¿Entonces por qué existe tanta oposición en el mundo al contacto con los espíritus?
Lo que pasa es que la manera en que las autoridades de muchas religiones y otros poderes de vuestro mundo mantienen su control es evitando que cada uno logre por su cuenta el contacto con Dios, con su guía espiritual. Existen multitud de películas que se hacen con la intención expresa de mantener ese miedo al contacto con el mundo espiritual, haciendo creer que todo contacto va a ser terrorífico, como en las películas de miedo tipo La invasión de los muertos vivientes, Poltergeist o El exorcista. Así, cada uno, a través del miedo, actúa como inquisidor de sí mismo y cada vez que pueda plantearse la posibilidad de recibir un mensaje del mundo espiritual, de la forma que sea (intuiciones, sueños, etc), ya se encarga el miedo de reprimirlo y malinterpretarlo.
También has dicho que la creencia de que la Iglesia y los sacerdotes son los intermediarios de Dios en la Tierra no es correcta.
Así es.
¿En qué te basas para decir esto?
Creo que si leemos correctamente la relación que tuvo Jesús con las castas sacerdotales de su época llegaremos a la conclusión de que jamás tuvo Jesús intención de que se creara una casta sacerdotal y una jerarquía como la que la Iglesia Católica ha creado, que es una copia bastante fiel de la Iglesia hebrea de aquellos tiempos.
Él vino a enseñar que cada uno tiene su propia conexión con Dios, y a destruir la falsa idea de que sólo a través de los sacerdotes puede uno contactar con Dios.
De hecho, una buena parte de la predicación pública se la pasó Jesús lidiando con los sacerdotes hebreos que veían en él un serio competidor, que no hacía más que ponerlos en evidencia. Y tenían razón, porque Jesús no paró de repetir de diversas formas, una y otra vez, el siguiente mensaje: “Oíd, esta gente no son los intermediarios de Dios, porque están más ocupados en mantenerse económicamente a costa de vosotros que en proporcionar una ayuda espiritual adecuada. Os han liado con sus leyes absurdas. No los necesitáis. Lo único que vale para entrar en el reino de Dios es amar”.
Este mensaje fue captado por las castas sacerdotales y, viendo que si la gente tomaba conciencia se iban a quedar en el paro, actuaron en consecuencia, y lo mataron.
¿Y por qué la Iglesia Católica ha acabado pareciéndose tanto a la hebrea?
Al principio no fue así, porque para ser seguidor del mensaje de amor de Jesús tenías que estar muy convencido, ya que te estabas jugando el pellejo en cada momento, con las continuas persecuciones a las que estaban sometidos los cristianos, tanto por los judíos primero como por los romanos después. Pero viendo los poderosos que, a pesar de sus esfuerzos por eliminar a los seguidores de aquella filosofía tan perniciosa para sus intereses egoístas, no paraba de crecer el número de adeptos, optaron por la estrategia de “si no puedes con el enemigo, únete a él”. A partir de la conversión del emperador Constantino, que decreta la conversión al Cristianismo de todo el Imperio Romano, entran a ser cristianos un montón de gente por la fuerza, y no por la creencia en el mensaje. Y, al ser los cristianos forzosos mayoría, lo estropearon todo. Ahí se acabó el amor al prójimo. Los antiguos sumos sacerdotes de los cultos anteriores y sus fieles se cambiaron de chaqueta y se pasaron al Cristianismo sin ninguna transformación espiritual y empezaron a ocupar los cargos importantes. Porque no creeréis que los ex sumos sacerdotes de los cultos anteriores iban a soportar ser uno más de los creyentes. Querían mantener su cuota de poder. Así que cambiaron el gorro de sumo sacerdote por el de obispo de la Iglesia Cristiana. Ni siquiera se cambiaron de gorro, porque hasta el gorro del Papa y los obispos, la mitra, viene de otra religión. Se le llama así porque lo llevaban los sacerdotes del antiguo culto a Mitra, una de las divinidades adoradas por los romanos. Adaptaron al Cristianismo muchos los rituales de sus religiones anteriores y adulteraron el mensaje de amor al prójimo original con otras ideas contrarias a este mensaje. Y así nació la Iglesia Católica. Como Jesús hubiera dicho, no se puede ser servir a Dios y al dinero al mismo tiempo, y la Iglesia Católica, como la hebrea de hace 2000 años, desde casi el principio, ya tomó partido por lo segundo.
Entonces, la infalibilidad del Papa y que sea el representante de Dios en la Tierra...
Todo es falso, claro. Se puede equivocar tanto como cualquier humano. Su conexión con el mundo espiritual no tiene ningún privilegio respecto a cualquier otra persona. La conexión con la espiritualidad superior se hace cada vez más fuerte con el trabajo personal de amor incondicional, no por la concesión de ningún título terrenal, por muy magnánimo que este sea.
¿Y de dónde procede pues esta idea?
