El cambio de actitud me parece todavía más complicado que el reconocimiento del defecto. ¿Me puedes dar algún consejo que sirva para ayudar a modificar las actitudes egoístas?
A la hora de actuar, nos podemos ayudar de la siguiente reflexión: ¿qué es lo que yo esperaría de mí mismo si fuera a ser el receptor de dicha acción? ¿Cómo me gustaría que actuara otra persona en mi lugar respecto a mí? Esto nos ayudará a detectar nuestras actitudes negativas hacia los demás, imaginando que los demás somos nosotros mismos, porque rara es la persona que se desee mal a sí misma. En este razonamiento está basada la máxima “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Por supuesto que no es fácil. Requiere una disciplina y una voluntad de mejoramiento constante. Pero si se persevera, en poco tiempo comenzará uno a sentirse diferente, más en armonía interior, más feliz, y esto le servirá de estímulo para continuar avanzando.
¿Y qué es lo que hay que hacer para manejar los egosentimientos?
Lo mismo. Primero reconocer que uno los tiene, que todos los tenemos. Que son una manifestación del egoísmo, o de la lucha interior entre el egoísmo y el amor. Y segundo, encontrar la forma de vencerlos, a través del análisis y la reforma interior autoconsciente.
¿Qué quieres decir con reforma interior autoconsciente?
Es la reforma del interior espiritual dirigida por uno mismo, teniendo claro cuál es el objetivo de esa reforma (el avance en el amor y la eliminación del egoísmo), cuáles son los defectos, cómo se manifiestan y cuáles son las herramientas para erradicarlos. Que en ese camino de perfeccionamiento podemos aprender tanto de la observación de nuestras virtudes y defectos, como de las virtudes y los defectos de los demás. Buscad un momento de tranquilidad al día para estar con vosotros mismos, para meditar sobre los defectos, sobre vuestras actitudes del día y sobre las actitudes de los demás, sobre en qué medida habéis actuado por amor y en qué medida habéis actuado por egoísmo. Sobre en qué medida los demás han actuado por amor y en qué medida, por egoísmo. Y entonces, si lo hacéis sinceramente, se os ayudará a encontrar las respuestas que necesitáis para avanzar y se os reconfortará para que afrontéis con mayor entereza vuestras pruebas. Si detectáis actitudes egoístas en los demás, la comprensión de las mismas os hará encajarlas mejor y no despertar actitudes hostiles frente a ellos. Si las detectáis en vosotros mismos y advertís que os habéis dejado llevar por ellas, también será bueno, porque habréis tomado conciencia de ellas. Poneos el firme propósito de que la próxima vez intentaréis sentir y actuar con más amor y menos egoísmo. Así iréis avanzando un poco cada día. Y si sois perseverantes en vuestra reforma interior autoconsciente, llegará el día en que miraréis atrás y no os reconoceréis conforme erais, tomando conciencia entonces del cambio tan enormemente positivo que habéis dado.
Bueno, pero yo tenía entendido que una de las normas para ser buena persona es no juzgar a los demás y ahora tú me dices que para ser mejores personas tenemos que mirar los defectos de los demás, además de los nuestros. ¿No es una contradicción?
Esto me lo dices porque normalmente cuando la gente saca a relucir los defectos de los demás, lo hace para criticar o burlarse. Cuando alguien tiene mala intención suele ser bastante injusto y transforma y exagera la realidad con el objetivo de conseguir echar por tierra a la persona objeto de la burla, sin tener ninguna consideración por ella. Por supuesto que esta actitud es lamentable y el propio Jesús la condenó repetidas veces, diciendo “Veis la paja del ojo ajeno pero no la viga del propio”. Es por esta razón que mucha gente con buena voluntad cree que hablar de los defectos es algo malo.
Pero la intención con la que analizamos aquí los defectos no es criticar, ni burlarnos, ni condenar a nadie, sino que lo hacemos para que nos sirva para comprender cómo actúan los defectos, para mejorarnos a nosotros y para ayudar a los demás a hacer lo mismo. Aquí se trata de ver la realidad tal y como es, sin exagerarla, pero también sin encubrirla. Y la realidad es que la mayoría de la humanidad en este estadio comparte los mismos defectos, y que la eliminación de los defectos forma parte del proceso evolutivo. Porque, ¿cómo se puede modificar una conducta egoísta sin reconocerla primero?
¡Yo tenía entendido que lo que hay que hacer cuando alguien, movido por su egoísmo, te ataca, es perdonarlo!
Para perdonar es necesario comprender y para comprender es necesario profundizar en la causa que motivó el ataque, es decir, la manifestación egoísta que se activó en cada momento. Por ejemplo, una persona que actúa sacando a relucir los defectos de los demás para criticarlos en público y burlarse, está actuando bajo el defecto de la envidia, que suele ser una manifestación de la vanidad. Si uno no comprende el proceso de evolución espiritual, las etapas del egoísmo que se han de superar y cómo se manifiesta ese egoísmo en cada una de las etapas, es muy difícil perdonar actitudes egoístas como la envidia, la burla, la crítica, la calumnia o mucho peores.
Entonces, ¿es posible conocer por uno mismo en qué etapa del egoísmo nos encontramos? Es decir, ¿se puede llegar a saber hasta dónde llegan tus capacidades y tu nivel de desarrollo espiritual?
Sí que lo puedes saber. Si te esfuerzas en conocerte a ti mismo y tienes un interés sincero en desarrollarte espiritualmente sabrás en qué punto estás y cuáles son las asignaturas espirituales de esta vida que debes afrontar. Aquí intentamos dar algunas indicaciones para poder reconocerse uno mismo, tanto en las virtudes
como en los defectos. Hacerlo solo, sin ayuda, es bastante difícil. Pero es que no estamos solos en ese camino. Como ya he dicho, cada uno tiene a sus guías que, si uno quiere, le ayudan a ver lo que es difícil de percibir por uno mismo. También hay personas encarnadas que, por su capacidad del interior, pueden echarnos un cable. Pero todo ello depende de la voluntad de uno mismo porque el que está muy atrapado por el egoísmo y no quiere avanzar, no se va a reconocer en sus defectos ni va a admitir que nadie le dé consejos. Por tanto, no va a escuchar ni la ayuda que se le presta del mundo espiritual, ni la de los hermanos más avanzados. Lamentablemente, en vuestro mundo, la mayoría de gente se encuentra en esa situación, lamentándose de que están ciegos y sordos, pero sin querer quitarse la venda de los ojos ni los tapones de los oídos, ni escuchar a los que les están diciendo “quítate la venda y los tapones, que no estás ciego ni sordo”, es decir, se quejan de su infelicidad pero no quieren renunciar al egoísmo, que es, fundamentalmente, lo que les impide ser felices, ni están dispuestos a recibir la ayuda que necesitan para serlo.
Continuará...
Título: Las Leyes Espirituales
Autor: Vicent Guillem
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