Has mencionado en diversas ocasiones que hay enfermedades físicas que tienen que ver con determinados sentimientos o con su represión. Me gustaría profundizar ahora en ello.
Sí. Existe mucha gente enferma del espíritu precisamente porque han anulado sus sentimientos, y cuando el espíritu enferma también lo hace el cuerpo, ya que está íntimamente ligado a él.
¿Quieres decir entonces que una enfermedad física puede tener un origen emocional?
Efectivamente. La represión de los sentimientos es la mayor causa de enfermedad en vuestro mundo, tanto de enfermedad psicológica como física.
Esto lo puedo aceptar respecto a las enfermedades mentales... Pero, ¿y el cáncer? ¿Acaso no ha demostrado la ciencia que el cáncer se produce debido a alteraciones genéticas?
Las alteraciones genéticas están en todos los casos, pero en muchos de ellos no son la causa primera.
¿Y cuál es la causa primera?
Como te he dicho, la causa es anímica y tiene que ver con la represión del interior espiritual. Ocurre que cuando la persona no actúa ni vive de acuerdo con sus sentimientos, se produce un malestar interno profundo en la persona que lo padece. Eso genera egosentimientos psíquicamente dañinos como miedo, rabia, odio, tristeza etc, que son los causantes de la enfermedad. Este malestar puede ser estimulado por una causa externa, algún tipo de circunstancia en la vida que a la persona le resulte realmente difícil de afrontar. Llamémosle a esta circunstancia conflicto emocional.
¿Y cómo se transmite el malestar emocional al cuerpo físico para acabar generando una enfermedad?
Cuando la persona se encuentra mal emocionalmente existe un cortocircuito entre los niveles espiritual y mental que se transmite al cuerpo energético o astral, de modo que éste sufre una alteración en su configuración, un descenso en el nivel vibratorio, una “bajada de energía”, que afectará a una región concreta del cuerpo astral, como una especie de apagón que afectará a una parte del tendido eléctrico, la cual deja de vitalizar correctamente la zona del cuerpo a la que está conectada. La falta de energía vital provoca una desconexión de la región desvitalizada respecto al resto del cuerpo y, como consecuencia de ello, el tejido desvitalizado deja de actuar en armonía con el resto. Al perder su patrón energético, el funcionamiento normal de las células se ve afectado y comienzan a aparecer alteraciones genéticas que pueden, o bien destruirlas, provocando así una enfermedad degenerativa, o bien hacer que empiecen a crecer descontroladamente, provocando así un cáncer.
Todo esto me recuerda a lo que dice la Dra. en Física Barbara Ann Brenan en sus libros Manos que curan y Hágase la luz respecto a la enfermedad, y que me recomendaste cuando hablamos sobre el cuerpo astral. Según ella, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el cuerpo astral como zonas oscuras o de diversos tonos turbios, cuyo origen radica en las ideas negativas que mantiene una persona en un momento dado. Si éstas persisten en el cuerpo astral sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona y causan una enfermedad. Entonces, ¿está en lo cierto?
Efectivamente, así es.
También me recuerda a los postulados de la Nueva Medicina, que enunció el médico alemán Ryke Geerd Hamer. Según el Dr. Hamer, todo cáncer o enfermedad equivalente al cáncer empieza por un conflicto emocional extremadamente brutal, vivido en soledad. Dependiendo del tipo de conflicto, el cáncer se desarrollará en un órgano u otro. Además, dice que el conflicto emocional afecta primero al cerebro, provocando una especie de cortocircuito, y que la región del cuerpo que está conectada con esa parte del cerebro es la que sufre posteriormente la enfermedad. Postula también que la curación de la enfermedad pasa por la solución del conflicto emocional que la origina. ¿Está en lo cierto este médico?
Lo que dice es bastante correcto, aunque no al cien por cien, porque no todas las enfermedades se originan por conflictos emocionales. Pero sí la mayoría.
¿Y es cierto que si se soluciona el conflicto emocional se puede lograr la curación de la enfermedad?
Sí. Pero para resolver el conflicto debe haber en la persona un cambio bastante profundo, porque si la persona persiste en aferrarse a sus egosentimientos y reprimir sus sentimientos, detrás de una enfermedad vendrá otra, porque aún cuando ciertos conflictos se hayan podido resolver, aparecerán otros que activarán los mismos egosentimientos. Por tanto, llegamos a la raíz del problema: lo que es realmente patogénico y causante de la enfermedad es el egoísmo y sus manifestaciones, y lo que es curativo y saludable es el amor y su expresión. Y esto se cumple siempre.
¿Pero acaso no nos pasa eso a todos en mayor o menor medida? Quiero decir, ¿no nos ocurren a casi todos cosas en la vida que nos generan disgustos de todo tipo, y que nos despiertan rabia, tristeza y agresividad? Porque yo me identifico bastante con la descripción que has hecho respecto a la represión de los sentimientos y sin embargo no tengo cáncer.
Cierto, y por eso casi todos enfermáis de vez en cuando. Pero para que se produzca una enfermedad realmente grave, como el cáncer, debe ocurrir que la persona quede emocionalmente “atrapada” por el malestar emocional, en el sentido de que éste se convierta en una obsesión permanente, que se deje dominar por los egosentimientos y persista en esta actitud durante un tiempo relativamente largo, hasta el punto de que le impida conciliar el sueño durante un periodo prolongado. Se debe dar además que la persona reprima toda forma de desahogo y exteriorización de estos egosentimientos.
¿Entonces existe una personalidad susceptible al cáncer?
Sí. La de aquellas personas que se dejan arrastrar por los egosentimientos (rabia, odio, tristeza, miedo) y/o las que se sienten reprimidas en la percepción y/o manifestación de los sentimientos.
¿Entonces debo llegar a la conclusión de que la enfermedad es un castigo por no hacer bien las cosas?
Un castigo, no. Es una consecuencia del dolor emocional interno. Es la misma persona la que se lo provoca y también la que puede remediarlo, haciendo un cambio en sí misma, del egoísmo hacia el amor, de la represión hacia la exteriorización de su auténtica personalidad espiritual.
¿Y qué sentido tiene que a una persona que está sufriendo ya tanto le venga una enfermedad tan fuerte como esa? ¿Acaso no tenía bastante con lo primero?
Ten en cuenta que el malestar físico es consecuencia del malestar interior. En este caso la enfermedad física actúa como señal de alarma para que la persona se dé cuenta de la enfermedad del interior que padece y la motive a cambiar.
Ya, pero si una persona no asocia que la enfermedad física tiene que ver con la enfermedad del interior ¿cómo la puede ayudar esto a cambiar?
La enfermedad física debilita las barreras mentales que aprisionan la manifestación del interior espiritual y, por tanto, ayuda a adquirir mayor grado de sensibilidad, tanto respecto a nuestros propios sentimientos como respecto a los sentimientos y sufrimientos de los demás. Esto es lo que puede motivar a la persona a cambiar.
Continuará...
Título: Las Leyes Espirituales
Autor: Vicent Guillem
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