte a ti mismo para que puedas mantener a otra persona.
Aprende a jugar contigo para que puedas jugar con los demás.
Aprende a darte tiempo para que puedas dar tiempo a los otros.
Aprende a ser feliz contigo mismo para que puedas dar felicidad.
Aprende a sonreír para que puedas ofrecer alegría.
Aprende a perdonarte a ti mismo para que seas capaz de perdonar.
Aprende a aprender para que puedas enseñar.
Aprende a pensar y harás pensar a los demás.
Aprende a ser amable contigo y darás amabilidad.
Aprende a ser generoso con tu persona y derramarás generosidad.
Aprende a cuidarte y cuidarás a los que amas.
Aprende a hacer el bien y trascenderás.
Aprende a amarte a ti mismo y podrás amar.
Así los Líderes de Excelencia saben que poseen el más valioso de todos los maestros dentro de ellos mismos y están conscientes que“Nadie puede dar lo que no posee”, y cumplen con una premisa fundamental en el arte de dirigir “jamás pedir a un subordinado lo que ellos mismos no son capaces de hacer”, manejan una atención consciente de cada una de sus acciones y son los más exigentes con ellos mismos .
Desconozco el autor