¿Y de qué depende que contactemos con unos espíritus u otros?
El contacto mediúmnico se parece mucho al que podéis tener con alguien a través de Internet, ya que en ambos casos no podéis ver físicamente a vuestro interlocutor. En ambos casos podemos contactar con personas de lugares lejanos y puesto que no las conocemos, puede haber gente con buena intención o gente con mala intención que intente engañarnos. Dependiendo de la afición que tengamos entraremos en contacto con un tipo de gente u otro. Si a alguien le atrae cierto tema, buscará un chat o un foro con esa temática, contactando con personas que tienen esa misma afición. Si por ejemplo alguien está buscado entrar en una ONG para ayudar a los demás, buscará páginas web o foros con esa temática. En estos foros es más difícil encontrar a gente con malas intenciones, porque no es el tipo de temática que interesa a los que no traen buenas intenciones. Pero si uno entra en foros que prometen enriquecerse sin esfuerzo, o encontrar una pareja elegida de un catálogo, que tenga por seguro que nada bueno puede salir de ello. De igual forma, sea uno médium o no, se atraerá la influencia de espíritus más o menos elevados, por la afinidad de pensamiento y acción con ellos. Es decir, una persona aficionada al juego y las apuestas se atraerá la influencia de espíritus ludópatas que no se han desprendido de sus adicciones después de morir, los cuales estimularán su adicción al juego para satisfacer sus propias expectativas. En el lado contrario, si alguien tiene deseos de ayudar a otra gente, se atraerá la influencia de espíritus benefactores que le ayudarán a conseguir sus objetivos. Por tanto, la mejor garantía para obtener contacto con los espíritus elevados o bienintencionados es la sincera voluntad de emplear las comunicaciones para la mejora espiritual de uno mismo y de los demás. La elevación de sentimiento y pensamiento genera en el médium y en su entorno un nivel vibratorio elevado que impide la entrada de espíritus de baja vibración que no lleven buenas intenciones.
¿Pero no puede ocurrir que una persona, sea médium o no, caiga víctima de las influencias de los espíritus negativos, y aunque quiera cambiar, no pueda retomar el buen camino por culpa de ellos?
No. Depende de uno mismo seguir por un camino u otro. Puede ser difícil deshacerse de antiguos compañeros de fechorías, que tratarán de influir para no perder a su víctima, pero no pueden más que la propia voluntad de uno mismo, ya que sería una vulneración de la ley del libre albedrío de cada uno. Además, como ya he dicho, todos tenemos un espíritu guía personal, un ser altamente evolucionado que es nuestro tutor espiritual y protector. Es el que ha sido llamado por la religión “el ángel de la guarda”. Este ser tiene más poder por sí mismo que todos los espíritus inferiores juntos y siempre está a nuestra disposición para orientarnos y estimularnos en el camino correcto. Si él quisiera podría apartar de un plumazo a los espíritus menos evolucionados que nos molestan continuamente. Pero ocurre muchas veces que la persona no quiere esta ayuda y, por respeto a su libre albedrío, el “ángel de la guarda” se mantiene a la espera, permitiendo que su pupilo se junte con las compañías que ha querido buscarse, aguardando el momento en que quiera volver a escucharle. También existen otros seres, que aunque no son tan evolucionados, nos suelen seguir la pista para ayudarnos, como por ejemplo ciertos seres queridos o
familiares, y amigos ya fallecidos u otros espíritus benefactores, que aunque no nos son conocidos se dedican a ayudar a quien lo necesita. Pero nuevamente, si la persona no quiere escucharles o recibir su ayuda no tienen más remedio que esperar una mejor ocasión.
¿Y cómo deshacerse de la influencia de estos espíritus negativos?
Con la actitud que tomemos. Cuanto más vivamos sintiendo, pensado y actuando conforme a la ley del amor, más nos atraeremos la influencia de los espíritus superiores y menos posibilidades daremos a los espíritus inferiores de molestarnos.
Continuará...
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Autor: Vicent Guillem
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