Los diez mandamientos a la luz de la ley del amor, continuación...


Vigésima primera entrega de la Ley del Amor

También hay personas que prometen la adquisición de poderes espirituales a través de ciertos rituales o sortilegios. ¿Qué hay de cierto en ello?
Nada. Por supuesto, se trata de promesas falsas que sólo pueden engañar a incautos. Ya hemos dicho que el tener desarrolladas determinadas capacidades, como la telepatía o la clarividencia, está exclusivamente ligado al avance espiritual en el amor. Por lo tanto, nadie va a adquirir superpoderes a través de estas prácticas. 


Perdona que insista en este punto pero ¿qué opinión tienes de la hechicería y los sortilegios? ¿Es cierto que funcionan? Quiero decir, ¿se puede conseguir que ciertos espíritus colaboren en las peticiones que uno hace, sean estas incluso con propósito de hacer daño, como el mal de ojo o el budú? ¿Tienen algún fundamento?
Ni los sortilegios ni los hechizos se pueden considerar prácticas espirituales. Al igual que los rituales, los hechizos son un juego, a veces inofensivo, cuando lo que se pide no implica un daño para nadie, como el que pide que le toque la lotería; pero a veces es muy macabro, puesto que lo que se pide se hace con la intención de perjudicar a otras personas, con lo cual lo que se manifiesta es una intención egoísta. Es cierto que hay espíritus negativos que pueden ligarse a ciertas peticiones de encarnados con malos propósitos, que tienen el mismo tipo de malas intenciones, y que pueden intentar perjudicar a personas concretas. Esto no quiere decir que lo consigan, pues sería una violación del libre albedrío de los encarnados si a estos espíritus se les permitiera perjudicar a cualquiera sólo por el deseo de ellos mismos o de un espíritu encarnado de hacerle daño. Si los espíritus negativos tuvieran capacidad de dañar a quien quisieran, os aseguro que no dejarían títere con cabeza. Ya hemos dicho que su nivel de influencia es limitado y sólo podrán influir negativamente en aquellos que por sus bajas intenciones permitan esa mala influencia, o que por miedo y autosugestión, acaben creyendo que es real. Por tanto, la mejor protección que uno puede tener frente a la influencia de espíritus negativos es su propia actitud ante la vida. El que actúa de buena fe en la vida, procurando no perjudicar a los demás, se protege automáticamente frente a ese tipo de influencias. Es más bien el que quiere perjudicar a los demás a través de la hechicería la víctima más frecuente de este tipo de prácticas, pues se atrae para sí mismo la influencia de aquellos mismos espíritus negativos que, frente a la imposibilidad de dañar a otros, se cebarán con aquel que les abrió la puerta con sus malas intenciones. Por la ley de causa­efecto, aquel que utilizó la hechicería contra los demás se expone, en el futuro, a ser la víctima de actos de hechicería de otros, y de esta manera experimentará en sí mismo las consecuencias funestas del mal que generó contra los demás. 


Entonces, ¿qué opinión tienes de las personas que afirman encontrarse mal porque alguien les ha echado mal de ojo o porque se sienten atormentados por algún espíritu negativo?
En la mayoría de casos no es cierto. Es cierto que se sienten mal, pero no es porque nadie les haya echado mal de ojo, sino por sus propios problemas emocionales o actitudes egoístas. Hay personas que al creer que los espíritus les pueden perjudicar, les entra el miedo, y crean en su imaginación los seres malignos a los que tanto temen. Esto les hace debilitarse y deprimirse emocionalmente, con lo cual ellos mismos se generan el malestar por autosugestión. Todo esto ocurre porque es más fácil culpar del malestar a los demás que profundizar en uno mismo para saber de dónde viene ese malestar.
¿Pero puede haber casos reales de influencia de espíritus negativos? ¿Existen personas endemoniadas o poseídas por espíritus malignos?
Los endemoniados no existen porque no existe el demonio. La mayoría de “endemoniados” que aparecen en las Escrituras eran en realidad enfermos mentales, personas con trastornos psicológicos muy fuertes, algunos de ellos provocados por haber vivido circunstancias altamente traumáticas, mientras que otros podían ser víctimas de enfermedades infecciosas como la rabia. Pero es cierto que cuando uno genera egosentimientos se puede atraer la influencia de espíritus negativos que los alimentan todavía más. Y no es porque les hayan echado una maldición y que esta sea efectiva, sino que es un proceso causado por uno mismo. Pero es cierto que puede haber personas influenciadas en mayor o menor medida por espíritus posesores por diferentes motivos: algunas porque pidieron contactar con espíritus negativos, otras porque tienen alguna debilidad que atrae su influencia, como por ejemplo la adicción a drogas, o porque mantienen actitudes egoístas altamente negativas. Otras influencias se dan porque el encarnado ha cometido actos negativos en el pasado contra el espíritu desencarnado que le atosiga y éste tiene el deseo de resarcirse del daño recibido. Pero normalmente esta influencia es bastante limitada, generalmente se limita a generar pensamientos negativos en la mente de la víctima y nunca llega a convertirse en una posesión. Las personas que tienen el don de la mediumnidad pueden se molestadas de una manera más contundente por los espíritus negativos, pues su propia naturaleza favorable al contacto con el mundo espiritual les predispone a que ese contacto sea más intenso. Pero esto sólo ocurrirá en el caso de que se dejen llevar por bajos instintos o actitudes perversas. Los casos de posesión que veis en las películas de miedo son pura fantasía. 


En esos casos, ¿cómo se puede liberar uno de esa influencia? ¿Los llamados “exorcismos” tienen algún poder para liberar de las influencias de los espíritus negativos?
Ya lo hemos dicho. Si hay algún espíritu negativo molestando suele ser reflejo de que, por nuestra actitud, le hemos permitido entrar. Un cambio de actitud positivo, es decir, mediante el abandono los malos hábitos generados por el egoísmo, nos liberará de esa influencia, y no por la práctica de ningún sortilegio o ritual determinado, como lo que llamáis exorcismo, el cual, aparte de ser inútil, también resulta ridículo. 


¿Las limpiezas energéticas, basadas en la transmisión de energías a la persona afectada, pueden servir de ayuda para liberarle de la influencia de un espíritu negativo?
Ayudan, si el transmisor de esas energías es un buen canal energético y no utiliza su capacidad con fines egoístas, pues los espíritus avanzados pueden actuar a través de él para liberarlo esa influencia. Pero si uno mantiene su actitud negativa, ese efecto será pasajero. Por lo tanto no depende de otros, sino de uno mismo, el liberarse de las influencias de los espíritus negativos. 


¿Hay personas que son sensibles y pueden percibir ambientes donde hay espíritus negativos, sin que sea por una mala actitud de ellos mismos?
Sí. Pueden sentirse cansados y agotados. Pero ese malestar será pasajero y desaparecerá cuando se abandone el lugar. Es decir, que no se le va a “pegar” algún espíritu negativo para atormentarle por el hecho de haber estado en un ambiente frecuentado por espíritus de baja vibración, como creen algunas personas. A veces ese mal ambiente lo generan los propios encarnados con sus egosentimientos. Las personas que son sensibles pueden captarlo y sentirse mal, pero sólo será una sensación pasajera.




Continuará...


Extracto del libro  “La ley del amor” - Las Leyes Espirituales II de  Vicent Guillem