El desapego


La ley del desapego dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.

Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos.

Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad – y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

El desapego es una lección difícil de aprender ... y consiste en liberarnos de un resultado específico, de no aferrarnos a una visión limitada, ni pretender que las situaciones se acomoden a nuestros deseos.

Cuando optamos por el desapego podemos ser libres, disfrutar de nuestra pareja, amigos o cosas que nos mantienen atados porque las poseemos. No hay que mostrar desinterés o ser frío o dar señales de desamor, sino ser decididos y no tener miedo a esa pérdida que nos mantiene apegados.

El desapego es no depender de lo que tenemos o de una persona con la que tengamos vínculos afectivos, es lograr ser autónomos aunque no consigamos cosas o una persona en especial, y un exceso de apego sería vivir esclavizado, vivir con miedo.

El desapego nos ayuda a evolucionar, y no es fácil, depende de lo que cueste desatarse y cortar los lazos que te impiden crecer. La clave es ilusionarte y luego aceptar la situación y vivirla  con desapego, y así conseguimos lo que deseamos porque desarrollamos la confianza en nuestro propio poder para conseguir lo que deseamos.

Soltar es la esencia de la práctica espiritual. Soltar el apego a las cosas materiales y sutiles, a las experiencias malas y buenas, a los juicios mentales que me detienen en una mirada anclada en el tiempo. Cuando no hay apego las cosas son libres para fluir a su modo ya que el apego funciona como un fuerte sistema de apoyo y dependencia, produciendo un fuerte aferramiento a las cosas incluso provocando tensiones, estrés, miedo, dolor y sufrimiento. 

Según Buda el apego alimenta el anhelo con toda su energía y juntos se convierten en la causa principal de sufrimiento. Se apoyan siempre sin excepción, el uno al otro. Más deseamos, más nos apegamos, tanto al objeto del deseo como a la misma pasión del deseo. Por lo tanto el apego refuerza el poder del deseo como a la misma pasión del deseo. Son totalmente interdependientes. 

Cuando soltamos el apego, el deseo se queda solo y sin poder, sin un apoyo que mantenga su energía. Como resultado de ello, el ego consciente comienza a SER conscientemente y se produce lo que el budismo llama ¨la extinción del deseo¨. 

Pongamos un ejemplo práctico: si deseo una bella casa, ese deseo original me llevará a pensar que es una excelente idea comprar (poseer) esa casa, mientras que me voy identificando totalmente con ambas cosas (idea y deseo). Mi deseo aumenta a medida que crece mi apego por tener la casa. Finalmente encuentro el modo de compararla pidiendo parte del dinero prestado. Si por el contrario, logro abandonar o soltar mi apego de poseer ese bello objeto y me separo del deseo y de la idea de poseer esa bella casa, mi mente quedará libre de toda atadura. Mi consciencia experimentará ese espacio ilimitado en el que ni el deseo, ni la idea o pensamiento me perturbarán. En ese espacio de libertad y autonomía podré decidir de verdad, si necesito o no esa casa. Al liberarme del apego, me habré liberado a mí mismo de la esclavitud de la dependencia emocional y psicológica. 

Por supuesto que las formas más sutiles de apego son las más difíciles de erradicar, como el apego a emociones, al poder, a vínculos, a respuestas e ideas con las cuales nos identificamos como si fuesen una extensión de nosotros mismos. Lo que es más fuerte en nuestra esclavitud es la relación que se establece entre un objeto o persona y mi respuesta en ese feedback. Eso es lo que debo observar con claridad para desandar mi anhelo. 


Sólo podré soltar de verdad, cuando comprenda mediante la VISIÓN INTERIOR de la meditación, la red sutil a la que estoy amarrado entre la idea, el deseo y el tener aquello que deseo.

Extracto de Desapego clave de la felicidad de Thais Alonso