¿Qué significa “karma”?
Es una palabra de origen oriental que equivale a decir “deuda espiritual”.
Pero parece que ciertas pruebas son extremadamente dolorosas como para que el espíritu pueda sacar una enseñanza, aparte de que la vida es un valle de lágrimas.
Porque juzgáis sin conocimiento de causa. A muchos que sólo ven la primera parte de la historia, es decir, cuando se cometen los actos delictivos impunemente, les parece injusto que se queden sin condena. Si esos mismos ven sólo la segunda parte de la historia, es decir, la de saldar las cuentas, ya en otra vida posterior, les parece injusto que alguien pueda sufrir semejantes atrocidades, porque no comprenden de dónde viene ni porqué una desgracia de tal calibre. Sin embargo, si conocieran el pasado criminal del espíritu, muchos de ellos ni siquiera le hubieran dado una segunda oportunidad. En el mundo espiritual siempre hay una segunda oportunidad, o mejor dicho, existen oportunidades infinitas de rectificación.
Si en el mundo espiritual existen en realidad infinitas oportunidades de rectificar, ¿de dónde viene la creencia en las penas o castigos eternos para los malos que, por ejemplo, tiene la doctrina cristiana?
La creencia en castigos eternos no tiene origen divino. Carece de fundamento, no se corresponde con la realidad espiritual y no es más que otra falacia que las castas sacerdotales introdujeron con la intención de controlar a la gente a través del miedo irracional. Es lamentable que los que se erigen en guías espirituales, que supuestamente deben ayudar a los demás a encontrar su camino espiritual, lejos de hacerlo, lo entorpezcan todavía más confundiendo y manipulando las mentes, aprovechando sus debilidades para ensalzarse ellos mismos, contribuyendo a entorpecer un camino ya de por sí suficientemente cargado de circunstancias difíciles.
¿Y por qué ocurre que mucha gente tiene la impresión de que los sucesos penosos de su vida son una circunstancia que se les ha impuesto sin habérsele consultado?
Porque es una elección que se toma antes de encarnar y el olvido del pasado espiritual que se produce al encarnar le hace creer que no ha tomado parte en tal decisión. Existen muchos espíritus que han decidido dar el paso de avanzar y, por tanto, de enfrentarse a circunstancias enormemente difíciles e incomprensibles para aquellos que desconocen las leyes espirituales. Mucha gente no puede entender que una buena persona tenga que hacer frente a tantas penosas y desgraciadas situaciones que no ha buscado, sino que le vienen como por una especie de fatalidad del destino. Y es entonces cuando concluyen que no puede existir justicia verdadera si las buenas personas han de sufrir tan atrozmente. Pero si pudieran echar un vistazo al pasado espiritual de esa persona encontrarían el porqué. Y es porque el espíritu está comenzando a reparar el daño que hizo antes de sentirse afín con las leyes espirituales. Por lo tanto, alegraos de encontrar personas así, primero porque se trata de espíritus que ya han hecho un cambio profundo y positivo hacia su regeneración, y segundo porque el hecho de enfrentarse a pruebas de ese calibre significa que han conseguido llegar a un nivel de evolución bastante avanzado, que les permite afrontar con posibilidades de éxito una intensa reparación de su deuda.
¿Entonces debo entender que todas las circunstancias negativas a las que se enfrenta el espíritu son consecuencias de los actos del pasado?
No. Muchas son la consecuencia directa de los actos de la vida actual, y hay otras que son inherentes al nivel evolutivo del planeta en que se encarna.
¿Quieres decir que un espíritu que no tiene deudas puede pasar por circunstancias negativas que no le corresponden por expiación?
Sí, ocurre muy a menudo. Pero es una elección libre del espíritu el hacerlo.
¿Y esto qué sentido tiene? ¡Parece masoquismo!
