Las actitudes son nuestras creaciones, son nuestros prejuicios,
nuestras invenciones. La vida no es creada por nosotros;
al contrario, nosotros somos sólo ondas en el lago de la vida.
¿Qué clase de actitud puede tener una ola con respecto al océano?
¿Qué tipo de actitud puede tener una hoja de hierba hacia la Tierra,
la Luna, el Sol o las estrellas?
Todas las actitudes son egoístas, todas las actitudes son estúpidas.
La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio.
Tienes que vivirla, no de acuerdo a cierto patrón de conducta,
no de acuerdo a un condicionamiento,
de acuerdo con lo que te han contado sobre ella.
Tienes que empezar de nuevo, desde cero.
No me interesa saber lo que haces para vivir.
Quiero saber cuál es tu dolor
y si estás dispuesto a soñar para encontrar el anhelo de tu corazón.
No me interesa saber qué edad tienes.
Quiero saber si arriesgarás parecer un tonto, por amor,
por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber que planetas circundan tu luna.
Quiero saber si has tocado el centro de tu propia tristeza,
si has estado abierto a las traiciones de la vida
o si te has vuelto marchito y cerrado por miedo a más dolor!
Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, tuyo o mío,
sin moverte para esconderlo, disminuirlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con la alegría, tuya o mía
y si puedes bailar libremente y dejar que el éxtasis
te llene desde las puntas de los dedos de tus manos
y hasta los pies, sin advertirnos ser cuidadosos
o realistas o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me cuentas es cierta.
Quiero saber si puedes desilusionar a otros
por ser sincero contigo mismo; si puedes soportar
la acusación de la traición, sin traicionar tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto ser digno de confianza.
Quiero saber si puedes ver la belleza,
aún cuando cada día no sea hermoso…
Quiero saber si puedes vivir el fracaso, tuyo o mío.
Y aún así, pararte en la orilla de un lago
y gritarle a la luna plateada… ¡Si!
No me interesa saber dónde vives, o cuánto dinero tienes.
Quiero saber si te puedes levantar
después de una noche de dolor y desesperación,
abatido hasta los huesos, y hacer lo que necesita
ser hecho para los niños. No me interesa saber quién eres,
o cómo llegaste aquí.
Quiero saber si te puedes parar conmigo en el centro del fuego
y no retroceder. No me interesa dónde, qué,
o con quién has estudiado.
Quiero saber si te sostienes desde adentro cuando todo
se cae a tu alrededor.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo.
Y si verdaderamente disfrutas la compañía
que mantienes en tus momentos vacíos.