¿Qué consecuencias concretas tiene el miedo respecto a la evolución del espíritu?
Como ya he dicho, la consecuencia más nefasta del miedo es que el espíritu se inhibe de manifestarse tal y conforme es, de actuar conforme siente. Cuando una persona no es ella misma, no puede progresar espiritualmente, ya que su voluntad está aprisionada. No toma decisiones libremente, sino siempre atenazada por el miedo. El miedo decide por ella. No se atreve a afrontar ninguna circunstancia que le pueda ser útil en su evolución espiritual, porque el miedo le hace creer que no va a poder superarla.
El miedo es el sentimiento a través del cual los poderosos de la Tierra manipulan a la humanidad y la mantienen en un estado de estancamiento espiritual, creando una amenaza, un enemigo imaginario, detrás de todos aquellos retos espirituales que el ser humano quiera emprender, haciendo renunciar a la gente a ellos a cambio de una falsa seguridad que ellos dicen aportar. Y es que ellos también tienen miedo. Miedo a que, por el despertar de la espiritualidad, del amor y la fraternidad humanas, sus abusos sean descubiertos, sus crímenes sean juzgados y condenados, y se vean desposeídos de sus privilegios, de toda su riqueza y su poder conquistado a base de engañar, oprimir y explotar al resto de seres humanos.
¿Me puedes poner algún ejemplo?
Por ejemplo, generan el miedo a todos aquellos movimientos en pro de la fraternidad humana universal, inventando un poder ultramaléfico que se aprovechará de su ingenuidad para crear un régimen de terror. Generan el miedo a la implantación de sistemas políticos y económicos más justos basados en la solidaridad y la cooperación por el bien de la humanidad entera, augurando que tras ellos vendrá el caos, la anarquía, el desorden y la debacle económica. Presagian que la libertad traerá el libertinaje, que el libre pensamiento traerá ideas perniciosas, que el libre sentimiento traerá el vicio, la perversión, la inmoralidad. Tienen miedo de que la humanidad terrestre descubra que existen humanidades en otros planetas que viven en el amor, y que tomen ejemplo de ellas. Por ello ocultan cualquier evidencia de vida extraterrestre y fomentan el miedo al contacto con seres de otros mundos a través de películas en las que se hace ver que los extraterrestres son seres con apariencia abominable (insectos, reptiles, virus) que se meten dentro de los humanos y que tienen la intención de destruir la humanidad. Tienen miedo a que el ser humano descubra su inmortalidad, y el propósito de la vida, que es el mejoramiento espiritual a través descubrimiento del amor, y comience a trabajar por ello. Por ello niegan cualquier evidencia de la existencia de la vida más allá de la muerte, amparándose en los dogmas de una ciencia materialista y, al mismo tiempo, fomentan el miedo a profundizar en lo que ocurre más allá de la muerte física y al contacto con el mundo espiritual, a través de películas en las que toda la vida después de la muerte aparece como algo espantoso, a través de la creación de personajes terroríficos como fantasmas, demonios, vampiros y zombis sedientos de sangre, que se apoderan de las almas de los vivos para atormentarlos.
Al servicio de todo ello, una industria del miedo (cine y televisión), que se encarga de que las más perversas amenazas se transformen en imágenes que sean vistas por casi todo el mundo, para que penetren en la mente de todo ser humano y se conviertan en una realidad en ella. El 90% de todas las películas tiene como temática la promoción del miedo a través de alguna de sus formas, encarnado en la figura de seres perversos de todo tipo: terroristas, asesinos en serie, violadores, narcotraficantes, invasores extraterrestres, muertos vivientes y psicópatas de todas las gamas y colores, de modo que se hiperexcita así la imaginación de niños y mayores para que un montón más de miedos foráneos se añadan a los propios miedos de cada uno.
¿Cómo superar el miedo?
Con conciencia y valentía. Primero hay que tomar conciencia de que se tiene miedo y a qué se tiene miedo. Si los analizamos en profundidad, encontraremos que una parte de estos miedos son infundados y no se corresponden con ninguna amenaza real o, al menos, la amenaza no es tan fuerte como nosotros creemos. Los miedos que están fundados en alguna amenaza real se superan enfrentándose con valor a las situaciones y circunstancias que nos activan ese miedo, intentado no dejarse llevar por él a la hora de tomar decisiones. Preguntémonos “¿qué decisión tomaría si no tuviera miedo, si fuera totalmente libre para decidir respecto a lo que siento?” Pues esa es la decisión acertada y la que hay que tomar. Vale la pena intentarlo. Es una lucha continua. A medida que uno se enfrente al miedo y tome decisiones valientes, irá experimentando el progreso interior en sí mismo, y el miedo cederá, dejando paso a la seguridad y la claridad. Hasta el punto de que un día mirará atrás y dirá, “¿cómo pude tener miedo a esto? ¡Que claro lo veo ahora!”.