No creáis que el espíritu decide tomar este camino porque disfruta sufriendo. Y si ese sufrimiento fuera completamente estéril y no se derivara de él ningún progreso espiritual, tampoco tendría sentido. Pero si de ello resulta un avance espiritual en el aprendizaje del amor y, por tanto, en un acercamiento a la felicidad verdadera, una vez las circunstancias penosas son superadas con éxito y quedan atrás, concluiremos que ha merecido la pena, al igual que al corredor de fondo le merece la pena el esfuerzo de la carrera si consigue llegar a la meta habiendo batido su marca personal. Esta elección es propia de espíritus avanzados que, por un acto de amor hacia sus hermanos de menor evolución, encarnan para ayudarles, para enseñarles el camino del amor y, al mismo tiempo, les sirve a ellos para progresar más rápidamente, porque se ponen a prueba en su capacidad de amar incondicionalmente, debido a que tendrán que soportar multitud de ingratitudes e injusticias de espíritus menos avanzados.
Aunque me digas que las circunstancias negativas sirven para evolucionar y que muchas son consecuencia de los actos del pasado, existen hechos que, independientemente de lo que se ha hecho en vidas anteriores, me parece que son tan injustos, inhumanos e intolerables -te pongo como ejemplo el hambre, la miseria, las guerras - que no se deben permitir. Sin embargo, aunque hay un supuesto ser o muchos seres superbuenos y superpoderosos, no hacen nada por cambiar el lamentable rumbo de la humanidad. ¿Qué me puedes contestar a esto?
Ciertamente existen multitud de hechos que son inhumanos e intolerables, pero son los espíritus que encarnan en la Tierra los que los han creado, y es a ellos a quienes corresponde tomar conciencia de ello, y trabajar para erradicarlos de la faz del planeta, porque deben y porque pueden hacerlo. Como ya he dicho, la progresión espiritual sólo se produce cuando es elegida e internalizada por libre voluntad y por esfuerzo propio del espíritu, sin ningún tipo de coacción o imposición. Esto es una ley espiritual, la ley del libre albedrío, que es respetada por todos los seres espiritualmente avanzados. Esta es la razón de no ver a Dios o a los seres superiores arreglando las injusticias del mundo. Seguro que si apareciera un ser todopoderoso en el mundo que viniera a arreglar determinados asuntos, seguramente los mismos terrestres, que antes reclamaban la presencia de un Salvador, se quejarían de falta de libertad, ya que seguramente las decisiones que ese ser tomara nunca serían del gusto de todos. Siempre habría disconformes que se sentirían perjudicados por determinadas decisiones, porque hay poca gente en vuestro mundo que esté dispuesta a renunciar al egoísmo, poca gente dispuesta a compartir lo que creen suyo con los que tienen menos que ellos.
Por ello se deja a los humanos que experimenten en el mundo físico el uso del libre albedrío, sin cortapisas, y que hagan frente a las circunstancias que ellos mismos han creado. Que sean ellos los que lleguen a la conclusión de que los
males que padecen son fruto del egoísmo y que mientras el egoísmo reine en el corazón de los seres humanos, seguirá habiendo guerras, hambre, miseria e injusticia. Que la única manera de erradicar todos esos males es erradicar el egoísmo de todos y cada uno de los corazones y que el único antídoto que existe para el veneno del egoísmo es el amor. No esperéis de brazos cruzados a
que vengan a salvaros. Actuad y se os ayudará, porque los espíritus avanzados y seguidores de la ley del amor siempre están ahí para ayudaros, muy sutilmente. Pero ha de ser iniciativa vuestra, por decisión de vuestra voluntad, y no en contra de vuestra voluntad. Es como si alguien que acaba de caer a un río pidiera que le rescataran, pero él mismo no intentara mover los brazos para nadar y mantenerse a flote. Vosotros tenéis el poder, si así lo decidís, de cambiar el rumbo de vuestro destino, porque ¿de qué otro modo podríais evolucionar, si a cada paso que dierais en falso acudiera vuestro padre a socorreros? Necesitáis experimentar el efecto de vuestras decisiones para aprender, y necesitáis tener liberad de acción para decidir si queréis tomar un camino u otro.
Continuará...
Titulo: Las Leyes Espirituales
Autor: Vicent Guillem
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