¿Entonces el divorcio no contraviene ninguna ley divina?
Por supuesto que no. Al contrario, permite que se pueda ejercer el libre albedrío y la libertad de sentimiento. Ya lo hemos dicho, nadie está obligado a perpetuar una relación si no lo desea y no va a ser el mundo espiritual quien ponga trabas al libre albedrío y a la libertad de sentimiento del ser humano.
Hay personas que interpretan que el aumento del número de divorcios es un reflejo de que hay una disminución del sentimiento de amor dentro de las parejas. ¿Están en lo cierto?
No. Es un reflejo de que existe mayor libertad para romper las relaciones y de que las personas se sienten con mayor libertad para desprenderse de las relaciones cuando no les son satisfactorias. Si antes no había más divorcios no era porque las relaciones fueran mejores, ni porque hubiera más amor, sino porque o bien la ley no permitía el divorcio, o bien porque, aunque lo permitiera, la educación represiva hacía que muchas personas se sintieran obligadas a continuar la relación aunque no se sintieran enamoradas.
Ya que estamos hablando del mandamiento "No prostituirás", me gustaría que me dieras tu opinión sobre la prostitución, desde el punto de vista espiritual.
La prostitución es un reflejo del poco avance que existe respecto al desarrollo de los sentimientos, pues un espíritu avanzado no concibe mantener una relación sexual sin amor, y mucho menos sin que haya un deseo mutuo entre los que la mantienen. El que se satisface con la sexualidad de la prostitución refleja pobreza de sentimientos y predominio del instinto sobre el sentimiento y la sensibilidad.
Ya, pero ¿cómo se debería legislar respecto a la prostitución? ¿Se debe permitir o prohibir?
Se debe prohibir en todos los casos que impliquen a menores de edad, y se debe perseguir tanto a los proxenetas como a los clientes, en este caso pederastas, y proteger a los menores para que no vuelvan a sufrir ningún tipo de abuso. En el caso de la prostitución que implica a mayores de edad, se debe prohibir la prostitución forzosa, es decir cuando la persona que ejerce la prostitución ha sido obligada o presionada de algún modo para ejercerla, y la justicia debe perseguir a aquellos que la obligaron a prostituirse, pues están vulnerando su libre albedrío, y también al cliente si es conocedor de que la persona está ejerciendo la prostitución en contra de su voluntad. Se debe proteger a la persona que ha sido prostituida para impedir que sufra más daño. También los gobiernos deben procurar el sostenimiento de las personas con escasos recursos económicos para que nadie ejerza la prostitución por necesidad económica, pues hay quien recurre a ella como última opción para ganarse su sustento o el de su familia, porque no tiene otra forma de conseguirlo, pues esto es una forma de prostitución en la que la propia sociedad es cómplice. No obstante, no se puede prohibir cuando una persona, con plena posesión de sus facultades y por decisión libre y voluntaria, sin que haya una necesidad de sostenimiento familiar, quiera vender su cuerpo. Aunque una decisión así refleja poco avance del interior, no es objeto de vulneración de su libre albedrío, pues lo ejerce por su voluntad, ni el cliente incurre en delito, pues no forzó su libre albedrío.
Por otra parte, añadiré que una prohibición total de la prostitución, conforme está vuestro mundo, donde hay una gran demanda de satisfacción del instinto sexual bastante primitiva y una falta del respeto del libre albedrío, no serviría para erradicarla. Más bien tendría como consecuencia un incremento de los casos de violaciones y abusos sexuales y el que la prostitución se ejerciera de manera clandestina. Si lo miramos bien, las personas que se dedican voluntariamente a la prostitución en vuestro mundo evitan muchas violaciones y abusos sexuales, puesto que satisfacen voluntariamente los bajos instintos de muchos espíritus poco avanzados, que en ausencia de esa posibilidad buscarían satisfacción sexual por la fuerza. Por ello, la erradicación de la prostitución en vuestro mundo no se puede producir de manera forzosa, sino que sucederá cuando los seres humanos aumenten su sensibilidad lo suficiente como para que el deseo sexual pase de ser una satisfacción de un instinto biológico, a transformarse en la expresión de unos sentimientos de amor de pareja. Y para que todo ello ocurra es necesario que el ser humano pueda tener libertad de sentimiento y libertad respecto a su sexualidad. Entonces, las relaciones sexuales serán naturales y no un negocio ni un motivo de explotación.
El siguiente mandamiento es "No robarás".