¿Alguna consideración especial respecto a cómo superar el miedo a conocerse a uno mismo?
Sí. Que no hay nada malo en verse a uno mismo tal y conforme es, con sus virtudes y sus defectos. Aceptémonos tal y conforme somos. Admitamos que estamos en proceso de mejoramiento y así no sufriremos decepciones cuando descubramos algo de nosotros mismos que no nos gusta. Aunque el sacar a la luz nuestros trapos sucios, el tomar conciencia de nuestros propios defectos, puede ser inicialmente doloroso o desagradable, merece la pena, porque es el primer paso en el camino de la progresión espiritual y es imprescindible para conseguir tanto la eliminación del egoísmo como el desarrollo del sentimiento. No tengamos miedo a los sentimientos, a manifestarlos, a expresarlos, ni a sentirnos felices cuando lo hacemos. Ya es suficiente con tener miedo de lo malo para que encima tengamos miedo de lo bueno.
Me gustaría hacerte algunas preguntas que tal vez ya te he hecho, pero que necesito volverte a hacer a modo de resumen de todo lo que hemos hablado respecto a los defectos y sus manifestaciones, los egosentimientos.
Adelante, pregunta.
¿Cómo hacer, en general, para vencer los defectos y sus manifestaciones?
El primer paso es el reconocimiento. El que ha sido alcohólico sabe que el primer paso para superar su adicción pasa por reconocer que es alcohólico. Del mismo modo, para vencer la vanidad, el orgullo o la soberbia, el primer paso es reconocer el propio egoísmo, a través de la identificación de sus manifestaciones en cada uno de nosotros. Para ello es necesario conocer detalladamente lo que es cada defecto y sus manifestaciones, a lo cual nos hemos dedicado hasta ahora.
Esto lo veo difícil.
No lo es tanto. El propio egoísmo nos lo hace ver difícil. ¿Por qué si nos es tan fácil ver los errores y defectos de los demás, nos cuesta tanto admitir los propios (vemos la paja del ojo ajeno y no la viga del otro)? Si comprendemos que estamos aquí para admitirnos como somos y, a partir de ahí, intentar mejorar, tenemos ya mucho ganado.
¿Y cómo reconocer una manifestación del defecto, si el propio defecto se encarga de confundirnos?
Una táctica a seguir es analizar cierta actuación que ha sido nuestra como si hubiera sido hecha por otro, y nosotros hubiéramos sido los receptores. Es decir, cambiarnos por los demás. Y entones, juzgar. ¿Es un comportamiento justo, honesto? ¿o se ha actuado de forma egoísta? Si opinamos igual de cierto comportamiento cuando lo hacemos nosotros que cuando lo recibimos, estaremos cerca de la objetividad. Pero si disculpamos la misma acción cuando es hecha por nosotros y la condenamos cuando es hecha por otros, estamos siendo injustos, y estaremos dejándonos llevar por nuestro defecto. Por lo tanto, para reconocernos a nosotros en nuestro defecto debemos actuar con la misma objetividad que lo haríamos si el análisis lo hiciéramos de otra persona.
¿Y qué es lo que viene después?
El segundo paso es la modificación de la actitud.
El hecho de adquirir conciencia de nuestro pensamiento egoísta, no implica que vaya a dejar de aparecer. Es importante reconocerlo, admitir que se tiene, pero evitar actuar conforme él quiere, no dejarse arrastrar por él. Dicho de otro modo, hay que decirse a uno mismo: “sé que hay egoísmo dentro en mí, pero voy a intentar que no me condicione a la hora de actuar, sino que voy a intentar actuar desde el amor”. Con este cambio de actitud conseguiremos poco a poco modificar nuestro comportamiento, nuestras acciones, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Porque la actitud egoísta daña tanto a uno mismo como a los demás.
¿En qué sentido le daña a uno mismo?
Porque nos impide sentir el amor, que es lo más maravilloso que se puede sentir, y que es lo que realmente nos puede hacer felices de verdad.
Continuará...
Título: Las Leyes Espirituales
Autor: Vicent Guillem
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