"No faltan libros que presentan métodos para llegar a ser clarividentes. En ellos se os explica cómo mirar dentro de una bola de cristal o un espejo mágico, utilizar ciertas plantas o ciertos ungüentos, hacerse hipnotizar, etc.
Todos estos métodos tienen ciertamente alguna eficacia pero, siempre he insistido
sobre este punto, son peligrosos para aquellos que los utilizan sin haber previamente trabajado antes en purificarse.
Jesús decía: «Bienaventurados los puros de corazón porque verán a Dios.»
Podemos llegar a ser clarividentes sin haber trabajado la pureza, sólo que no veremos el mundo divino, sino todo lo que es preferible no ver: las catástrofes que se preparan, los
crímenes que se traman en secreto, las desgracias, las entidades oscuras y maléficas que circulan entre los humanos. Dicho de otro modo, sólo veremos lo que corresponde al nivel psíquico que uno ha alcanzado, apenas más. Por esto, aquél que quiere obtener la
verdadera clarividencia, la visión del mundo divino, debe trabajar el amor espiritual y la pureza."
Omraam Mikhaël Aïvanhov