Misión de Jesús en la tierra parte final, en "Las Leyes Espirituales"



Parece este un camino un poco inseguro si no se puede confiar en alguien físicamente vivo que te pueda dar un buen consejo cuando estés pasando por un trance difícil. 

Ciertamente que entre vosotros hay personas con capacidad de orientar y aconsejar a los demás respecto a la espiritualidad por tener un conocimiento mayor de la realidad espiritual y una capacidad de amar más desarrollada, conseguida a base de haber vivido muchas vidas y haber trabajado mucho por el mejoramiento del interior. Pero estas personas no actúan de forma ostentosa. No se erigen en obispos o santos, ni se ponen un ropaje especial, sino que son personas con una vida aparentemente normal, pero con el firme deseo de mejorar interiormente y ayudar a los demás, que actúan sin alardes ni ostentaciones, de forma desinteresada, predicando con el ejemplo, teniendo que aguantar por ello las mayores injurias y calumnias de aquellos que quedan en evidencia en la comparación, por no estar a la altura moral del rango que dicen representar. 

LA DESPEDIDA
"Hoy tengo una sorpresa para ti"- me dijo Isaías en aquella ocasión nada más verme.
¿Sí? ¿De qué se trata?

Hasta ahora siempre que has venido aquí para dialogar te has encontrado sólo conmigo. Lo hemos hecho así porque creíamos que te ibas a sentir más cómodo, menos intimidado para preguntar libremente. No me gustaría que llegases a la conclusión de que este es un lugar solitario donde no vive nadie. Ahora que ya has tomado confianza conmigo y con nuestro mundo, creo que ha llegado el momento de presentarte a los demás. Ven conmigo. Quiero enseñarte al resto de gente y sobre todo que charlemos un rato con unos amigos que quieren saludarte.

No sé cómo, comenzamos a volar por encima de aquel paraje. Desde arriba pude ver el magnífico paisaje. Vi pequeños edificios en forma de semiesfera diseminados por un valle de hermosa vegetación. "Son nuestros hogares"- me dijo Isaías sin darme tiempo a formular la pregunta que había pensado. Pude divisar en el centro de aquel núcleo de casitas unos edificios piramidales más grandes que los anteriores, que parecían estar hechos de cristal, de los cuales salía una luz blanca, refulgente. "Ahí es donde nos reunimos para meditar. Contactamos telepáticamente con las esferas superiores para recibir enseñanzas espirituales y también con las inferiores, para transmitir mensajes de amor a toda la humanidad" –dijo Isaías. Entonces accedimos al interior y echamos un vistazo a través de unas paredes totalmente transparentes. Vimos un grupo de unas 30 personas sentadas en estrados formando un círculo. Me pareció que estaban profundamente concentradas. Cada una parecía tener una función en aquel trabajo de concentración espiritual. Entonces, en medio de ellas, comenzaron a formarse dos figuras humanas, una de un hombre y otra de una mujer. Eran tremendamente bellos y estaban envueltos por una aureola de luz que transmitía una gran sensación de paz y bienestar.

Estos dos seres, después de saludar efusivamente a los presentes y de intercambiar algún diálogo con ellos que no conseguí comprender se acercaron a nosotros. Si os dije que la mirada de Isaías era penetrante y que trasmitía una profunda sensación de paz y amor, la de estos dos seres era todavía más intensa si cabe. ¡Parecían dos ángeles!

-"Hola, soy Vesta"- dijo la mujer.
-"Hola, soy Juno" -dijo el hombre. "Teníamos muchas ganas de verte de nuevo".
"¿De nuevo? ¡Pero si no lo los conozco! Si los hubiera visto antes no lo hubiera olvidado jamás" -pensé.

VESTA: Que no te acuerdes no significa que no nos conozcamos.

ISAÍAS: ¿No querías saber cosas sobre Jesús? Ellos le conocen muy bien. Pregúntales lo que quieras sobre él. Aprovecha el tiempo, pues no estarán mucho tiempo con nosotros.

ISAÍAS: ¿No vas a preguntar nada? ¡Anda, no seas tímido! ¡Estás entre amigos!

VESTA: Ya que no te atreves, yo te ayudaré a exponer las preguntas que tienes. Te preguntas si Jesús tuvo una pareja, una mujer, su alma gemela, con la que compartirlo todo, también la sexualidad.

¿Cómo... lo... sabes?- respondí sonrojado

ISAÍAS: ¿A estas alturas todavía no te has dado cuenta de que leemos el pensamiento? ¡Pero tranquilo! ¡No se lo diremos a nadie! ¡Ja, ja, ja!

VESTA: Te responderé yo misma. La respuesta es sí. Jesús sí tuvo, y por supuesto, tiene, una media naranja, una mujer totalmente afín a él, con la que comparte todo el amor, y también la sexualidad. Y no sólo Jesús. Existen mundos habitados enteramente por humanos de su mismo nivel o mayor, que también tienen pareja, hijos y relaciones sexuales. ¿Respondo con esto a tu duda de si el hecho de avanzar espiritualmente implica la renuncia al amor de pareja?

Sí. Has sido muy clara.

La influencia del mundo espiritual se deja sentir en todos y cada uno de vosotros, seáis ateos, agnósticos o creyentes de la iglesia Tal o Cual. Pero lo hace muy sutilmente para que sea uno mismo el que decida. Que cada uno escuche primeramente la voz de su conciencia que es la mejor guía que pueda uno tener y después, que escoja el camino que quiere seguir.


Continuará... 
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Título: Las Leyes Espirituales   
Autor: Vicent Guillem 
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