"Todo guerrero de la luz ya tuvo alguna vez miedo de entrar en combate."
"Todo guerrero de la luz ya traicionó y mintió en el pasado."
"Todo guerrero de la luz ya recorrió un camino que no le pertenecía."
"Todo guerrero de la luz ya sufrió por cosas sin importancia."
"Todo guerrero de la luz ya creyó que no era un guerrero de la luz."
"Todo guerrero de la luz ya falló en sus obligaciones espirituales."
"Todo guerrero de la luz ya dijo sí cuando quería decir no."
"Todo guerrero de la luz ya hirió a alguien a quien amaba."
"Por eso es un guerrero de la luz; porque pasó por todo eso y no perdió la esperanza de ser mejor de lo que era.
Un guerrero de la luz a veces piensa: "Todo lo que yo no haga, no será hecho".
Pero no es exactamente así: él debe actuar, pero debe dejar también que el Universo actúe en su debido momento.
Un guerrero, cuando sufre una injusticia, generalmente procura quedarse solo, para no mostrar su dolor a los otros.
Una cosa es dejar que su corazón cure lentamente las propias heridas. Otra cosa es permanecer todo el día en meditación profunda, con miedo a parecer débil.
Dentro de cada uno de nosotros existe un ángel y un demonio, y sus voces son muy parecidas. Ante la dificultad, el demonio alimenta esta conversación solitaria, procurando mostrarnos cuán vulnerables somos. El ángel nos hace reflexionar sobre nuestras actitudes, y a veces necesita manifestarse a través de la boca de alguien.
Un guerrero equilibra soledad y dependencia.
El guerrero de la luz a veces actúa como el agua, y fluye entre los obstáculos que encuentra.
En ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces, él se adapta a las circunstancias. Acepta sin protestar que las piedras del camino tracen su rumbo a través de las montañas.
El guerrero está atento a las pequeñas cosas. A veces es duro consigo mismo, pero prefiere actuar así.
Paulo Coelho.