El Chisme. Sus porqué



Fruto dilecto de cualquier conversación, el chisme es esencialmente social. Una vez que se dispara, sus consecuencias son impredecibles

Seguramente muchas personas opinan que: "El chisme es bueno para entretenerse y para reírse. El cotorreo es el fruto dilecto de cualquier conversación.



A pesar de enfrentar a una oposición sesuda, el chisme derrota a cualquier intento un poco más profundo que se le presente. Le quita audiencia, lo vuelve poco económico y lo expulsa del mercado. ¿Por qué le va tan bien? "Si una noticia contiene los ingredientes de un chisme, arrasa con cualquier otra información".


Bien lo sabe la becaria que hizo tambalear al ex presidente Bill Clinton. Un simple cuento logró lo que ningún enemigo había podido hasta entonces: un descalabro en el seno mismo del gabinete estadounidense. Apenas hicieron falta una mujer, un vestido, una oficina de la Casa Blanca y la potencia abrasadora del chisme.


El chisme tiene fuerza propia, que se transmite con rapidez y que produce un interés instantáneo. "Descubrir la intimidad de otros despierta atención en forma natural. Además, aunque sea por un instante, el chisme produce alianzas porque vuelve cómplices a quienes disfrutan compartiéndolo", asevera.


- ¿El hábito de rumorear es inherente al ser humano?

- Sí, es esencialmente social. Aparece como una verdad popular socializante. El chisme usa a la gente para su propagación. Incluso, aunque se pretenda sofocarlo, siempre se escapa. En todos lados hay ruedas de chusmas, ya sea en los barrios, en las oficinas o entre los amigos. Nace en un grupo y se expande hacia otros. Para colmos, sufre deformaciones mientras viaja de boca en boca, por lo que sus implicancias son impensadas.

- ¿Cuál es la relación entre el chisme y el inconsciente?

- El cotilleo encubre una realidad. Los comportamientos que nos dañan o que nos hacen sentir mal, comúnmente los exteriorizamos a modo de chisme. Es decir, las personas se enganchan con temas que tienen que ver con ellas mismas. Por ejemplo, si tenemos miedo de que nuestra pareja nos sea infiel, hacemos públicas todas las indiscreciones sobre conocidos promiscuos. De ese modo, manifestamos nuestros miedos, pensamientos deseos o frustraciones más profundas.

- ¿Por qué somos chusmas?

- Hay una necesidad compulsiva de hablar de los otros. Además, los cuentos entretienen. Cuando dos personas se encuentran y carecen de temas en común o no tienen nada para hablar, suelen recurrir al chisme.

- ¿El chismoso se deleita con su relato?

- El chisme sirve para opinar de terceros. El chismoso se pone en lugar de juez y, aunque no lo diga, deja entrever que se siente superior a al sujeto del cual está hablando. Más que deleitarse, el chismoso usa su relato para criticar y para condenar ciertos comportamientos.

- ¿Cuán morbosa es la patraña?

- Todo cuento nace de la necesidad de extraer o de mostrar lo malo de un tercero que no está presente. Y justamente esa ausencia brinda la posibilidad de hurgar en su vida sin que se defienda.


- ¿Cómo describe a las personas indiscretas?
- De alguna manera, tienen menos vida propia porque están pendientes de la ajena. Son inseguras, envidiosas, calculadoras, frustradas y astutas. Saben cómo obtener información e invierten su tiempo en esa tarea.

- ¿Por qué disfrutamos contando un chisme?

- Hacer circular un buen chisme asegura que ese será el tema de conversación. Además, el chisme nos recuerda que el vecino, el jefe y hasta la gente famosa tiene deseos y cometen equivocaciones al igual que el hombre común. De esa forma, se produce un alivio porque sentimos que todos somos iguales.

Pocas personas se salvan de las murmuraciones. Por ello, no darles importancia y, por las dudas, tratar de ser siempre el último en irse de una reunión de amigos. Ya lo dijo Bernard Shaw: el chisme es como una avispa; si no puedes matarla al primer golpe, mejor que no te metas con ella.


Fuente: www.lagaceta.com.ar