Como ya he dicho, de los propios jerarcas de la Iglesia. Es una manera de justificar sus actos, que generalmente estaban movidos por la ambición de poder y de riquezas, para que nadie les discutiera. Si eran capaces de convencer a la gente de que ellos eran imprescindibles para la salvación, podrían vivir a costa de los feligreses sin que nadie pudiera cuestionar sus actos, ya que siempre podían amenazarles con la “condena eterna” si no cumplían “los designios de Dios”, es decir, si no acataban las órdenes de “los representantes de Dios”, o sea, de ellos mismos.
¿Y qué hay de la creencia en que la solución a las malas acciones necesita y se resuelve con la confesión y la absolución del sacerdote?
Está claro que, para mejorar espiritualmente, el primer paso es la toma de conciencia del mal que hayamos realizado. Pero el arrepentimiento no es suficiente, porque en el mundo espiritual sólo la reparación del mal realizado vale para eliminar los actos en contra de la ley del amor. Sólo nosotros mismos podremos hacerlo. Nadie, por muy avanzado que sea, podrá sustituirnos en esa tarea, aunque podamos recibir ayuda para superarla. Que al sacerdote se atribuya el poder de eliminar los pecados forma parte de la estrategia para hacer creer que los representantes de la iglesia son imprescindibles para la salvación y que, por ello, es necesario sustentar económicamente a la iglesia. Como dije al principio, la evolución espiritual sólo se consigue por esfuerzo personal y no por “enchufe” con alguna entidad superior.
¿Entonces la creencia de que Jesús redimió los pecados a los hombres con su muerte en la Cruz y posterior resurrección?
Tampoco es cierta. Es verdad que Jesús vino a enseñar el camino de la evolución espiritual y que aquel que quiera seguir su ejemplo de amor al prójimo ha hecho un cambio decisivo para tomar el camino directo en la evolución espiritual, pues esa misma creencia le ayudará a evitar cometer muchos errores del pasado, llamados en la jerga religiosa “pecados”. Pero esto no le exime de hacer frente a la reparación de los actos delictivos cometidos en otras vidas.
Jesús no borró los pecados de nadie, sino que enseñó cómo borrar cada uno los suyos. Sería muy injusto que, a mitad de un examen de entrada a la universidad, viniera el profesor de algunos alumnos y dijera: “los que sean mis alumnos no hace falta que entreguen el examen, porque están todos aprobados, ya que conozco a los miembros del tribunal y tengo influencia para conseguirlo”. No se estaría valorando justamente el esfuerzo realizado por cada alumno, ya que alumnos poco preparados estarían siendo premiados sin merecerlo, en detrimento de otros que sí estudiaron para el examen y sí estaban preparados para superarlo por méritos propios. Lo que un buen profesor haría sería esforzarse para que sus alumnos estén bien preparados para afrontar los exámenes. Y es lo que intentó Jesús, prepararnos bien para superar con éxito los exámenes espirituales de cada encarnación. En el mundo espiritual no existe el “enchufismo”. Se nos conceden infinitas posibilidades para mejorar y rectificar los errores cometidos. Pero habremos de hacerlo nosotros mismos y no por intervención de Jesús, la Virgen o cualquier otro santo al que nos encomendemos.
Pues ahora intenta convencer a un cristiano de lo que dices, porque este es uno de los dogmas centrales del Catolicismo.
Es que esto mismo está dicho en el Nuevo Testamento en el evangelio de Marcos (10, 35-40):
“Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: --maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos. Él les dijo: --¿qué queréis que haga por vosotros? Ellos dijeron: --concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús les dijo: --no sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Ellos dijeron: --podemos. Y Jesús les dijo: --beberéis la copa que yo bebo, y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes está preparado.”
Ya pero… ¿No fue él mismo el que decía a la gente “tus pecados te son perdonados”?
Lo que quiso decir es que por el hecho de haber actuado contra la ley del amor durante el pasado no estáis condenados para siempre, sino que todos tenéis una oportunidad de rectificar y comenzar de nuevo, en el momento que queráis, sin que se tenga en cuenta quienes fuisteis ni lo que hicisteis.
Ya, pero ¿por qué se lo decía justamente a los enfermos después de curarlos?
Cuando Jesús sanaba a un enfermo le estaba haciendo una limpieza de tóxicos, tanto del cuerpo físico como del cuerpo astral, causantes de la enfermedad a nivel físico. Estos tóxicos eran el resultado de la acumulación de tóxicos psíquicos por sentimientos, pensamientos y actos contra la ley del amor efectuados por el espíritu en esa misma vida y en vidas anteriores, y que en esa época eran llamados “pecados”. Considerad la sanación que Jesús efectuaba a través de la imposición de manos como una pasada de aspiradora de una alfombra (el cuerpo) que está sucia a causa de no haber puesto cuidado en mantenerla limpia. Si después de esa limpieza drástica la persona no hace ningún cambio en sus hábitos “sucios”, al cabo de poco tiempo la alfombra volverá a estar igual de sucia que estaba antes de la limpieza. De hecho, hubo gente que después de haber sido sanada por Jesús, desoyó los consejos hacia la reforma interior y mantuvo sus malos hábitos espirituales, de modo que volvió a generar tóxicos psíquicos a nivel mental, que al pasar a los niveles astral y físico volvieron a causar nuevamente la enfermedad.
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Título: Las Leyes Espirituales
Autor: Vicent Guillem
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