Sí. Generalmente, uno entiende por robar el hurto, el acto de quitar a otro una posesión material que le pertenece sin su consentimiento, y considera ladrones sólo a los carteristas, a los asaltantes de bancos, joyerías y otros establecimientos. Pero yo os digo que el que priva al trabajador del justo salario para enriquecerse con ello, el que acumula poder y riquezas a costa del perjuicio, el sufrimiento y la necesidad de los demás, utilizando el engaño, el fraude, el chantaje, aunque las leyes nunca lleguen a encontrar su delito es el mayor ladrón que existe. Por eso el mandamiento de "No robarás", se puede agrupar en uno sólo junto con el de "No dirás falso testimonio ni mentirás" y el de "No codiciarás los bienes ajenos" puesto que todos forman parte de una misma intención, la de perjudicar a los demás para satisfacer el propio egoísmo. De acuerdo con ello se puede enunciar un consejo que reúne a los tres mencionados, que sería este: "No actuarás movido por el egoísmo para perjudicar a los demás. Las manifestaciones del egoísmo más materialistas son la avaricia, la codicia y la ambición, pues son las responsables de que las personas se entreguen a la acumulación de riqueza y poder sin prestar atención al daño que causan a los demás. Pero también otras manifestaciones del egoísmo que no son materialistas, como todos los egosentimientos que tratamos en el tema de las relaciones personales como el apego, los celos, el odio, la rabia, la absorbencia, el rencor y el despecho causan daño a los demás.
Si una persona se enriquece sin causar perjuicio a los demás, ¿incurre en algún tipo de deuda espiritual o vulnera la máxima de "no actuarás movido por el egoísmo para perjudicar a los demás"?
No vulnera el mandamiento, pero tampoco refleja un gran avance, ya que el espíritu avanzado no ambiciona la riqueza ni malgasta su tiempo y esfuerzo en lograr ser rico, pues nada le atrae de esa condición. Puede que no cause perjuicio directamente, pero si posee la riqueza o el poder material y no lo emplea en ayudar al prójimo, sino más bien en satisfacer caprichos materiales, desaprovecha una buena oportunidad de ayudar a los demás y de avanzar en su propia evolución en el amor, pues aunque pudo hacer mucho bien no lo hizo. Si un espíritu encarnó pidiendo la riqueza material para utilizarla en el bien común, y una vez encarnado, se dedica a emplearla en satisfacer su egoísmo, fracasa en su misión. En cualquier caso, en vuestro mundo resulta difícil que una persona se enriquezca sin causar perjuicio a nadie, a no ser que sea porque recibe una herencia o le toque la lotería, pues en vuestra forma de funcionar en la economía y el comercio impera la ley del más fuerte, y la gente de buena voluntad difícilmente puede prosperar en un sistema tan agresivo sin contagiarse de sus malas prácticas.
¿A qué te refieres exactamente?
Pues a que el sistema económico que impera en la Tierra, que llamáis capitalismo, es un sistema que nace del egoísmo del ser humano y contradice este mandamiento de cabo a rabo, pues se puede decir que es un sistema que permite y persigue el enriquecimiento desmesurado sin freno, sin el más mínimo respeto por los derechos del ser humano.
Yo no entiendo mucho de economía, pero la verdad es que se me antoja bastante complicado entender qué es lo que mueve la economía mundial, con tantos indicadores macroeconómicos. Observo que existen muchas desigualdades, injusticias y mucha pobreza que cada vez va a más, y esto se agudiza en épocas de crisis económica como la actual. Me parece difícil vislumbrar un futuro mejor para el ser humano tal y conforme estamos y tampoco veo cuál es la solución.
Es más sencillo de lo que parece, aunque se os hace creer que todo es complicado y que nadie es responsable de que las cosas funcionen de ese modo, para que no veáis ninguna solución ni podáis exigir responsabilidades a nadie. Vuestro sistema económico actual es como una gran empresa de tipo piramidal. Se basa en un sofisticado sistema de préstamo con intereses crecientes donde cada intermediario va incrementando el interés para obtener un beneficio, asfixiando al que recibe el dinero en última instancia y no lo presta, pues este ha de devolver el préstamo y su interés con su trabajo o su producción. Éstos, los que están en la base de la pirámide, que son la mayoría, son los que sostienen todo el sistema con su esfuerzo. El resto vive de la usura y la especulación, pues también crean mercados de compraventa especulativa donde obtienen beneficios a base de comprar barato y vender caro lo que sea.
Algunos de los productos que se compran y se vende son reales, como pueden ser los productos agrícolas, los de la ganadería, la pesca, la minería o la industria, mientras que otros son productos ficticios, lo que se llaman "productos financieros", como acciones, bonos, fondos de inversión. En realidad, en la actualidad todo es muy simple: unos pocos se han apropiado del derecho de acuñar moneda. Es decir, tienen la máquina de hacer el dinero. Prácticamente fabrican el dinero gratis y se lo prestan a todos los demás con intereses, con lo cual todo el mundo queda endeudado con ellos, y con ese sistema consiguen que todo el mundo haga lo que ellos quieren, especulando en los mercados que ellos crearon, siempre con información privilegiada que les permite comprar barato y vender caro.
¿Tiene esto algo que ver con la crisis económica?
Sí. Las crisis económicas no ocurren por casualidad, sino que son generadas desde lo alto de la pirámide. Primero se facilita el préstamo a un interés bajo para promover el endeudamiento. A los de debajo de la pirámide, tras pasar por varios escalones de intermediarios, les llega ese dinero prestado con intereses más altos y utilizan ese dinero para hacer funcionar sus negocios o adquirir bienes, lo que produce una activación de la economía y un aumento del consumo. Esto es lo que se denomina época de bonanza económica. Hay una apariencia de riqueza y bienestar, pero es sólo apariencia, porque todo se ha construido con un dinero prestado, el cual se ha de devolver con intereses. Cuando los pescadores de arriba observan que muchos peces han mordido el cebo, es decir, que hay mucha gente endeudada, tiran del sedal para recoger a su presa. Es decir, en un determinado momento cierran el grifo del préstamo. Esto hace que el dinero escasee. Para obtener crédito hay que pagar un interés más alto y los préstamos que ya han sido concedidos aumentan también su interés. Todo esto obstaculiza la actividad económica. Los que se endeudaron no pueden hacer frente a los pagos de los préstamos y se les desposee de todos sus bienes. El nivel de vida de la población empeora notablemente mientras toda la riqueza que se ha generado en ese periodo pasa a manos de los que dominan el sistema. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Así es como se produce una crisis económica.
¿Y qué solución tiene todo esto?
La solución es muy simple: renunciar al egoísmo, a la codicia, a la avaricia, cada uno en la posición en la que esté, y empezar a compartir, a ver al otro como a uno mismo y a procurar el bienestar del otro tanto como el de uno mismo. Si todos dieran ese paso el mundo cambiaría rápidamente. Este sistema se sostiene porque abunda la avaricia, la codicia y la ambición en el ser humano, y escasea el amor y la generosidad. Hay poca disposición a compartir. El que tiene mucho no se conforma con lo que tiene. No piensa en compartir su abundancia con el que tiene menos, sino que aspira a tener más todavía, más dinero y más poder, aunque sea a costa de perjudicar a los demás. Muchos de los que tienen menos desean ser como los que están arriba, triunfar en la vida y ser ricos y poderosos. Harían lo mismo que el que tiene mucho en sus circunstancias. Por eso no es suficiente con que cambien los que están arriba, sino que tiene que haber un cambio de conciencia general, que englobe a todo ser humano, en el sentido de reconocer que en realidad todos somos seres espirituales, hermanos que compartimos un mismo camino, el de la evolución espiritual, y un mismo destino, llegar a ser felices a través de experimentar el amor, y que para ello nos necesitamos los unos a los otros. Es necesario comprender que acumular riquezas no sirve para nada porque no nos hace felices, pero que privarnos de lo que necesitamos para vivir sí que genera sufrimiento, con lo cual, si hay de todo en abundancia y compartimos lo que hay nadie sale perjudicado y todos salimos beneficiados. Pero repito, para eso hay que renunciar a la acumulación de riquezas y estar dispuestos a compartir.
Eso me parece muy bonito pero muy utópico. Creo que debería haber más concreción en las medidas.
No hay un recetario de medidas a tomar, si eso es lo que me pides, porque todo depende de la intención y la buena voluntad del ser humano de renunciar al egoísmo y de una mayor disposición hacia el amor fraternal y a compartir. Sin esa predisposición todo esfuerzo sería inútil. Debería haber un deseo de la mayoría de la gente favorable a realizar los cambios que conduzcan a una sociedad basada en el amor, una buena disposición a colaborar activamente en su implantación, pues nada se puede hacer por imposición ni sin colaboración de todos en general. Debería elegirse como gobernantes a personas que tuvieran una alta capacidad espiritual, personas amorosas, humildes, de gran generosidad, desprovistas totalmente de codicia, de avaricia y de ambición, conocedoras de la situación y dispuestas a aplicar medidas que fomenten el bien común, la justicia social y la redistribución equitativa de la riqueza. Ellos sabrían lo que hacer en cada momento. Una de las cosas que debería realizarse con mayor urgencia es desmantelar todo ese sistema económico basado en la usura y la especulación y promulgar leyes más justas y equitativas que persigan y eviten que las prácticas egoístas vuelvan a controlar el mundo. Por eso el mandamiento "No actuarás movido por el egoísmo para perjudicar a los demás" se completaría del siguiente modo: "Promoverás el bien común, la justicia social y la redistribución equitativa de la riqueza".
Continuará...
Extracto del libro "La ley del amor" - Las Leyes Espirituales II de Vicent Guillem